Arriesgarse

29

Helena

Cuando abrí los ojos, los brazos de Axel se encontraban alrededor de mí y yo me sentía agradable y cálida acurrucada contra su pecho. Miré hacia mi puerta cerrada. El reloj al lado de la cama decía que eran después de las once de la mañana. Mir estaría despierta a esta hora. ¿Estaba lista para enfrentar esto? 
―Deja de pensar tanto―murmuró Axel soñolientamente. 
No se preocupaba en absoluto por Mir. No entendía su relación para nada.  
Si fuera inteligente no me encontraría acurrucada en la cama con alguien que tenía algún tipo de relación con Mir. Pero tener la fuerza de voluntad para ignorar la sexy sonrisa y la forma tranquila de hablar de Axel era casi imposible. 
―No dejaré que haga nada para lastimarte―dijo Axel en mi cabello. 
Eso no era lo que me preocupaba. Podría enfrentarme a Mir si tenía que hacerlo. Me sentía más preocupada por hacer una elección que eventualmente me rompería el corazón. ¿Podía amar a Axel? ¿Me estaba enamorando de él? ¿Era justo para mí amarlo? 
Sí. Seguro que podía amarlo. Pero no estaba enamorada de él ahora mismo.  
Esto era una simple atracción, y posiblemente un flechazo. Mostraba su sonrisa y yo hacía cosas estúpidas. Eso se consideraría un flechazo ¿verdad? ¿Y si él no se encontraba enamorado de mí entonces me dolería amarlo? ¿Incluso si no sabía mi secreto todavía? 
―Date la vuelta y mírame―dijo Axel,aflojando su agarre en mí para que pudiera moverme. 
―¿Por qué?—pregunté.―Porque no me gusta en donde esta tu cabeza. Necesito arreglarlo―respondió. 
Él no tenía idea de en dónde se encontraba mi cabeza. Y realmente necesitaba superar el querer arreglar todo por mí. 
―No estoy preocupada por Mir―le dije.De acuerdo,tal vez un poco.No me gustaban las confrontaciones, y la que me esperaba cuando dejáramos esta habitación iba a ser dramática. 
―¿Entonces porque estas tan callada? 
―Trato de entender que estamos haciendo.Si me dirijo a un posible dolor en el futuro—respondí honestamente.No había razón para mentirle.Yo no era de pretextos. 
―Voltéate—gruñó Axel tirando mis brazos a su alrededor esta vez. 
Esto era una mala idea. Su rostro lucía incluso mejor todo soñoliento. Sus ojos no estaban completamente abiertos, lo que hacía sus largas pestañas más obvias. Y su cabello era un desastre. Hacía a una chica querer pasar sus manos a través de él. 
―No tengo relaciones. Lo más cerca que estuve de eso fue con Mir, y fue porque se encontraba malditamente necesitada. Me gusta ser necesitado. Nunca nadie me ha necesitado. Ella lo hacía. Pero después era también una loca desalmada, y eso terminó las cosas para mí. Así que lo que nosotros tenemos es  
una primera vez para mí. Nunca he querido despertar y acurrucarme con una  mujer en mi vida. Nunca la he extrañado cuando no se hallaba alrededor. Tú eres todo en lo que puedo pensar, Helena. A donde me dirijo es nuevo para mí, pero  
demonios, quiero ir ahí siempre y cuando sea donde tú estés. Te preocupas por salir lastimada, pero no creo que entiendas todavía que tú sostienes todas las malditas cartas, dulce niña. Todas las malditas cartas. 
Lo miré y dejé que sus palabras penetraran. ¿Por qué yo? ¿Qué había en mí que hacía que este hombre quisiera hacer algo que nunca había hecho antes?  
¿Estaba necesitada? ¿Él pensaba que lo necesitaba? Porque yo era bastante malditamente autosuficiente. 
―No estoy necesitada―le dije. 
Sonrió. 

―Ya me di cuenta de eso. Pero yo sí… al menos en lo que a ti
concierne. 
Y ahí se fue mi voluntad de fortalecer una de las paredes que construí a mí alrededor. En lugar de eso, se quebró un poco. Este hombre sabía exactamente como debilitarme.Empecé a decir más cuando un fuerte golpeteo sonó en la puerta, seguido  
por―¡Axel Carter,trae tu jodido trasero inútil aquí afuera AHORA! 
Y ahí estaba Mir. 
Salté fuera de la cama, agradecida de estar usando mis pijamas y no estar desnuda, como quería Axel.  
―Lo descubrió―susurré. 
Axel suspiró y se extendió sobre su espalda como si no le importara.  
―Vete―gritó de vuelta. 
Ella empezó a golpear la puerta de nuevo.

―¡No me iré hijo de puta!¡Sal de ahí ahora! No la dejaré hacer esto. Ella lo tiene todo, ¿por qué demonios tiene que tomarte a ti, también? ¡Estúpida puta! 
Mis ojos se agrandaron. Nunca me habían llamado así, y no estaba segura de cómo sentirme al respecto. 
 saltó fuera de la cama y se dirigió a la puerta. La mirada asesina en su rostro me hizo retroceder contra la pared. Tal vez no era tan valiente como pensé  que era.Axel era un tipo tranquilo,así que nunca lo había visto tan…cabreado. 
Tiró de la puerta. Luego la alcanzó. Miré mientras agarraba su camisa y la acercaba a su cara.  
―Nunca vuelvas a llamarla así de nuevo. ¿Me entiendes, joder?Nunca.
―La soltó y ella se tropezó hacia atras,luego cerró la puerta de golpe en su cara.El sonido de la cerradura girando hizo eco en el silencio a nuestro alrededor. Creo que él también se encontraba sorprendido de su silencio, también. 
Sus hombros subían y bajaban con fuerza mientras ponía una mano en la puerta y miraba hacia el suelo. 
No me moví y no hablé. 
Finalmente, se volvió hacia mí, y la ira que había visto antes ya no estaba.  
Lucía como Axel de nuevo. El Axel despreocupado, amante de la diversión.  
―Lo siento―dijo simplemente. 
No supe que decir.“Esta bien” no sonaba como lo correcto para usar aquí.
Me limité a asentir. 
―Solo quiere herirte.Traté de hablar con ella y ayudarla a ver que nada es tu culpa, pero no me escucha. Si pudiera amordazarla, lo haría.

Una imagen mental de Mir amordazada me hizo sonreír. Axel me sonrió de vuelta y luego caminó hacia mí.  
―Nunca debería haberte llamado así. Estas muy lejos de eso, y lo sabe. 
Hablaba sobre el comentario de puta. ¿Fue eso lo que lo provocó? 
―Creo que la asustaste.No dice nada.



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En el texto hay: hermanastros, traicion, amor

Editado: 29.07.2020

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