Artemisa

VEINTICUATRO

— Se llama Ava... es una niña preciosa.

— si es tu hija, de seguro lo es— contesto Leo.

Me incorpore.

— ¿estas bien?— me preguntó Eluney y asentí, estaba escuchando detrás de la puerta, había notado que Tamara se sentía cómoda solo con Leo.

— pobre chica... Tengo que encontrar a su hija.

— lo harán, tú y mi hermano lo harán.

Le sonreí y fui a mi habitación, ya había anochecido.

Me senté en la cama esperando a que Jasper llegara, cuando lo vi me sentí más tranquila.

— tenemos que encontrar a la niña— dije, él se sentó a mi lado y tomo mi mano.

— la encontraremos Ari...— arete su mano ligeramente.

— no quiero esperar más... Una niña...por dios— me levante— meterse con una niña no tiene perdón, matare a ese hombre...— Jasper se acerco a mí y me abrazo.

— ¿te e dicho lo linda que te vez cuando quieres matar a alguien?— sonreí.

— no...— dije sonriendo.

— bueno, te vez muy linda.

Ambos nos recostamos, a mitad de la noche abrí los ojos sintiendo un sentimiento extraño. 

Jasper descansaba, me levante y baje, al bajar mire a la vampira en el umbral de la puerta.

— Tamara...— la llame, ella se giro hacia mí.

— mi hija esta afuera...— murmuro.

— ¿como lo sabes?

— lo siento... 

Tome mi arco y flechas.

— hay que ir por ella entonces— ella asintió.

Al salir los guardias estaban ahí parados.

— no pueden salir— dijo uno de ellos.

— claro que si, soy tu luna y por ende me obedeces— hable, el guardia bajo la cabeza y se quito de mi camino.

Tamara y yo nos metimos en lo más profundo del bosque.

— ¿como es?— pregunte a Tamara.

— una niña dulce... No debí meterla en esto...— los ruidos en el bosque se volvieron más fuertes.

Tamara amplio los ojos y salio de la frontera, la seguí y ese sentimiento extraño volvió.

En el camino había un oso de peluche celeste.

— mi pequeña Ava...— dijo Tamara en el suelo llorando.

— estará bien, te prometo que te ayudare a recuperar a tu hija— dije, me arrodille enfrente de ella y la abrace.

Ese sentimiento seguía ahí, me sentía observaba y amenazada.

— hay que entrar de nuevo— ella asintió, al entrar a la frontera mire a Jasper parado.

— alfa— los guardias salieron de su escondite.

Desterrados salieron de las sombras, uno se transformo en su forma humana.

— entreguen a la vampira...— Tamara tembló, la coloque detrás de mí y mire al lobo.

— cuatro palabras, largo de nuestros territorios— el lobo entro, Jasper se transformo y se lanzo a él.

— corre— le dije a Tamara pero ella negó.

— tienen a mi hija... Quiero verla...

Tamara me empujo y tomo el hocico del lobo que estaba por atacarme.

¿Por qué esto solía pasar a tan altas horas de la noche? Me levante y mire a todos lados buscando mi arco.

Un lobo se paro en el arco rompiéndolo. 

— maldito perro— dije haciéndolo enojar, ahora no tenia como defenderme, debí haber traído más armas.

— señorita corra— me dijo un guardia peor negué.

Hay cazadores en la zona y eso me daba más seguridad.

— ¡cazadores!— grite, todos tiraron flechas, el fuego recorría la punta.

Los desterrados se fueron apartando, Jasper estaba herido y Tamara...

Mire del otro lado del fuego, Tamara estaba inconsciente en los brazos de uno.

— ¡Tamara!— grite—dame tu chaqueta—le dije a un guardia, una daga fue lanzada desde la punta del árbol, la tome. 

El guardia hizo lo que le dije, su chaqueta era grande y cubría todo mi cuerpo, me la puse, retrocedí y tome impulso corriendo.

— ¡ARIANA NO!— grito Jasper.

No sentí ni el más mínimo calor cuando cruce el fuego, me quite la chaqueta y corrí en dirección al lobo que tenia a Tamara.

— ¡no te la llevaras!— grite trepándome en su lomo y clavando la daga.

Un aullido se escucho, los lobos salieron corriendo dejando a Tamara en el suelo, el lobo dejo su forma y empece a ver al humano, la daga estaba clavada en su espalda y no me arrepentía.

El fuego se fue apagando y cuando acabo Jasper corrió a mí, sus manos empezaron a revisar mi rostro con preocupación.

— tranquilo...— dije, él suspiro aliviado, apoyo su frente en la mía y negó.

— sera complicado tenerte en mi vida, haces que mi corazón se detenga del miedo de perderte...

— estoy bien, no me perderás— asegure, mire a Tamara—cárgala—él asintió y tomo a Tamara en brazos.

Empezamos a caminar de vuelta a la mansión.

— ¡Ariana!— Leo bajo las escaleras rápido— pensé que se había ido...— dijo mirando a la vampira.

— ve y descansa, Leo, yo la cuidare.

— no, yo lo haré—puse mi mano a su hombro y lo apreté ligeramente.

— descansa, te vez cansado, yo la cuidare...—él suspiro rendido.

— esta bien.

Jasper dejo a Tamara en la cama y me miro.

— ¿te quedaras aquí?

— si Jasper, quiero cuidarla... No esta bien—en sus manos continuaba el oso celeste.

Jasper tomo mi rostro entre sus manos y beso mi frente.

— entonces también me quedare—negué.

— tú ve y descansa.

— no lo haré sino estas a mi lado— puse mis manos sobre las suyas, sentía que ya me estaba acostumbrando a su tacto, dejo un beso en mi mejilla que duro más tiempo de lo que debería.

— sé lo que pretendes...— dije en susurro.

— ¿y que pretendo?

— besar mis labios— dije alejándome y cruzándome de brazos.

— no pretendía eso, pero según veo tú querías eso— reí y me senté en una silla al lado de Tamara.

— ve a dormir.

Jasper se sentó en el suelo apoyando su espalda a la pared.

— ya te lo e dicho, me gusta más verte— rodé los ojos.

Ese sentimiento que sentí cuando salí logro confundirme, me sentía observaba, como si alguien me vigilara ¿y si así era? 



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En el texto hay: cazadores, hombres lobos, romance

Editado: 20.06.2021

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