El primer día del año nuevo, Dan anunció que iba a ausentarse por unos días, pero no dijo a nadie las razones. Amy no estaba precisamente feliz, pero supuso que se trataba de algo encomendado por Eowaz y que no estaba autorizado a decir. Sin embargo, Sam era otro asunto, no sabía por qué, pero ella estaba segura que no se trataba de trabajo, porque normalmente sus misiones incluían de forma casi invariable a Giulian, y en las escasas oportunidades que había marchado solo, no incluía períodos de tiempo largos. Quien resintió más esta falta de información fue Giulian, porque Sam lo había acosado de forma salvaje empeñada en que él tenía que saberlo y no quería decirlo.
Sam salió dando un portazo y él pensó que quizá aquella noche se quedase en su propia cama. Pero no podía estar más equivocado, comprobando, además, que cuando estaba furiosa, la cama de la pequeña Samantha Douglas se convertía en un volcán en plena erupción.
Dan se había ido Lanarkshire. Había estado allí no hacía mucho tiempo cuando llevó a sus hijos a conocer el Castillo, pero en esta ocasión se fue derecho hacia una de las torres, pero en lugar de subir, abrió una puerta-trampa que había en el piso y descendió al sótano de esa torre. Registró baúles, cofres y estanterías. Sin embargo, tenía la sensación de que algo paseaba por la periferia de su mente y no lograba atraparlo. Sabía que era algo importante, pero no lograba recordar, de modo que cerró los ojos y relajó su mente hasta que a ésta acudió el recuerdo de la voz de su padre:
Abrió los ojos y automáticamente sus pies lo llevaron al fondo de la estancia, descolgó el cuadro que estaba en la pared y allí estaba. Se trataba de una caja fuerte adosada a la pared. Se sorprendió al recordar perfectamente la combinación a pesar de que nunca la había usado. La abrió y cuando miró dentro, soltó una exclamación. Introdujo la mano y comenzó a sacar viejos pergaminos.
Con cierto sentimiento de pesar se preparó a leer todo aquello y tenía la seguridad de que hacerlo no iba a resultar tarea fácil, porque nunca había sido bueno para leer mucho, eso era cosa de… ¡Iván!
Sacó todo con cuidado temiendo que por su antigüedad fuesen a romperse. Los llevó al estudio y luego cursó un rápido mensaje a su amigo que se presentó tan pronto como pudo.
Pasaron dos días sumergidos en lo que Dan calificó de montañas de papel, pero finalmente Iván había entendido la urgencia que tenía Dan por leer y descifrar aquello. Sin embargo, y a pesar de que algo habían adelantado, sabían que no podían quedarse más tiempo sin que en casa comenzaran a preocuparse, de modo que recogieron todo y se lo llevaron a Averdeen, siendo Iván el encargado de guardarlos.
Aun pasaría algún tiempo antes de que pudiesen descifrar y entender todo aquel galimatías de información donde, finalmente, entenderían todo lo relativo a… La Herdera
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Editado: 19.10.2022