Sam salió de su habitación muy contenta, y cuando entró a la de los niños se encontró con Mael.
Enseguida Mael notó el cambio, los ojos de Sam brillaban y su aura estaba resplandeciente. Por una parte, se sintió feliz y por otra enormemente desdichado. Sin embargo, se limitó a sonreírle y después de un momento más con los niños bajaron a desayunar.
Lo primero que Sam notó fue que Giulian no estaba, su padre subió a buscarlo porque Amy amenazaba con quitarle la cabeza si no aparecía y cuando Dan volvió sin él, Amy montó en cólera.
Amy había cambiado de dirección su artillería y ahora discutía con Sam por causa de su ropa.
Él saludo a todos, se acercó a Sam le dio un fugaz beso en la frente y se alejó a toda prisa. Todos vieron con asombro el extraño comportamiento de Giulian, los chicos estaban acostumbrados que él fuese con Sam extremadamente cariñoso y de hecho siempre habían pensado que la consentía demasiado, pero asumían que era por ser chica.
Sam también lo notó y rio para sus adentros pensando que estaba… ¿asustado? Iván también lo miraba con atención, porque había percibido lo mismo que Sam, pero con mayor seguridad, y aquello no tenía ningún sentido ¿Giulian Cornwall asustado? ¿Por qué? Y aunque Mael no sabía exactamente la razón, asociaba el malestar de Giulian con la extraña alegría de Sam, pero se preguntaba cómo encajaba una cosa con la otra. En tanto que los demás no se enteraron de nada.
Sam sonrió, corrió hacia él y dándole un beso en la mejilla se sentó en sus piernas y pasó los brazos alrededor de su cuello.
Giulian estaba al borde de la locura, quería levantarse de allí y salir corriendo, pero ciertamente no podía hacerlo, porque ella seguía sentada en sus piernas. Estaba rogando a los Dioses para que se levantase de una vez, pero ella estaba diciendo algo que él tenía serias dificultades en entender. Sam lo besó de nuevo y se levantó por fin, con lo que la tortura finalizó y Giulian pudo respirar de nuevo.
Ese día hubo gran actividad en la casa, Amy que nunca había tenido oportunidad de hacerles ninguna clase de celebración a sus hijos, estaba emocionadísima al igual que Dan, y por mucho que los chicos insistieron en que más importante era el cumpleaños de Brendan, si bien Amy se estaba ocupando de eso también, puso mucho empeño en los preparativos para la celebración nocturna. Iván y Dan eran más un estorbo que una ayuda efectiva, y cuando se les unieron Gail y Danny, resultó un absoluto desastre. De modo que a los únicos que Amy no quería asesinar era a Mael y a Sam. Giulian que había sido uno de los más entusiastas con la dichosa celebración, había desaparecido poco después del desayuno argumentando que lo habían llamado de la Sede, pero Sam enseguida comprendió que estaba huyendo, y si lo estaba haciendo era porque tenía miedo de lo que había sentido esa mañana, de modo que, con esos felices pensamientos, se preparó para la noche.
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Ciertamente Giulian había huido de la casa, porque no se sentía con el valor suficiente para enfrentar a Dan. No podría mirarlo a la cara después de lo que había estado pensando. Todo el torbellino de sensaciones y emociones que había despertado Sam dentro de él, eran una monstruosidad.
Por supuesto nadie lo había llamado de ninguna parte y solo necesitaba alejarse, de modo que se apareció en una de sus propiedades lo más apartada posible de Averdeen. Estuvo vagando por el prado y luego se desapareció hacia un risco sobre uno de los acantilados en Cornwall y allí se quedó durante horas. Había estado rememorando cada uno de los momentos que había pasado junto a Sam desde que se habían encontrado nuevamente. De los tres chicos siempre fue ella la más cercana a su corazón, pero eso era porque era la niña. Pero… ¿era realmente por eso? ¿solo porque era la niña?
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Editado: 19.10.2022