Cazadora, no princesa
Jasper salio del baño y yo entre, estaba realmente cansada, mi madre me hizo entrenar con ella y me hizo caer al suelo tres veces, mi espalda dolía.
Cuando termine me vestí y salí del baño, al lado de la cama estaba extendida una sabana y en la sabana Jasper descansaba.
No mentía cuando dijo que no se alejaría de mí.
Me recosté en la cama y Jasper apago la luz, ahora me sentía mal por hacerlo dormir en el suelo.
— Jasper...— susurre, si seguía despierto contestaría, de lo contrario no.
— que pasa...— dijo adormilado.
— no quiero que duermas en el suelo— me senté y encendí la lampara.
— sube a la cama— dije, él me vio sorprendió y yo puse una fila de almohadas a la mitad de la cama— este sera mi lado— indique señalando el lugar en donde me encontraba— y este sera el tuyo, tienes prohibido quitar las almohadas— advertí.
Él sonrió y se dejo caer a mi lado.
— gracias— dijo y sonreí.
— no tienes que agradecer, después de todo la intrusa soy yo.
Me recosté y apague la lampara.
— hija...—estaba en un bosque, rodeado de árboles, todo era tan extraño.
— papá— lo llame con lágrimas en los ojos.
— hija...— su voz estaba llena de dolor.
— papá déjame verte, vuelve... te extraño...
Abrí los ojos lentamente, mi cintura era rodeada un brazo, se sentía tan cómodo y cálido...
Lentamente aparte el brazo de Jasper, me senté en la cama y lo observe, lucia tan adorable y tranquilo dormido.
Acerque mi mano a su rostro y lo toque con suavidad, ¿y si lo intentaba?
Él se removió incomodo y yo me aparte de inmediato, me levante y recogí las almohadas del suelo para después lanzarselas.
Él se levanto y yo le lance otra almohada.
— no me obedeciste— dije intentado sonar molesta.
— perdón Ariana— dijo sentándose en la cama con una sonrisa.
— ese no suena a un perdón sincero.
— es porque no lo es, dormí cómodo a tu lado— mis mejillas se ruborizaron y entre al baño.
Mi vestimenta fue la misma de todos los días, no podía estar un día sin protección.
La puerta de la habitación fue tocada, salí del baño mientras Jasper abría.
— ¡salida de cuñadas!— grito Eluney entrando.
— ¿de que hablas?— pregunte, ella se acerco a mí.
— de que tú y yo junto a Leah saldremos al centro comercial de la ciudad.
— no creo poder ir— dije atando mi cabello.
— ¿por qué?— preguntó decepcionada.
— porque...— mire a Jasper buscando una excusa pero el solo evito mi mirada, maldito— porque tengo que entrenar— dije.
— vamos Ariana, permiteme conocerte, eres mi cuñada...— suspire resignadamente y asentí.
— esta bien, solo déjame que me ponga algo más cómodo.
— ¡si!— grito con emoción para luego salir.
Jasper cerro la puerta cuando ella salio y yo golpee su hombro.
— debiste ayudarme a inventar una excusa, en verdad tengo que entrenar.—Jasper me tomo de la cintura atrayéndome a él.
— eres tan agresiva...— su aliento choco en mi rostro y ese escalofrió volvió a recorrer todo mi cuerpo dándome esas señales de advertencia.
— tienes que acostumbrarte— murmure, su rostro cambio drásticamente y me soltó.
— solo un mes...— baje la cabeza, un mes... todo dependía de mí.
— iré a cambiarme— informe, busque otra ropa que ponerme y entre al baño.
Deje mi cabello suelto, me coloque un vestido azul con mandas que llegaba arriba de mis rodillas y unos botines negros, deje mi cabello suelto y salí del baño.
— wooow— escuche decir a Jasper.
— ¿que?
— así que detrás de la cazadora hay una chica normal—reí por su comentario—pero—frunció el ceño—ese vestido es muy corto, no iras así.
Esta vez quien frunció el ceño fui yo, tome mi equipaje y agradecí que mi padre haya metido dos carteras, tome la negra y metí un cuchillo y sedantes.
— quien usa el vestido soy yo no tú, corto o no yo soy quien lo usa.
Abrí la puerta y Jasper la empujo con la mano sobre mi hombro.
— no seas un paranoico— hable enfrentando su mirada.
— ¿yo paranoico? la paranoica aquí eres tú quien lleva sedantes y un cuchillo en su cartera, se supone que ahí las mujeres llevan su maquillaje y otras cosas— dijo restándole importancia.
— cada mujer es diferente, no me compares con princesitas, yo soy una cazadora y como tal siempre iré armara.
— deja que unos guardias las acompañen— rodé los ojos y me aparte de él.
— por eso jamás quise ser una luna, todo los lobos tienen eso en la mente en que ser luna es ser una flor delicada— hable con enojo— y por eso no soy una luna, yo me protegeré, nací para matar y no para ser cuidara, si ser luna de esta manada hará que tenga que tener detraes de mí a hombres que me protejan todo el tiempo, renuncio a ese puesto.
— ser luna es más que eso, Ariana. Si protegemos a nuestra luna es porque es importante, protegerla es nuestro instintos y es importante para nosotros, mi manada esta entrenada para protegerte porque eres importante.
Negué.
— si soy luna de esta manada yo me encargare de protegerlos a ellos, como hago con los cazadores... y... lamento lo que dije ayer, no quise decir eso— hable.
— hablaste muy segura de querer irte—dijo con tristeza.
Verlo de esa manera...
No...
No puedes quedarte.
— creo que es una decisión segura— dije aprovechándome de su distracción y saliendo de la habitación.
— Por fin bajas— dijo Eluney con una sonrisa al final de las gradas. Leah estaba a su lado un poco cohibida.
— hola— salude llegando al final.
— vamos... quiero salir de este lugar— dijo Leah siendo la primera en salir.
Caminamos a la ciudad, el viaje fue largo pero no aburrido, Leah nos contó que cuando Jackson la encontró ella estaba en el bosque en busca de una criatura que vio desde lo lejos, era enorme y extraña, según ella no la recuerda muy bien pero era una especie de humano gigante.
Editado: 20.06.2021