Arzhvael (libro 2. Perseguidos)

Cap. 7 Derrumbe

 

El regreso de los miembros del Consejo al edificio fue aplaudido por la comunidad en general, y la reunión con Bastian O’Neill quedó fijada justo para el día siguiente. En cuanto los Arzhaelíes fueron informados de esto, se reunieron nuevamente.

  • Pensé que tendríamos más tiempo - dijo Eowaz
  • Es evidente que temen lo que podamos hacer si no se dan prisa - opinó Delos
  • Supongo que es muy pronto para que hayan dispuesto un lugar de reunión - dijo Eowaz mirando a Iván y a Giulian
  • En realidad hemos pensado en Clever House - dijo Iván y Eowaz miró a los gemelos antes de hablar.
  • ¿Es seguro? - preguntó finalmente
  • La haremos tan segura como sea posible - aseguró Vlad
  • Somos los únicos Cornwall vivos y legítimos - agregó Giulian sabiendo a lo que se refería Eowaz - y siendo el mayor, tengo derecho a disponer de ella como me parezca.
  • Bien, lo dejo en sus manos, pero dense prisa - dijo Eowaz, y agregó - Iván, llegó el momento de advertir a los niños.
  • De acuerdo, lo haré de inmediato 
  • Están en clase ahora - informó Dorila
  • Pues sácalos - dijo él poniéndose de pie
  • Esperen - los detuvo Eowaz - ¿Giulian? - preguntó mirándolo
  • Hecho - contestó él
  • Bien, Jonathan irás con ellos y ya sabes qué hacer
  • Sí señor - aceptó el chico
  • ¿Con qué objeto? - preguntó Delos
  • Si se están moviendo tan rápido, es posible que Bastian  solicite el juicio en cualquier momento y las cosas podrían ponerse difíciles si envían por los niños y ninguno de ustedes está con ellos - contestó Eowaz - así que Jonathan se encargará de eso
  • Pero Eowaz - dijo Dorila - los niños no son Arzhaelíes, Jonathan no puede…
  • Descuiden - la interrumpió Jonathan con una sonrisa - eso está resuelto.

Delos miró a los gemelos con cara de horror mientras ellos sonreían malignamente.

  • Lo sabía… ustedes… grandísimos… - pero parecía no poder encontrar las palabras adecuadas
  • Tu habrás sido un Ansvarig, Delos, pero no puedes culparnos por ser más hábiles que tú - dijo Giulian
  • ¿Nos vamos? - preguntó Iván

Y aunque Delos parecía a punto de sufrir un ataque cardíaco, no les quedó más remedio que marcharse.

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Desde la mañana anterior con el episodio en la puerta del comedor, tanto los alumnos que lo habían presenciado, como a los que se lo habían referido, miraban a Danny como si fuese un loco peligroso, lo que en cierto modo resultó beneficioso, porque evitaba que se dirigieran a él con comentarios desagradables y por extensión a su hermana y amigos.

  • ¿Sabes príncipe? - dijo Gail a la salida de la clase de Alquimia - Tu mal genio a veces nos reporta beneficios.
  • Deja de llamarme príncipe o el único beneficio que obtendrás será el de terminar en la enfermería - dijo con el mal humor propio y resultante de esa clase
  • ¡Oh vamos, Danny! - se burló Gail - Giulian llama a Sam princesa y ella no hace tanto escándalo
  • Tú no eres Giulian y ciertamente yo no soy Sam.

Llegaron con el tiempo justo a la clase de Speller y Curses, pero a la mitad de ésta y cuando ya el humor de Danny había mejorado, entró Dorila.

  • Buenos días, Hudolia - saludó y sin esperar respuesta - Douglas, Natchzhrer, Berserker y McKenzie,  acompáñenme.
  • ¿Cuál Douglas y cual McKenzie? - preguntó Diandra
  • Todos - contestó Dorila fulminándola con la mirada

Los chicos recogieron sus cosas y la siguieron. Mientras caminaban tras ella, Sam intentó enterarse del motivo de aquella súbita interrupción, pero solo vio una sucesión de epítetos que acompañaban a los nombres de sus padres, de modo que dejó de intentarlo. Los demás también se preguntaban la razón por la que habían sido sacados de clase, pero ciertamente ninguno se habría animado a preguntar nada, con la posible excepción de Sam y Diandra que parecían disfrutar molestando a esa mujer. Sin embargo, ninguna de las dos decidió hacerlo en esta ocasión. Cuando se dieron cuenta estaban en la entrada de su edificio.

  • Entren - les ordenó Dorila

Mael metió la mano en la bóveda y una vez que la puerta se abrió, Dorila dio la espalda para marcharse, Diandra estaba a punto de preguntar, cuando un grito la hizo volverse.

  • ¡Iván! - exclamó Sam - ¡Jonathan! – lo hizo Aderyn al mismo tiempo

Las chicas corrieron y los abrazaron. Los niños caminaron con más calma contentos de que no se tratase de ninguna catástrofe, pero mientras se acercaban, los tres parecieron pensar lo mismo, aunque fue Danny quien lo expreso en voz alta.

  • ¿Están todos bien?
  • Siéntense -  pidió Iván - tenemos que hablar con ustedes.




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