Arzhvael (libro 4. Nueva Vida)

Cap. 34 Injusticias

 

Ya estaban en noviembre y las cosas habían ido adquiriendo un tinte de cierta normalidad. Las clases marchaban muy bien, eventualmente los arzhaelíes tenían algún trabajo fuera, pero no era frecuente. Sam seguía extrañando mucho a Mael, porque a pesar de que lo veía en el instituto a diario, él era quien con mayor frecuencia salía en forma inesperada y entonces no lo veía ni allí. Aparte de eso echaba mucho de menos sus largas conversaciones nocturnas.

Faltaban un par de semanas para los exámenes finales cuando Sam tuvo un encuentro desagradable con Jared a la hora de la comida. En realidad, se veían muy poco, ya que él estudiaba una carrera que no le era muy simpática a Sam, Ocultismo.

  • Hola, ¿puedo acompañarte? – le preguntó Jared
  • Eres libre de sentarte donde gustes, y esta mesa no es de mi exclusiva propiedad.
  • Tan simpática como siempre.
  • Aclaremos algo Jared. No somos amigos y dudo mucho que podamos serlo, simplemente nos conocimos en unas vacaciones.
  • Vaya, que directa. Y puedo preguntar la razón por la que me niegas la posibilidad de tu amistad.
  • Sí claro, el grupo con el que andas no es de mi agrado.
  • No te estoy pidiendo que seas amiga de ellos.
  • El problema es que, si andas con ellos, debes pensar y actuar como ellos.
  • ¿Tienes algún motivo especial para tener tan alta opinión de mis amigos?
  • Oh sí, créeme que sí.
  • ¿Y podría saberlo?

Sam se quedó mirándolo unos minutos y se preguntó si al ser Jared extranjero, existía alguna posibilidad de que no supiera con quién se estaba asociando, pero era algo muy improbable, Nurión había sido expresamente conocido por todos y según lo que había escuchado a otros compañeros, aquel chico había sufrido también por su causa.

  • Lery es una rata despreciable. Su familia fue activista de los Nemhains más recalcitrantes y sirvieron incondicionalmente a Bastian O’Neill, y según creí entender, a ti tampoco te fue muy bien con él. Pero aparte de eso, todos en nuestro mundo saben que ese individuo persiguió y casi destruyó a mi familia.
  • Entiendo, lamento haberte molestado.

Y como era su extraña costumbre no dijo más y se retiró sin mostrar asombro ni ningún sentimiento en realidad. Seguía resultándole una persona extraña e inquietante.

Un domingo en la tarde, Sam había ido con Giulian a la casa de los McKenzie y mientras las chicas estaban arriba con Liz, Giulian se había quedado abajo con Peter y Anne.

  • Giulian, sabes que te queremos y eres nuestro amigo, pero en mi opinión estás cometiendo un terrible error – le estaba diciendo Anne en aquel momento
  • Anne…  –  intentó detenerla Peter
  • ¿Por qué? –  preguntó Giulian confuso y no entendiendo de qué le hablaba ella
  • Sé que la mayor parte del tiempo eso carece de importancia, por ejemplo, los padres de Diandra se llevaban muchos años entre sí, pero en tu caso, debes reconocer que has sido un tanto… digamos que especial en lo que a chicas se refiere, y siendo Samantha tan joven, dudo mucho que pueda ser feliz contigo.
  • Anne ya basta –  dijo Peter
  • Anne, tú al igual que todos saben que yo amo a Sam más que a mi propia vida
  • Suponiendo que eso fuera cierto, cosa que perdóname, pero lo dudo mucho – insistió ella –  ¿Por qué no se han casado? Ni siquiera he escuchado que tengan planes de boda y no entiendo como Dan y Amy permiten esta situación.
  • Anne, es algo que voy a resolver
  • ¿Ah sí? ¿Y cuándo?
  • Cuando lo considere oportuno –  dijo Giulian

Ninguno había notado la presencia de Sam, quien volvió sobre sus pasos y con una gran preocupación.

Lo que Anne no sabía, era que Giulian sí había hablado con Dan y Amy de aquello, y ellos al igual que él, consideraban que debía esperar. En el caso de los Douglas, se preocupaban por lo volátil de aquella relación y pensaban que debía madurar un poco más y estar seguros que no se matarían. Y en el caso de Giulian, con el correr de los días una duda había ido creciendo en su interior, porque lo que había dicho Anne él lo había estado pensando cada vez con más insistencia, pero con otra connotación. Sam era muy joven y tal vez no le atrajera la idea de pasar el resto de su vida al lado de un sujeto como él habiendo jóvenes de su edad como Mael, que daban su vida por un minuto de su tiempo. Y en realidad, tenía mucho miedo de que Sam lo rechazase.

Sin embargo, aquella noche después de una silenciosa cena donde Sam se había limitado a juguetear con su comida y en la que Dan y Amy se preguntaban en silencio qué estaría sucediendo ahora, Sam se disculpó y subió a su habitación y a los pocos minutos Giulian subió tras ella.

  • Casi no comiste princesa – le dijo acercándose y abrazándola – ¿Te sientes mal?
  • No, es que comí muchos dulces esta tarde mientras estaba con las chicas, y por cierto, mañana saldré con ellas a comprar algunas cosas para los bebes y probablemente nos quedemos a comer en Kelten
  • Mmm… estás tratando de decirme que no quieren compañía ¿correcto? – y ella sonrió abrazándose más a él
  • Sería aburrido para ti – le dijo – ¿O es que acaso te imaginas comprando cosas para bebe?
  • Podría – le dijo él y luego de un minuto – ¿Princesa… considerarías casarte conmigo?




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