Axel
Podía sentir a Woods y a Leo mirarme. Habían tratado de detenerme. Pero no les había escuchado. No era como si ellos no hubieran hecho lo mismo. Estar sentado aquí comiendo y dejar a Adam, el tenista profesional, comer con sus chicas. Diablos, no. Eso no iba a pasarme.
Helena estaba tiesa como una tabla. Odiaba que estuviera tan incómoda, pero no debió haber venido a desayunar con Adam, el maldito chico del tenis. Esta Ñmañana había jodido mi día. Si Helena pensaba que nos iríamos a la cama esta noche con esta mierda sin resolver, se equivocaba.
Escuché como Helena pedía un sándwich ignorando la sonrisa divertida de Jimmy. Él sabía lo que pasaba. Probablemente había hablado con Leo y Woods sobre ello cuando servía sus bebidas.
—Quiero mostrarte algo cuando el desayuno haya terminado. ¿O ya tienes planes? —Quería decirle que tenía que tomar un descanso, pero no quería sonar como un idiota.
Helena me miró.
—No, no tengo nada que hacer.
—Bien —dije, inclinándome para envolver uno de sus mechones alrededor de un dedo para poder sentir su sedosidad
—Lo siento —dije las palabras sin pensar en ellas. Pero lo sentía. Lo sentía por lo de esta mañana. Lo sentía por lo incómoda que se sentía en estos momentos. Pero no lo sentía por asegurarme de que Adam supiera que Helena no estaba disponible.
—Adam —la voz de Woods me llamó la atención y levanté la vista para ver que se había acercado hasta la mesa
—Nelson está doblemente reservado. Fue un accidente. Necesita ayuda con la Sra. Venice antes de que haga una escena. Si pudieras por favor ayudar, te haré llegar tu comida. Va por cuenta de la casa.
Él no acababa de hacer esa mierda. Tuve que toser para cubrir mi risa.
Supongo que, después de todo, tenía su apoyo.
—Sí, señor —respondió Adam de pie mirando a Helena
—Me tengo que ir. La próxima vez —dijo, y se volvió para irse.
Woods no dijo nada más antes de volver a su mesa. Leo estaba mirando su bebida, sonriendo. Estaba en esto, también. Tosí de nuevo para cubrir mi risa.
—Eso fue un montaje, ¿no? —dijo Helena, mirándome con sus cejas juntas.
—Te aseguro que cuando Adam salga tendrá a alguien a quien enseñar —dije. Woods habría hecho una llamada telefónica para asegurarse de ello.
—Pero Woods hizo que eso sucediera —dijo. Helena no era estúpida.
—Sí, lo hizo. Pero yo no se lo pedí. Fue idea suya, y probablemente de Leo por la expresión de su cara.
Helena les miró y ambos apartaron rápidamente la mirada de nosotros.
—Supongo que es bueno tener amigos bien situados —dijo, volviéndose hacia mí.
Había estado a punto de agradecerle a Woods, pero si estaba enojada, no iba a darle las gracias.
—No tuve nada que ver con eso —repetí.
Ella suspiró y se relajó.
—Te creo. Y, honestamente, no sé cómo Adam iba a comer contigo frotándote contra mí mientras lo fulminas con la mirada.
—No lo fulminaría con la mirada —contesté con una sonrisa de alivio.
Puso los ojos y levantó su vaso.
—Sí, Axel, lo harías.
Tal vez lo hubiera hecho, pero no me gustaba el tipo. Quería lo que yo quería.
—Quiero hablar sobre esta mañana y quiero mostrarte mi casa. Nunca has estado, y te quiero allí.
Tomó un sorbo de agua y dejó el vaso en la mesa antes de mirarme.
—Actué como una novia celosa y lo odio. Nunca había actuado así antes. Lo siento. No somos exclusivos. Tienes un pasado que no es asunto mío, y cuando Mir lanzó el anzuelo, piqué. No debí haberlo hecho.
No había esperado que dijera eso. Pero una vez más, Helena no era como las demás chicas que conocía. También teníamos que discutir ese comentario de "exclusivos". Desayunar con Adam era una cosa, pero estaría condenado si ella tenía la intención de salir con ese idiota otra vez.
—Lo que dijo Mir fue malo y desagradable. No te gustó y es normal. En cuanto a lo de exclusivos, soy muy, muy exclusivo. Ayer en ese avión, supe que no tocaría a nadie más.
Helena inclinó la cabeza hacia un lado y me estudió en silencio. ¿Había pensado que iba a ir jodiendo a otras personas ahora? ¿En serio? ¿Era mi reputación tan mala?
—Está bien —fue todo lo que dijo. Si había una cosa sobre Helena que me volvía loco eran sus respuestas de una sola palabra, como "bien", cuando yo quería un par de frases largas. Maldita sea. A las chicas les gusta oírse hablar. ¿Por qué a
ella no?
—¿Podrías explicar eso? —pregunté, estirándome para agarrar su mano, porque tenía que tocarla.
La comisura de su boca se curvó.
—¿Qué más quieres que te diga? Tú no vas a dormir con nadie mas mientras nosotros hagamos lo que estamos haciendo.Y
yo no voy a desayunar con nadie más —respondió.
Necesitaba más que eso.
—¿Desayunar? ¿Eso es todo?
Se encogió de hombros.
—No es como si tuvieras que preocuparte por si me acuesto con alguien más. Yo no hago eso.
No, no lo hacía. Y eso hacía que me dieran ganas de subirla a mi regazo y gruñir a todo el que la mirara como un maldito perro con un hueso.
—¿Citas? —le pregunté. Ella había estado en una cita con Adam.
Frunció el ceño.
—Te dije que no habrá desayunos. Eso significa que citas
tampoco.
—Sólo quería aclararlo —dije, y me incliné para darle un beso en los labios.
Me había sentado aquí y los había mirado fijamente el tiempo suficiente. Mis ojos se levantaron, y vi a Woods y a Leo observándome. Disfrutaban de esto demasiado.