Helena
Escuché a Bianca hablando por teléfono en la cocina mientras me encontraba afuera en el balcón. Cuando regresábamos en el auto, explicó que Mir fue golpeada gravemente por Augusto. O eso fue lo que Mir dijo cuando llamó a Leo.
Podía ver en los ojos de Bianca que no creía esa historia. Pero comprendió que Leo necesitaba ir. También comprendí que necesitaba un respaldo si era cierto, y Axel era su hermano —o lo más cercano que tenía a uno.
Pero la imagen de Axel sosteniendo a Mir y consolándola me atormentaba.
Odiaba ser tan egoísta. No era una persona egoísta. Mis sentimientos por Axel me hacían diferente. No me gustaban algunas de esas diferencias, tampoco. Si Mir fue golpeada por Augusto, entonces necesitaba a su hermano y a Axel. Ellos eran los únicos dos hombres en su vida, en los que podía confiar.
—Ese era Leo—dijo Bi detrás de mí.
—¿Cómo se encuentra ella? —pregunté, incapaz de mirar hacia Bianca. Me asustaba que viera lo que pensaba en mis ojos, y eso me avergonzaba.
—Decía la verdad. Leo dijo que él la golpeó bastante y ella quedó inconsciente.
Mi pecho dolió, pero no era por simpatía a Mir. Era por mí. Era porque podía ver a Axel alejándose de mí. Me odié por eso. ¿Era yo verdaderamente tan cruel?
—Leo irá a encontrar a Augusto. Envió a Axel al hospital con Mir. Dijo que quería que fuera revisada.
Así que Axel se hallaba con ella. Solo. Eso era todo. Era un idiota cuando se trataba de Mir. Vi como corría tras ella cuando sentía que necesitaba a alguien.
—Leo me pidió que te dijera que Axel no quería ir con ella. Él lo obligó.
Podía aferrarme a eso por un momento. Tal vez aliviaría mi miedo. O tal vez prepararme para lo peor era la mejor manera de proteger mi corazón. No es que realmente haría una diferencia. Ya fui demasiado lejos de todos modos.
—Solía odiarla. Pensaba que era la pesadilla de mi existencia. Pero con el tiempo, me he dado cuenta que Mir sólo se encuentra triste. Ha apartado a todos y hecho que la odien, a ella y a su feo corazón. No hace nada para dejarse querer por
alguien. Llamó a Leo porque es su hermano. Es el único que irá corriendo. No llamó a Axel esta noche porque sabía que no contestaría, mucho menos iría a su rescate. Pero sabía que Leo lo haría, y sabía que él llevaría a Axel. Incluso cuando se encuentra tocando fondo, manipula a la gente. Axel es lo
suficientemente inteligente para ver eso.
Esperaba que estuviera en lo cierto.
—Vio algo en ella antes —dije simplemente.
Bianca se hallaba de pie a mi lado.
—Vio a alguien que necesitaba arreglo. A Axel e gusta arreglar cosas. Cuando llegué aquí, Leo me odiaba. Quería que me
fuera. Pero Axel se aseguró de que eso no pasara. La mañana siguiente cuando desperté, me preocupaba por cómo conseguiría gasolina para poder buscar trabajo.
Cuando llegué a mi camioneta, encontré una nota de Axel en ella. Llenó de gasolina el tanque de mi camioneta. Es sólo quien él es. Mir está rota y no se puede arreglar. Axel se dio cuenta de ello. Él te tiene y no va a estropearlo.
Sentí lágrimas picando en mis ojos. Conocía la historia de Bianca. Vino aquí solasola, perdida, pero valiente. El hecho de que Axel se aseguró de que tuviera gasolina sólo me hizo amarlo más. Agarré con fuerza la barandilla y cerré los ojos.
No lloraría.
—Estoy enamorada de él —admití, en un susurro tan bajo que no supe si me escuchó. Tenía la esperanza de que no lo hiciera tan pronto como lo dije.
—Lo sé. Se te nota cuando estás con él. Pero él también está enamorado de ti. Nunca lo he visto mirar a nadie de la forma en que te mira a ti.
Pensé en Leo y en la manera en que protegió a Bianca. El brillo posesivo en sus ojos, y la forma en que la mantenía tan cerca de él. No tenía eso. Ella tenía algo excepcional, y leí demasiadas novelas. Quería eso, también. No me di cuenta que
era real hasta que vi a Leo con Bianca.
Ese tipo de amor no era una fantasía. Era real.
—Quiero la fantasía. Quiero que me ame de la manera en que Leo te ama.
Bianca se inclinó hacia mí y golpeó mi hombro con el suyo.
—Se dirige hacia ese camino si es que no está allí aún. Te encuentras bajo su piel.
—No me ha dicho que me ama —le dije.
—Lo hará —respondió ella—Cuando sea lo suficientemente valiente, te lo dirá.
Traté de creer eso. Quería creerlo.
—Toda mi vida he visto a mi papá follar mujeres y arrojarlas a un lado como si no significaran nada. Me preocupaba que el amor no fuera real, o si lo era que no tuviera la composición genética correcta para amar como tu amas a Leo.
Nunca estuve enamorada. Me encontraba tan protegida. Me preocupaba que no pudiera amar por mi papá.Luego…luego lo vi con…—me detuve. No sabía si quería compartir esto con Bianca. No me hallaba segura de si alguna vez quisiera compartir lo que vi
— Ama a mi mamá. Incluso a pesar de que ella no puede
hablar o moverse, él quiere estar cerca de ella. Cepilla su cabello. —Ese hecho aún me desconcertaba. Nunca supe que él podía ser así.
—Supongo que eres igual a tu madre. Ella inspiró esa clase de amor y devoción en una estrella de rock que podía tener a quien quisiera. Es un don especial, y tú necesitas aprender a confiar que eres digna de ese amor. Dale tiempo a Axel.Sólo se encuentra descubriendo las cosas, y creo que vale la pena esperar por él.
Asentí. Se hallaba en lo correcto. Él valía la pena. Tenía que parar de dudar de él. Dos veces en una noche. Otro rasgo que tenía, el cual odiaba. Era insegura.
Dolorosamente insegura. Era tiempo de superar eso. No sabía si tendría una vida larga o no con Axel. Pero lo quería. Quería esto en mi vida. Y cuando terminara, quería saber que lo tuve.
Era hora que le dijera mi secreto. Él merecía saberlo.
Tres horas después, mi teléfono sonó mientras me encontraba acurrucada en el sofá de los Finlays. Bianca subió las escaleras más temprano, cuando Nate comenzó a llorar. Dijo que él se hallaba acostumbrado a que Leo lo meciera hasta dormir, así que tendría que darle atención extra.
—Hola —dije, sabiendo que era Axel.