Aiden no salía de ese ático. Se la pasaba buscando una manera de poder escapar, aunque no encontraba la correcta.
Drake sabía que obligar a un ñiño de 11 años a pensar un plan elaborado era encargarle el peso de cinco elefantes, o incluso mas. Por eso le había dicho que lo dejara. Pero Aiden no parecía hacer caso.
—No soy un niño, ya soy grande— dijo Aiden.
Era la cuarta vez que Drake le decía que deje el plan, pero el seguía con la esperanza de encontrar uno.
Drake le había dejado a Aiden armar un plan, Y, aunque Aiden ya lo tenía, era muy arriesgado.
Aiden era un chico demasiado pensativo. Capaz de lograr algo que se les podía hacer imposible a niños de 11 años. Se notaba mucho que Era hijo de Eduard. Pero eso no le quitaba que wra alguien sin nada de experiencia.
—solo necesito memorizar las rutinas de toda la gente que pasa por esa calle y tendré el plan listo— dijo Aiden observando las ventanas.
—te tengo una pregunta— dijo Drake.
—Cuál es?
—estas seguro de que el plan funcionará? Dijo Drake.
—Estas diciendo que tengo que seguir asegurando los imprevistos?
—Te estoy diciendo el como tienes la certeza de que tu plan va a salir bien.
—observé y le busqué una solución a los 500 imprevistos.
—Entonces tu plan no es bueno— dijo Drake.
—tengo todo solucionado.
—tu problema es creer que tienes todo solucionado, cuando en realidad se esta cayendo a pedazos.
—los imprevistos son cosas que afectan al plan. Puede haber uno o dos, pero nunca tendrá 500— dijo Drake.
Aiden se enojó, y no decidió hablar mas. Sabía que podía lograrlo, solo tenía que perfeccionar el plan perfecto. Golpeó una gran caja de libros y los desparramó por todo el lugar. Parecía haberse dado por vencido hasta que vió uno de esos libros
—Drake, creo que ya perfeccioné mi plan—
....................
Drake bajó las escaleras. Ariel observaba las ventanas, todo estaba calmado y desierto por las calles, o eso querían hacer creer. Ariel observaba lentamente como las personas se escondían para no ser vistas, y lo hacían rápido, era algo digno de admirar.
Tiró un gran suspiro y se alejó de la ventana, no sabía que hacer, y lo único que se le ocurría era algo muy estúpido y alocado. No podía pensar en estas situaciones, su mente muere bajo presión.
Salió de la habitación cerrando la puerta, tenía que avisar a los demás acerca de lo que había visto.
mientras caminaba por la casa la madera del suelo empezaba a sonar, algo que no le gustaba tanto. Seguía caminando por el pasillo escuchando la madera, pero en un punto se dió cuenta que no solo sus pisadas sonaban, sino algo mas, algo enorme.
se dió la vuelta para observar lo que posiblemente lo estaba persiguiendo, pero no logró ver nada. Tiró un suspiro y siguió caminando, pero cuando regresó a ver hacia delante, golpeó con una persona.
se disculpó pensando que era Drake por que el cuerpo era alto, pero cuando alzó la mirada observó a uno de los empleados que lo observaba con una cara de miedo.
—Por qué no estás cambiado correctamente? el señor Mirel está por llegar— dijo llevandole de la mano a una habitación.
Ariel trató de soltarse, pero su esfuerzos eran nulos. Antes de llegar a la puerta de una habitación, la gran puerta de la entrada se abrió golpeando la pared de la casa y empapando con un gran estruendo a los oidos de Todos.
Ariel observó que la cara del empleado. ya no era de miedo, era de terror, como si estuviera viendo su propia muerte.
—El señor Mirel ha llegado— dijo una voz en el piso de abajo.
El empleado temblaba del miedo.
—Donde están— dijo una voz apagada—Quiero verlos—
El empleado con todo el cuerpo tembloroso empezó a bajar la escalera. La voz apagada, el ni saber quién es, el miedo que el empleado transmitía. Ariel empezó a tener miedo, mucho miedo.
Ya abajo la tension se hacía mas y mas grande, mientras pasaban a la sala principal, un aura de terror hacía presencia. Ariel sentía una sensacion rara, tenía mucho mas miedo a alguien que no conocía que a Gabriel. Su respiración empezó a ir mas rapido, al igual que sus latidos.
todo eso terminó al ver a la persona. MIREL.
Ariel llegó a la sala principal junto al empleado, y observó a la persona del aura aterradora. Un chico que parecía de 13, junto a dos tipos, un hombre y una mujer, que observaban a todos en la sala principal.
Mirel empezó a ver a todos, para después soltar un gran grito.
—Tenían un solo trabajo ¡ Por qué no lo hicieron! Dijo observando a los empleados, que yacían formados haciendo una reverencia hacia Mirel.
—Supongo que nunca valoraron su vida— dijo acercandose a los empleados.
—Señor Mirel, Denos una oportunidad mas y Juramos hacer las cosas bie....
Mirel levantó la mano, y cuando apuntó al empleado, su cabeza explotó como si de un globo se tratara. Toda la sangre se derramó por el suelo formando un gran charco de sangre.
Ariel se quedó petrificado. Observaba como el cuerpo empezaba a tener espasmos. Sus ganas de vomitar termimaron en segundo plano, no podía dejar de observar el cuerpo. Sentía una culpa dentro de su corazón, sabía que era su culpa. Lo siento se repetía en su cabeza, aunque sabía que no iba a cambiar el rumbo de las cosas.
Sergio no soportó el asco y vomitó. El ver esa escena lo dejó un poco asqueado. Iker, por otro lado se mantenía neutral, parecía estar fresco. Aiden no dejaba de ver el cuerpo, estaba comoletamente en shock.
—Por el momento no puedo matarlos, necesito que hagan algo importante— dijo observando a los demás empleados.