Las vacaciones casi habían llegado a su fin, Danny y Diandra habían anunciado que ese fin de semana se trasladaban a su nuevo hogar al igual que Gail y Aderyn. No lo habían querido hacer hasta asegurarse de que Sam estaba bien. Giulian había encontrado muchas dificultades para hablar con Dan, especialmente después de que Amy lo viera salir con Sam de su habitación, y las batallas verbales se habían vuelto cosa de todos los días.
Sam estaba con Danny y Diandra que se alistaban para trasladarse a su casa.
Cuando estuvo todo listo, bajaron a despedirse de sus padres y de Giulian. Amy lloraba y Dan estaba muy serio. A Iván le había costado mucho hacerse a la idea, pero entendía que así debían ser las cosas. Aunque sabían que era natural que desearan tener su propia casa, no les encajaba separarse de sus hijos.
Se acercó a su madre y la abrazó, hizo lo mismo con su padre, su padrino y con Giulian, y por último con quien más le costaba, su hermana. Había estado muy contento por trasladarse con su esposa al hogar que compartirían de ahora en adelante y que había pertenecido a los Douglas por generaciones, pero llegado el momento de la partida, le estaba costando mucho separarse de Sam.
Cuando le llegó el turno de la despedida a Gail y a Aderyn, la rubia lloraba con desconsuelo y Gail había perdido su capacidad para hacer chistes. Ambos abrazaron a Iván que hacía el esfuerzo por mostrarse animado. Amy renovó su llanto y Dan solo los abrazó incapaz de decir nada. Giulian intentó bromear, pero tampoco pudo, y Sam solo los abrazó con fuerza y prometió ir lo antes posible.
Después de todas las despedidas, partieron. Sam sentía como si le hubieran arrancado un pedazo de sí misma. Desde que se habían encontrado no habían vuelto a estar separados y le resultaba difícil y doloroso verlos partir. Un rato después, salió al jardín con Giulian.
Pero Sam estaba realmente deprimida con la partida de sus hermanos y no tomó en cuenta lo que Giulian había dicho, aunque en otras circunstancias tal vez se habría puesto furiosa.
Esa noche la cena estuvo muy silenciosa, Mael, como venía sucediendo muy a menudo, tampoco estuvo presente, lo que hizo sentir aún peor a Sam. Todos se fueron a dormir temprano, pero como sucedía con mucha frecuencia, Giulian no podía dormir, de modo que atravesó el pasillo y entró al cuarto de Sam. Solía quedarse allí solo mirándola dormir. Verla así le provocaba sentimientos de ternura y despertaba su instinto de protección, pero hoy las cosas fueron distintas. Las mantas se habían corrido y dejaban ver la mayor parte de su cuerpo escasamente cubierto por una bata transparente y que dejaba muy poco a la imaginación, la chica se dio vuelta en sueños y Giulian perdió el aliento. Unos pechos perfectos se dibujan a través del trozo de tela que se tensó con el movimiento y quedó embobado viendo el rítmico subir y bajar de su respiración. No hubiera podido evitar aun habiéndolo querido, el acercarse atraído como por un imán. Acarició la línea de su cuello y Sam despertó. Cuando sus ojos se encontraron, el mundo se paralizó otro minuto y como ya se estaba haciendo costumbre, se obligó a pensar fríamente.
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Editado: 19.10.2022