*Narra _______*
- ¿Estas nerviosa? - pregunta Cedric después de un largo rato de silencio.
- La verdad es que sí, nueva escuela, nuevos compañeros, todo nuevo. - solté un suspiro bastante pesado. - ¿Que casa crees que te asignen? - lo miré con tristeza, sabiendo que no nos iba a tocar juntos.
- La verdad no sé... ¿Tu cual crees que te asignen?
- Creo que los dos sabemos esa respuesta... - miré a través de la ventana del tren.
- Quizá eso cambie. - tomó mi mano.
Los dos miramos al pasillo por un ruido de varios alumnos pasando.
- ¡Ay si Cedric! No me iré a Slytherin. - apareció Draco Malfoy imitando la voz de una chica. - ¿Sigues de ingenua pensando que te irás con los perdedores de Gryffindor, Riddle? - soltó una carcajada.
- No la molestes Malfoy. - habló Diggory amenazante.
- Vaya, ¿así que, podría decirse que ya tienes novio? - sonrió burlonamente.
- Déjame en paz. - dije mirándolo fulminante.
- ¡Uuy! Me das miedo. - se volvió a burlar. - Mejor vámonos, no quiero perder mis lugares de siempre. Bye, Bye RIDDLE. - hizo más énfasis en mi apellido, lo hacía para burlarse de quien era hija, eso me molestaba bastante y más por que hacía entender que yo era como mi padre.
- Solo ignoralo, tan solo pensemos que cuando era bebé a su padre se le cayó mientras hacía su viaje como mortifago. - me reí ante tal comentario.
- Muchas gracias por defenderme. - le sonreí. - Veré si está la señora de los dulces, quiero unas grageas.
- Trata de no toparte con Draco y si te molesta, de ser posible, avienta lo por una ventana con el tren en movimiento.
- Eso haré. - sonrei y salí de la cabina.
Caminando por el pasillo, todos los estudiantes me miraban y se hacían a un lado mostrando temor. Esto me incomodó bastante. Encontré el carrito de los dulces frente a otra cabina y varios alumnos estaban comprando. Me acerqué y a través de la entrada de esta cabina pude distinguir a un Weasley.
- ¿Estás diciendo que la hija del señor tenebroso estará en hogwarts? - preguntó en pelirrojo con tono de burla.
- Me parece que es un tema serio Ronald, ponte a pensar que como su hija, tal vez intente matar a Harry. - me sentí mal con esto que dijo la chica castaña.
- No lo creo. - me asomé un poco al escuchar una voz más. "Harry Potter" lo reconocí enseguida.
- ¿Y por qué? - cuestionó confundida la chica.
- ¿No les parece extraño? Dumbledore la dejó entrar a la escuela. - habló Harry. - No creo que sea tan mala.
- Eso suena tonto. Ser hija del mago más malvado y ser inofensiva, vaya tontería ¿no creen? - dijo Weasley.
- No sabemos Harry, será mejor que tengamos cuidado. De todas formas tratare de averiguar cómo es ella. - dijo la chica.
- Suena gracioso, la hija inofensiva del que no debe ser nombrado.
- ¿Quieres algo del carrito? - me preguntó la señora vendedora. Los tres chicos miraron a nuestra dirección.
- Emmm... No muchas gracias... - mire a los chicos. - Con permiso.- les dije.
- ¿Nos habrá escuchado? - escuché la voz de la chica.
- Oh no... Ahora la hija de Tom Riddle estará atrás de mi. - habló Ron con miedo.
Me alejé y me fui a mi lugar del tren. Entré en silencio y vi que mi acompañante estaba dormido. Me senté y miré al exterior a través de la ventana.
"Que mala opinión tienen de mi, ¿Como voy a convencer a todos que no soy como él?" Suspire y me quedé dormida yo también...
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- _______, despierta... _______ Ya llegamos.- sentí como alguien me movía del hombro con suavidad.
- ¿Mmm? ¿Que? - hablé aún dormida.
- Ya estamos por llegar.
- ¿Ya? - bostece y frote mis ojos.
- Si, debes ponerte ya el uniforme. Ten tu maleta. - habló Cedric bajando mi valija.
- Está bien. - me estire un poco y fui a cambiarme.
Cuando regresé el tren ya había llegado a la estación. Me puse bastante nerviosa y traté de relajarme. Instantes después llegó mi amigo.
- Bien, vamos, nos espera nuestra nueva escuela. - me ofreció su mano y la tomé.
Caminamos hasta los carruajes. En el trayecto todos pasaban a mi lado y me miraban aún con temor. Me puse el gorro de la túnica y caminé bajando la cabeza. Al llegar pude notar que los carruajes se movían solos, me sorprendí bastante. Cedric me ayudó a subir y nos sentamos juntos.
- No es buena idea Hermione. - miré hacia donde la voz se dirigía y distinguí al chico Weasley, a Harry y a la chica. Pretendían subirse al carruaje donde estábamos Cedric y yo.
Harry Potter se subió sin pensarlo y se sentó frente a mi. Con pocas ganas sus amigos también se subieron. El ambiente se puso bastante tenso y mi amigo pudo notar mi incomodidad.
- Hola chicos. - habló Diggory. - Ya me conocen, nos vimos en el campeonato de quidditch.
- Es cierto. Eres Cedric. - respondió Harry Potter. - No te reconocí. ¿Como estas?
- Bien, les presento a mi mejor amiga. - rápidamente lo miré asustada. - Ella es _______. - trague saliva.
- Mucho gusto. Me llamo Harry, ella es Hermione y Ron. - los señaló a cada uno.
- Ho- hola. - hable con nervios y mire a otra parte.
- Dime, ¿de verdad eres hija de Voldemort? - preguntó Hermione, solté un suspiro frustrado.
- Emmm si, pero chicos es inofensiva, hemos sido amigos desde muy pequeños y como pueden notar sigo con vida. - bromeó y lo miré de mala manera, en seguida borró la sonrisa.
- Cedric, ¿participarás en el torneo de los tres magos? - Harry Potter cambió de tema.
- Si, de hecho esa es la principal razón por la cual vine a Hogwarts.
- ¿Y tú _______? - me preguntó Harry amablemente.
- Eeehh yo ammm... No lo haré. - hablé nerviosa.
Mi mirada se conectó con la de Ron y pude ver rostro de miedo aún. Le sonreí de forma amable para tranquilizarlo y en seguida me devolvió la sonrisa pero aún sin quitar el temor.
El carruaje se detuvo y bajamos los cinco de él. Mire el castillo y me asombró lo grande que era. Alguien pasó a mi lado y sentí como me empujaron.