Artemisa

TRES

Acuerdo

— Al parecer estuvieron merodeando por la ciudad— hablo Leo ocultando las huellas de los desterrados.

— ¿alguna idea de lo que puede ser?— pregunte.

— no pero estos recorridos de su parte están siendo mucho ¿no crees? 

— lo sé— conteste— estos desterrados planean algo y hay que detenerlos.

— son lobos, eso ya esta seguro y por las huellas son más de uno, esto quiere decir que no son desterrados— hablo Julieta confundida. 

— deberían de ser desterrados, si es alguna manada esta rompiendo el acuerdo— conteste— por eso me reuniré con el alfa, no es normal que desterrados caminen en grupos de más de dos.

— ¿cuando vendrá el alfa?— preguntó Leo, él es hermano mayor de Julieta, una persona muy observadora y es por eso que decidí traerlo, me seria mucho de ayuda. 

— él dijo que en tres días, supongo que mañana vendrá y cuando llegue quiero que estén a mi lado.

— ¿romperás el acuerdo?— preguntó Julieta.

— no, ese acuerdo a hecho la paz y no veo porque romperlo.

— tu abuelo, Steven y Alanna quieren romperlo, por un momento pensé que obedecerías a tu abuelo— dijo Leo.

— no haré eso, ahora hay que volver que ya está anocheciendo.

Al llegar a casa deje mi ballesta en la entrada y camine a la sala, mi madre y mi hermano se encontraban ahí.

— quiero ir contigo, estar a tu lado— hablo Cibran y negué.

— no te pondré en riesgo, ademas e dicho que Julieta y Leo serán los que me acompañen.

— permiteme ir contigo— volvió a decir y negué.

— no, mi deber podrá ser cuidar a todos los humanos pero siempre cuidare a mi familia primero, tú y mi madre no correrán peligro.

— ¡demonios!— grito Cibran molesto golpeando la pared.

Su rabieta duro poco y luego salio de la sala.

Mire a mi madre y me senté a su lado.

— solo busco protegerlo— dije.

— lo sé hija, pero al igual que tú quiere vengar a tu padre, permite que te acompañe— suspire resignada.

— lo tomare en cuenta.

Subí a mi habitación, mañana vendría el alfa, quiero ya salir y poder cazar desterrados para degollarlos.

Manipula...

Se fría...

No muestres debilidad...

Cazadora...

Todo lobo debe desaparecer...

 Artemisa...

Ariana...

Abrí los ojos y apague mi despertador, entre al baño y me relaje dejando que el agua tibia cayera por mi cuerpo, aunque lo intentara jamas lograría llevarme con el agua congelada.

Salí del baño y me vestí, pantalones de mezclilla negros, un cinturón del mismo color y en ellos fui colocando cuchillos de tamaños diminutos.

Una blusa blanca y botas negras en las cuales también oculte cuchillos de plata, tenia que estar siempre protegida.

En mi chaqueta coloque pequeñas jeringas que sueltan un veneno instante.

Ate mi cabello en una cola y salí de mi habitación.

— Ariana, el alfa llego— vi a mi hermano parado a la mitad del camino.

— llévalo a la oficina ¿sabes si Julieta y Leo ya están ahí?

— si, lleve a los tres a tu oficina.

— acompáñame— hable y él me siguió.

Al entrar observe al alfa y su luna.

— bienvenidos— dije sentándome en la silla de mi padre— tomen asiento por favor— ellos se sentaron delante de mí y cada uno de mis cazadores se coloco en cada esquina de la habitación.

— Espero te encuentres mejor Ariana— dijo la luna y sonreí.

— lo estaré cuando la cabeza del desterrado se encuentre en mis manos, luna— ella me miro sorprendida, sabia que mis palabras eran ciertas.

— tendrás pronto tu venganza— hablo el alfa.

— ahora que está aquí quiero saber cuando podremos empezar la búsqueda, ademas como cada año el acuerdo de paz se firma, faltan dos meses para eso pero quiero tener todo listo.

— de eso quiero hablar— dijo el Alfa.

— ¿que quieren hablar?— pregunte.

— Ariana— dijo la luna con suavidad en su voz— al igual que tú has tomado tu puesto como artemisa nuestro hijo tomara el puesto como alfa de Luna Creciente.

— ¿que?— pregunte confundida.

— que dejare de ser el alfa, este puesto ya es de mi hijo, tanto el acuerdo de paz como la búsqueda de los desterrados tendrás que hablarlo con él.

— no...— dije— alfa Evan incluir a su hijo en esto no sera de ayuda— hable en reproche.

— lo lamento Ariana pero mi hijo es el alfa ahora.

Me levante de mi asiento y mire a la ventana.

— ¿cuando puedo visitar la manada y hablar con el nuevo alfa?— pregunte.

— cuando tu lo desees, mi hijo está informado de cada paso que dieron los desterrados, él al igual que tu desea arrancarles la cabeza.

Los mire para luego asentir.

— gracias por su tiempo alfa...

— sobre el acuerdo...— intento hablar. 

— el acuerdo seguirá en pie, mañana mismo daré una inspecciona para preguntarle a las humanas mates de un hombre lobo si se quedan o se van.

— esta bien, Luna creciente estará esperando tu llegada, yo estaré al lado de mi hijo para que ambos puedan colaborar—rió—después de todo no quiero que se precipite y quiera lastimarte.

— ¿perdón?— volví a preguntar confundida.

— el nuevo alfa de la manda es aquel chiquillo travieso que te arrebato una galleta de las manos hace más de quince años atrás— hablo la luna tomando el brazo del alfa.

Recordé aquel momento, solo esperaba poder llevar todo bien con él, como lideres tenemos que dar un ejemplo.

— nos llevaremos de maravilla— dije riendo nerviosamente.

— quedando todo claro, nos despedimos— dijo el alfa, la luna se acerco a mí y me rodeo con sus brazos. 

— no pude decirlo en el funeral pero lamento la perdida de tu padre, también me duele el hecho de que ya no estará entre nosotros....— lentamente correspondí a su abrazo.



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En el texto hay: cazadores, hombres lobos, romance

Editado: 20.06.2021

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