Aroma de la Noche (venus)

II

Olivia

–¿Le gustó?

–Hermoso, simplemente hermoso.

Dejo mi violín mientras guardo mis partituras en la bolsa.

–Toma unas galletas como forma de pago.

Me tiene un plato amarillo repleto de galletas que desprenden un olor riquísimo.

–Muchas gracias, pero no era necesario, Alicia.

–Por favor, de algún modo tengo que pagarte, y no acepto un "no" como respuesta, jovencita– hace una pausa mientras deja el plato sobre la mesa y se tapa con una manta que ella misma tejió–. Te llevarías muy bien con mi nieto. Harían una muy bonita pareja.

Río ligeramente mientras afino el violín para la siguiente pieza. Todos los días dice eso, pero jamás me habla de él.

–¡Vamos, doña Alicia, ni siquiera sé su nombre!

–Anderson. Es alto, rubio, con unos ojos celestes bellísimos, y es el chico más dulce y maravilloso que conozco.

Recuerdo a un chico rubio y alto, pero no es ni dulce ni maravilloso, simplemente una persona insoportable que espero no volver a ver. . Además no se llama Anderson, lo cual es un alivio.

–Es tremenda usted, haciendo de casamentera.

Mientras la veo reír, una nostalgia invade mi cuerpo. Me recuerda mucho a mi abuela.

Me limpio a escondidas una lágrima que quiso escaparse.

Frederick

Escucho una hermosa y a la vez macabra melodía que viene del salón de mi abuela. Esa chica de la que mi abuela tanto habla. Físicamente es muy parecida a Olivia, pero nunca me quiso decir su nombre. Dice que es muy simpática y agradable. No digo que Olivia sea desagradable, pero simpática no es, eso quedó claro.

–¡Abuela, llegué!– grito mientras tiro las llaves al llavero de la mesa.

De la nada, la música se detiene. Preocupado, me apresuro a llegar hacia el salón.

Y en el pasillo me encuentro con Olivia...

–¿¡Tú!?– decimos los dos al mismo tiempo.

–Muchas gracias, Alicia, pero debo rechazar la oferta...

Oh, no. Palabras mágicas.

–¡Tú no me vas a rechazar nada, jovencita, vamos a comer juntos en familia!

Olivia parece una estatua, no puedo evitar sonreír.

Al parecer todavía no conocía esa encantadora faceta de la señora Alicia. En eso nos parecemos. Creo que es porque ambos somos géminis.

Para cuando la abuela terminó de hablar, Olivia ya estaba sentada en el sillón todavía con su violín en mano. Me siento junto a ella para molestarla un poco.

–Hola, pequeña.

–Cállate– dice antes de quedarse callada, pensando su siguiente comentario–. No puedo creer que seas tú.

–¿Por qué te sorprendes? ¿Acaso no te contó lo maravilloso y dulce que soy?

–¡Justamente por eso!

Quise rematar con algún comentario sarcástico, pero no pude evitar perderme en sus lunares. Tiene dos en la nariz, justo en la punta que parecen formar un corazón.

–Anderson, has visto qué lindo toca Olivia.

–Podría mejorar.

Siento como Olivia me mira y mata con tan solo una mirada.

Mi abuela nos sujeta a los dos por el brazo.

–Basta de cháchara, muchachos. Hay que cocinar. Ander, las verduras; Olivia, ayúdame con la salsa.

–Con que "Anderson"

–Es mi segundo nombre, a mi abuela le encanta ese nombre– digo mientras arroja unas zanahorias recién cortadas a la salsa que he estado revolviendo.

–Dime, Ander, ¿cómo conociste a Olivia?

–En el garaje de Alien. Le hice un tatuaje.

–Qué hermoso. Son tan inteligentes– Ambos sonreímos para nosotros–. Sabes, Oli, la mayoría de los cuadros que tengo son hechos por Ander. ¿No te parece hermoso?

–Podría mejorar.

–Bueno, a sentarse, chicos.

Luego de unos cuantos minutos de silencio incómodo, la abuela nos presenta un plato de carne con papas que desprendía un olor delicioso. Nos sirve a los dos.

–Abue, ¿Sabías que le hice un tatuaje a Olivia? Anda, pequeña, muéstrale.

La abuela, con sus arrugas de felicidad, le mira sonriente y sorprendida, arreglándose los lentes rojos que se le estaban resbalando.

–Por qué no mejor le dices dónde me lo hiciste? Al final fue tu idea– me dice antes de llevarme una papa a la boca, mirándome desafiante.

–Mi Ander hace unos tatuajes preciosos. Necesito verlo.

Olivia se levanta un poco la remera y mis mejillas comienzan a prenderse fuego. Siento el calor apoderarse de mi cara poco a poco. Trato de evitar cualquier mirada con Olivia

No quiero imaginar la reacción de mi abuela. Pero ese lugar para mí es una victoria, quiere decir que le gané en algo y pude tomar el control de las cosas. Como me gusta.

–Ay, Ander. ¿No es un lugar un poco obsceno?

Olivia se atraganta por reírse, y yo estoy más que rojo por la vergüenza.



#6747 en Novela romántica
#753 en Joven Adulto

En el texto hay: comedia, romance, amoradolecente

Editado: 17.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.