Al día siguiente del cumpleaños de los chicos, Giulian despertó con un brutal dolor de cabeza que le impidió salir de la cama, algo de lo que nadie se había percatado hasta que Sam, luego de que todos habían desayunado, incluidos Danny y Gail que siempre eran los últimos, preguntó por su padrino.
Sin embargo, Iván tenía información adicional que su hermana no manejaba, y era el hecho de que Giulian había estado no solo despierto hasta casi el amanecer, sino que había bebido como un cosaco a causa de su preocupación por Samantha y Casander.
Cerca de mediodía, Sam decidió que algo no estaba bien en relación a Giulian y eso la preocupaba. De modo que dejó el libro que había estado leyendo y se encaminó a la habitación del gemelo.
Samantha era un modelo de educación y buenas costumbres, pero tenía el muy mal hábito de entrar sin llamar, y aquella no fue la excepción. No obstante, lo hizo con sigilo previendo que su padrino pudiese estar dormido. Abrió y asomó la cabeza, todo se veía en penumbra, porque aparte de estar en invierno, las cortinas estaban cerradas.
Al no obtener una respuesta, la chica terminó de entrar a la habitación. Cuando sus ojos se adecuaron a la penumbra, pudo notar que Giulian seguía en la cama. Se acercó y se dio cuenta que él seguía dormido.
Estaba por dar la vuelta y marcharse, cuando lo escuchó quejarse. Acercó su mano a la frente del hombre y retirando el rebelde mechón de cabello que parecía no moverse nunca de allí, lo tocó comprobando de esta forma que no tenía temperatura. Sin embargo, eso no disminuyó su preocupación, porque si bien no tenía fiebre, algo debía dolerle ya que tenía el ceño fruncido y seguía quejándose. Estaba considerando llamar a Iván, cuando lo escuchó llamarla.
Se acercó un poco más y se fijó que seguía dormido, de modo que debía estar soñando. Se quedó observándolo un rato, pero como no volvió a quejarse decidió dejarlo dormir.
Tal y como dijo Eve, Giulian no apareció hasta final de la tarde, y tenía un pésimo aspecto. Eve se acercó a él, y aunque el gemelo intentó evitarla, no lo consiguió.
Iván lo agarró por un brazo y lo alejó de la amenaza. Pero aquel día no estaba destinado a ser mucho mejor que el anterior para Giulian, porque poco después de la cena, Alexander Lèbedev, el padre de Casander, solicitaba conversar con él y con Iván, pero mientras que Iván tenía pocas dudas acerca del tema de conversación, Giulian no se percató hasta que fue demasiado tarde.
El hombre los esperaba en uno de los salones del Castillo que habían destinado como estudio.
Aquello confirmó las sospechas de Iván y aumento de forma bestial el dolor de cabeza de Giulian que había caído en la cuenta de la posible razón de aquella inesperada visita.
Iván consideró que había llegado el momento de intervenir antes de que las cosas se pusiesen realmente mal y fuese inmanejable la situación, y conociendo a Giulian, no estaban muy lejos de eso.
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Editado: 25.09.2022