Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap.11 El legado

 

Cuando Giulian entró al despacho de Peter, sintió de inmediato la tensión. Dan tenía el rostro enrojecido mientras que Amy estaba pálida y los gemelos tenían el aspecto de haber sido paralizados.

  • ¿Qué sucede? – preguntó
  • ¡Esto no sucederá de ninguna manera! – vociferó Dan
  • No puedes evitarlo, Daniel – dijo Eowaz
  • ¿Y qué sucede si nosotros no queremos? – preguntó Sam
  • En realidad, no tienen que hacer uso de nada, pero no pueden rechazar el detentar su posesión, ustedes son los herederos legales de Bastian les guste o no – aclaró Eowaz – De modo que todas sus propiedades han pasado a nombre de ustedes, es algo que nadie puede evitar ni cambiar en ningún sentido.
  • ¿Y están seguros que son los herederos legales? – preguntó Giulian una vez que entendió lo que estaba sucediendo – Porque yo pude anular los derechos de Ángela sobre cualquier propiedad Cornwall.
  • Por supuesto Bastian al igual que tú habría podido hacerlo, pero era lo bastante arrogante como para considerar que él acabaría tanto con los gemelos como con Amy, de manera que no se molestó en anular sus derechos desvinculándose de ellos.
  • ¡Pues no estoy dispuesto a aceptarlo! – exclamó Dan con terquedad – Ni mi mujer ni mis hijos…
  • Dan – lo interrumpió Iván – el ser los poseedores de todos los bienes materiales de Bastian, no los hará ni mejores ni peores, es un derecho ancestral al que no puedes oponerte por mucho que te moleste, y hagas lo que hagas no puedes modificar algo que se sucede sin intervención humana. Puedes vociferar todo cuanto desees, puedes oponerte de palabra y decir que no lo permitirás, pero seguirá siendo un hecho. Se razonable y ten presente que esa posesión no cambia en nada lo que son como personas.

Eowaz se quedó mirando a Iván y decidió que, si había alguien razonable dentro de los miembros del Consejo, ese era Iván Natchzhrer y con una especial habilidad para mediar con éxito en los conflictos. Sonrió y por primera vez en muchos días se sintió tranquilo con relación a las próximas acciones a tomar.

Dan se había tranquilizado y tanto los gemelos como su madre se habían resignado. Y como había dicho Eowaz, nunca tendrían nada que ver con aquellas propiedades si podían evitarlo. Sin embargo, Peter desbarató aquello.

  • Bien, si no hay más objeciones, Danny debe ir a tomar posesión de Heimalandinu
  • ¿¿Qué??
  • ¿Por qué? – preguntó Sam y miró a Eowaz – Dijiste que no teníamos que…
  • No tienen por qué hacer uso de ellas, pero en el caso de Heimalandinu, es la propiedad principal y más antigua de la familia, y por defecto le corresponde al mayor de la misma
  • ¿Y en este caso no le corresponde a mamá? – preguntó Danny aun con cara de horror
  • Si ustedes no existieran, sí – continuó Eowaz – pero una vez que el heredero tiene descendencia, en cuanto ese chico o chica alcanza la mayoría de edad, es el propietario legal. Esto solo sucede con el que se considere el hogar familiar originario.
  • ¿Y qué se supone que haga?
  • No mucho, solo debes presentarte allí y una vez que traspongas el umbral, el Castillo te reconoce como su legítimo dueño, nada más
  • De modo que solo tengo que entrar y salir ¿no?
  • Así es
  • ¿Y qué sucede si no lo hago?
  • Nadie podrá entrar, porque Amy nunca tomó posesión de él
  • Es decir que nadie puede entrar allí hasta que Danny lo haga ¿Entendí bien? – preguntó Sam
  • No solo nadie puede entrar, sino que nadie puede salir tampoco
  • ¿Salir?
  • No hemos podido entrar y verificar quién más puede estar allí aparte de los empleados – dijo Eowaz
  • ¡Demonios! – dijeron Danny y su padre al mismo tiempo

Una cosa era negarse a ir tanto como pudiese y otra muy distinta hacerlo sabiendo que podía haber gente encerrada allí. De modo que a Danny no le quedó más remedio que aceptar ir cuando Eowaz o Peter lo dispusieran.

Una vez concluida la reunión con Peter, abandonaron el despacho. Iván se marchó con Eowaz, mientras que Dan y su familia se dirigían al Banco.

  • Solo espero que esto no sea tan engorroso – dijo aun de mal humor
  • No tiene por qué serlo, al menos en mi caso no lo fue – le aseguró Giulian – Una vez que comprobaron mi identidad, tuve acceso a todas mis cuentas.

Cuando subían las escaleras del Banco se encontraron con Frieg Lery y su madre. Sam los ignoró e intentó seguir, pero él no se lo permitió.

  • Hola Samantha – saludó interponiéndose en su camino – Aun estoy esperando tu respuesta
  • Y seguirás esperando – contestó ella con frialdad e intentó evadirlo, pero él le sujetó un brazo

Aquello fue algo que sin duda no debió haber hecho nunca, especialmente encontrándose en la compañía que ella se encontraba, porque un segundo después de haberla sujetado, un latigazo restalló en su rostro.

  • ¡Quítale las manos de encima a mi hija, infeliz!




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