Luego del funeral todos volvieron al Castillo mientras que Eowaz marchaba a su despacho, ahora que Bastian había desaparecido debían reordenar las cosas, y aunque en ese momento su espíritu estaba acongojado, debía sobreponerse y atender sus obligaciones. Los miembros más importantes del antiguo Consejo de Estado pedían reunirse con él, había decisiones que tomar, porque los miembros del actual Consejo en su mayoría habían sido apresados por las fuerzas Arzhaelíes, y los que no habían participado de la lucha armada estaban desaparecidos, de modo que el mismo estaba acéfalo en aquel momento. Los atendería, pero vería el modo de postergar un par de días la toma de decisiones en cuanto al método que adoptarían para restablecer el orden, porque Peter McKenzie no estaba en condiciones de participar justo ahora y sin duda era quien mejor podía hacerlo. Y, por otro lado, los integrantes del Consejo Arzhaelí tampoco estaban en condiciones de participar en nada durante las próximas horas.
Por otra parte, muchas de las familias que se habían visto obligadas a refugiarse en Arx, ahora querían regresar a sus lugares de origen y algunos querían conversar con él antes de partir, de modo que le esperaba aún una larga jornada.
En el castillo, las McKenzie se reunieron con su desolada familia mientras que Danny, Gail y Sam se retiraron a sus habitaciones y Mael se fue a hablar con Iván.
Iván se sorprendió al escuchar eso, pero evidentemente debía ser cierto ya que Mael no mostró la misma sorpresa que Sam cuando él mencionó que habían permanecido dos meses en cautiverio.
Mael procedió a hacerle un relato completo y pormenorizado, sin omitir ningún detalle, de todo cuanto habían vivido durante el tiempo que permanecieron en el Laboratorio, y aunque Iván era un hombre paciente y ecuánime, nada lo habría preparado para escuchar con tranquilidad lo que Mael le reveló. Pasó por toda la variedad de estados de ánimo y sentimientos, y al final, estaba más allá de cualquier sentimiento conocido. Cuando Mael terminó su escalofriante relato, se acercó a él.
Pero ciertamente Iván no tenía idea de cómo decirle a Samantha semejante monstruosidad, y yendo más lejos, no veía razón para hacerlo.
Iván abrió los ojos al doble de su tamaño habitual, y por un momento Mael temió que sufriese un paro cardíaco y aún no le había dicho todo.
Iván estaba perfectamente al tanto de las extraordinarias cualidades de Blaidd, pero seguía siendo un lobo, de modo que, aunque no temía que le hiciese ningún daño a un recién nacido, difícilmente podría prestarle la atención debida.
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Editado: 19.10.2022