Otros tres largos años habían transcurrido y ocho desde la desaparición de los chicos, y aunque la comunidad en general ya los daba por muertos, ni la familia ni los Arzhaelíes se habían dado por vencidos.
Como cabía suponer, apenas Elijah y Brendan dejaron la escuela, ingresaron a la Orden. Cumplieron con el período de entrenamiento casi por pura fórmula y en realidad pasaban más tiempo en los enfrentamientos que no habían dejado de producirse, y aunque para ese momento aun no eran oficialmente krigers, que en los campos de entrenamiento de Arx, y como los entrenadores tenían clarísimo que no podían detenerlos, ni siquiera se habían molestado en intentarlo.
Aunque los Arzhaelíes procuraban dedicarle algo de atención a sus hijos y hacían pequeños altos en su frenético ritmo de trabajo, los chicos resentían algunas ausencias, entre las que destacaban la de Alaric, Garlan y Mael.
No obstante, en el caso de los dos primeros, solo habían hecho un alto el día del cumpleaños de las trillizas, pero ni siquiera se habían quedado el tiempo suficiente como para compartir nada más allá de un apresurado beso y unas pocas palabras. Pero el de Mael era más extremo, porque la última vez que lo habían visto había sido el día del cumpleaños de Erik el año que Elijah y Brendan habían salido de la escuela, después de eso el Arzhaelí no había vuelto a aparecer por Averdeen y solo sabían por Elijah que dividía su tiempo entre mantener a raya a los Uzkys y acudir apresuradamente a donde quiera que se lo requiriese cuando se producía un ataque de grandes dimensiones.
La búsqueda de Iker y Nat había sido suspendida, pues Iván les había asegurado que estaban en Rejett, y a menos que organizasen un ataque al castillo, algo del todo inapropiado porque corrían el riesgo de que mataran a los chicos antes de que pudieran llegar a ellos, no podían hacer nada más allá de seguir intentando negociar con Ioan, el asunto era que él se había negado a recibir a nadie y las poquísimas y precarias relaciones pseudo diplomáticas que había mantenido con las otras razas antes del secuestro, habían cesado por completo.
Iván había sufrido de manera inmisericorde una vez que había desbloqueado sus emociones y había procesado las palabras de Ruslam, pues tenía muy pocas dudas de que aquello significaba que Nat había sido transformado. Aunque Dan, Giulian, y sus hijos habían intentado por todos los medios convencerlo de que, aunque aquello fuese cierto, aun podían recuperar a Nathaniel, él no estaba muy seguro de ello, pues conocía de primera mano los métodos de Ion y más aun los de Ruslam, y estaba seguro por lo que le había dicho éste, que habían efectuado una ardua labor, tanto para envenenar el cerebro de su hijo como para que no quisiese regresar con su familia.
A pesar de que Iván había aprendido a vivir con su naturaleza y la había dominado, jamás pensó ni por un solo instante que ninguno de sus hijos correría aquella espantosa suerte y no se había preparado para ello de ninguna manera, así que estaba sumamente abatido.
En Develieng se preparaban para las vacaciones de verano, pero lejos del alboroto habitual, se respiraba un aire de angustia y los niños solo querían regresar a casa para asegurarse de que sus parientes estaban bien.
El edificio del ala este y que antiguamente había servido de residencia a los elfos, llevaba dos años vacío, pues todas las comunidades élficas habían decidido retirar a sus hijos de la escuela una vez que se pautó la alianza y se convencieron que se avecinaba una guerra.
A medida que el conflicto había ido agudizándose, y si bien todos los que se apellidaban Natchzhrer estaban acostumbrados a cierto nivel de rechazo por sus compañeros, el mismo se acrecentó de manera alarmante, y en el caso de los nemhains se volvió hasta peligroso, ya que ese último año y al volver de las vacaciones de Valborgsaften, intentaron atacar a Eve y a Lyseryd. Como cabía esperar aquello redundó en directo perjuicio para los agresores, porque por una parte reducir a aquellas jóvenes no era trabajo sencillo, y aunque las atacaron con espino, esto pareció no hacerles mucho o al menos no el que los nemhains esperaban, y por otra parte Gemdariel y Zoran aparecieron justo en aquel momento y las cosas se le complicaron mucho a los nemhains.
Eirian castigó a los agresores e intentó que los furiosos Danny, Gail, Giulian, y Dan no fueran directamente por la cabeza de los sucios nemhains como los llamaron.
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Editado: 28.11.2023