Quien diría que, a pesar de toda la devastación a mi alrededor, la noche aun seguiría siendo hermosa, tal y como la recuerdo cuando era tan solo una joven niña persiguiendo las luciérnagas entre medio del césped podado, en plena oscuridad del campo a las afueras de la ciudad. Esta noche las estrellas brillaban como si no fuese haber un mañana y la luz de la luna llena iluminaba mi rostro, trato de no pensar en aquella época que ya está olvidada en la humanidad mientras termino de preparar mis cosas antes de partir hacia otro lugar seguro antes del amanecer.
Me pongo mi chaqueta de cuero desgastada, escondo un par de cuchillos de cocina en mis pantalones y cierro la cremallera de mi mochila con todas mis pertenecías dentro de ella antes de colgármela en la espalda y así comenzar mi rumbo.
En el día nadie quería salir de su refugio o donde quiera que estén escondidos y la noche les pertenecía a las bandas de pandillas, así que nadie está a salvo. Bajé las escaleras del edificio en donde me encontraba y procuraba no pisar los vidrios rotos, también evitando las columnas de rocas que había en mi alrededor. Tenía que salir lo más silenciosa posible de ese lugar o podrían encontrarme alguna banda y tomarme como su prisionera, he visto lo que hacen con sus víctimas, hacen lo que sea para satisfacer sus necesidades carnales y yo no he podido ser de mucha ayuda a aquellas mujeres que han caído en sus manos.
Llegué al primer piso de éste y con sumo cuidado salgo por la misma ventana rota la cual antes había utilizado para entrar, miro hacia todas las direcciones posibles antes de comenzar mi caminata nocturna por el medio de los escombros de lo que quedaba de la ciudad. Debo encontrar otro lugar seguro antes del amanecer o estaré jodida.
Conocía más o menos la ciudad como si fuera la palma de mi mano, sé por dónde debo ir, pero a lo largo del día, siempre cambia. La mayoría de los edificios, rascacielos que había ya no estaban en pie, hay muchos escombros alrededor y eso tan solo significa que ya han pasado por aquí.
Giré mi rostro hacia otro lugar y seguí avanzando bajo la luz de la luna y las estrellas, las únicas que me acompañaban. No siempre estuve sola en este mundo que se está derrumbando. Mi madre, fue una de las primeras víctimas que hubo en este apocalipsis, la amaba con mi vida, pero uno de esos monstruos me la arrebató de mis manos y se la llevo a quien sabe dónde.
Ese fue el principio, elegían personas y se las llevaban por un portal hacia otro lugar. Luego vinieron los guerreros y comenzaron a devastar nuestro mundo, no sé qué vendrá en el tercer lugar, pero yo he sobrevivido por suerte. Desde ese día, juré por mi vida que cruzaría todo el mundo o el universo hasta poder encontrarla, es la única familia que me queda.
Sumida en mis pensamientos, escuche un estruendoso ruido que provenía cerca de mí, rápidamente corrí hacia un gran escombro de un edificio y me escondí detrás de éste, esperando que nadie me encontrara, saqué uno de los cuchillos de cocina que mantenía escondido en mi pantalón y lo mantuve sujeto firmemente entre mis manos, preparada para atacar en cualquier momento.
Asomé mi rostro por la orilla de la roca para poder tener una mejor visión de lo que estaba pasando y alcancé a ver a dos grupos de personas lanzándose rocas, tan solo eran dos bandas peleando por su territorio, nada de otro mundo.
En el momento en que los monstruos llegaron a nuestro mundo, la tecnología colapsó completamente, no teníamos luz, ni siquiera agua. Las armas de fuego no funcionaban por alguna extraña razón y es por eso por lo que las personas optaron por lo medieval; rocas, lanzas, cuchillos, entre otras cosas.
Cerré los ojos y solté un suspiro de alivio. Al parecer estaban tan ocupados lanzándose rocas que ni siquiera notaron mi presencia o los metros que nos separaban, pero esto iba a durar un par de horas para que terminara. No tenía otra alternativa que quedarme ahí escondida y retrasar mi plan. Escondí nuevamente el cuchillo en mi pantalón y me senté en el suelo a esperar a que los sonidos cesasen.
Quien pensaría que nos convertiríamos en esto, la humanidad contra humanidad para poder sobrevivir, la ley del más fuerte ¿Es que acaso los seres humanos somos tan egoístas que solamente pensamos en nosotros mismos?, yo creo que por eso está ocurriendo todo esto. Es como si estuvieran fumigando las hormigas y luego hacer la tierra un mundo mejor… o simplemente no.
Mi madre siempre me decía “Escúchame Amira, no importa que tan feo sea el mundo afuera, las personas con un corazón noble y fuerte son las que siempre ganan algo hermoso”, pero yo no entendía a lo que se refería en ese entonces, quizás por eso se la llevaron, ella tenía un corazón noble y no merecía vivir toda esta mierda.
Junto con el principio del apocalipsis, comenzaron a haber muchas especulaciones, personas decían que era el apocalipsis de la biblia, otras personas decían que eran extraterrestres, pero yo le creo a lo último que han dicho, son seres de otra dimensión que quieren conquistarnos.
Pienso mucho sobre esa última teoría y todos sabemos, a lo largo del mundo, gracias a YouTube, había videos de “Duendes” que merodeaban la casa, yo más bien les llamo “Hadas”. Cuando tenía 5 años, pude ver un ser pequeño que estaba al lado de la cama de mi madre, exactamente mirándola. Yo no sabía lo que era en aquel entonces, tampoco estaba asustada, pero mi madre siempre me decía que venían a visitarla personitas para poder curarle su enfermedad. Ella es invalida, al nacer yo, hubo un incumplimiento grave por parte del Hospital y quedo parapléjica. Desde que tengo memoria, siempre la ayudaba en sus necesidades básicas.