Arriesgarse

22

Axel

Nunca me había sentido tan impotente. La puerta se cerró detrás de Helena mientras ella huía de la suite. No me quería a su lado. No quería a Mase. Sólo se marchó sola. ¿Cómo mierda se suponía que lidiaría con esto sola? 
Miré de regreso a Dean. 

—¡No puedo creer esta mierda! —rugí, con ganas de lanzar algo

—¿Sólo le soltaste que su madre está viva y en un hogar especial sin advertencia? ¿Qué mierda pensabas? 
—Como él dice —dijo Mase con un gruñido molesto. 
Dean se sentó en la silla detrás de él. 

—¿Qué se supone que debía hacer?  
Killian no quiere irse. Cuando finalmente comprendí donde podría estar, llamé al lugar y obviamente él se encontraba allí. Dijo que no se iría de gira. No iba a separarse de ella por tanto tiempo. Ella se pone ansiosa y difícil si pasan demasiados días y él no va a verla. Los doctores le dijeron que lo estaba esperando. Si ella no lo ve, luego se pone paranoica. 
Joder. 
Me acerqué a las ventanas con la vista hacia Las Vegas. ¿Cómo él sobrevivió a esto? ¿Ver a la mujer que obviamente seguía amando, sabiendo que nunca hablaría con él de nuevo? Parecía casi peor que la muerte. 
—Alguien debió habérselo dicho antes. ¡Tiene veinte años! ¡Le han robado la oportunidad de conocer a su madre toda su vida! —Mase sonaba como si estuviera listo para golpear su puño contra la pared.

—Killian temía que el verla podría alterar a Helena y que Helena también pudiera alterar a su madre. Hizo todo para proteger a Emily. Los medios nunca han conseguido conocer la historia. Nadie sabe de ella además de nosotros. Para todos los demás, simplemente está muerta. Killian ama a Helena pero cuando se  
trata de proteger a su madre, él hará cualquier cosa. Sin importar el costo. Incluso si eso significa negarle a Helena la oportunidad de verla. Pero tienes razón. 
Alguien debió habérselo dicho. Killian debió habérselo contado.— 
No podía quedarme aquí de pie y esperarla. No podía quedarme para preguntarme si ella estaría bien después de encontrarse con su madre por primera vez. Miré a ambos hombres. 

—Me voy. 
—¿Qué? ¿Te irás? ¿Qué ocurrirá cuando ella regrese? ¿No estás listo para enfrentar esto? —preguntó Mase, mirándome fijamente. 
—Me voy con ella. No voy a dejarla. Alguien necesita estar allí cuando se encuentre con su madre. 
La expresión de molestia de Mase cambió a una de respeto. Asintió. 

—Bien. 
No le pregunté si quería venir. No quería que lo hiciera. Tres eran una jodida multitud.



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En el texto hay: hermanastros, traicion, amor

Editado: 29.07.2020

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