Se escuchaban las aves cantar desde aqui adentro.
Mi cosas ya estaban ordenadas en la habitación. Cuando obrservo el reloj, noto que marcaban las seis de la tarde. Salí lentamente a la calle para hechar un vistaso a la calle. Abrí la puerta central de la casa, saqué el cuerpo lentamente. Es muy fácil observar las casas que hay a los costados. Para llegar a la vereda, solo necesito dar dos cinco pasos, en realidad, esta casa es muy comoda.
Cogí mi celular en pleno atardecer. El cielo empezaba a oscurecerce. Mire un mensaje de la maestra de baile, Angela. Ella fue mi profesora de baile en la secundaria. La última vez que nos vimos fué cuando hice promoción y realizamos un baile todo el salón. Fue ese día donde la maestra Angela me dijo que tenía talento para el baile. Hace poco, unos treinta dias atras, la profesora tuvo contacto movil conmigo. Fue ahí donde me dijo que faltaba una pareja de baile para El Gran Concurso de Baile de todos los años, no dude ni un segundo y acepte. Empecé a leer el mensaje del celular.
Hola Matiw, me enteré que ya has llegado a New York. - ¿cómo lo supo?, me puse a pensar - solo te escribo para darte la última informacion que recibi del concurso. Nos darán solo cuarenta y cinco días de ensayo y el género del año es Bachata. - me gustó. Seguí leyendo - He decidido empezar los ensayos este Sabado y todos los siguientes de dos a cinco de la tarde. Espero que estes conforme. Por cierto, tu pareja de baile tambien acaba de llegar a New York hace dos días atrás. Ella ya esta enterada y es una chica muy talentosa. Espero con ancias el sabado. ¡Nos vemos!, cuidate.
En realidad, me pareció buena la idea, respondi el mensaje con una respuesta afirmativa.
Volví a entrar a la casa, algo aburrido y con poco animo. Ningun conocido en esta ciudad, nadie con quien hablar, pareciera como si fuese el dueño solitario de la casa, estoy solo. Por cierto, no he vuelto a ver al señor bardudo.
Al día siguiente
La alarma sonó muy fuerte. Desperté algo incomodo por el ruido. Son las cinco de la mañana, tengo que salir a correr como lo hacía de costumbre en San Francisco. Me dirigí al lavabo compartido de la casa. Caminaba sonambulo, bostesando de sueño. Cogí el jabon y me lavé la cara. Me sequé. El cepillo dental se sentía en mis dentaduras. Listo, dejé mi toalla en mi habitación, heché llave y me dirigí a la calle. En realidad no sé para que le he puesto llaves a mi cuarto, nadie mas vive en esta casa. Pero en fin.
A esa hora, el cielo tornaba un azul fuerte, un cielo sin estrellas y muy nublado. Dí unos cinco pasos para abrir la rejita y empecé a correr.
3 Horas Despues
Llegué al depa a las ocho de la mañana. Tenía el cuerpo totalemente sudado, El sol empezaba a brillar y las aves cantaban desde ya. Abrí la puerta central y entré, caminaba muy cansado.
_¡uy carambas! - me sorprendí. Unos nuevos inquilinos habían llegado a la casa. Eran una pareja. El señor barbudo, sin embargo, les daba la llave de la habitación setenta y siete, a mi derecha.
_¡buenos dias! - saludo el señor al verme entrar a la casa. La pareja me miraron sin tomarme mucha importancia.
_¡buenos dias! - dijeron juntos para fingir tal educación. La chica era una rubia de un metro setenta aproximadamente. Vestia con una falda corta color azul cielo y unos tacos dorados que combinaban con su cabello largo. El chico era un moreno de la misma estatura que ella, cabello crespo, agarrado de cuerpo. Tenia un polo blanco apegado y un yin suelto.
Voltiaron sus miradas de pronto y entraron a su habitacion como dando la señal que nada les importaba. Ya tenian tiempo conversando con el señor barbudo. Cuando caminé para ingresar a mi habitación, el señor me miro sonriente.
_has traído suerte a la casa - me dijo golpeando mi hombro - ¡de donde vendras! - volvio a decir mientras habria la puerta central para irse - chau, cuidate.
Recuperé la acción y entre a mi habitación. He logrado tener vecinos muy pronto. Espero que sean amigables, necesito alguien con quien hablar, aunque, con esas miradas sin importancia que me dieron al entrar, me hace dudar que sean de buena amistad.
Me dí una ducha rapidamente y llamé para pedir una pizza. Sentía mucha hambre.