Aunque a las niñas no les hacía ninguna gracia y a pesar de que iban a cursos diferentes, tuvieron que habituarse a la frecuente presencia de Elladan a las horas libres cuando se reunían en la dulcería que estaba en uno de los jardines internos, o cuando iban a ver las prácticas de los chicos. Sin embargo, la primera en comenzar a ceder fue Galadriel, primero porque amaba a su hermano y no le agradaba la idea de disgustarlo, y segundo, porque Elladan no había hecho nada mal, de modo que emprendió una campaña para convencer a sus hermanas y a sus primas de darle una oportunidad a la elfa, pero si bien sus hermanas lo estaban pensando, ni Eve ni Aria quisieron siquiera escucharla. Lizzy había mantenido un silencio ensordecedor y en opinión de los chicos eso era mal presagio, y en el caso de Meilyr que fue con la primera que Elladan intentó establecer una relación, si bien era amable con ella, seguía mostrándose recelosa. Los varones por su parte no tuvieron problema alguno para aceptar a la bonita elfa, aunque en el caso de los dos pares de gemelos le advirtieron que podía caerles muy bien, pero que eso no haría que fuesen compasivos ni en el Vliegend donde el hermano de la chica era capitán del equipo, ni en las carreras con el desdichado primo.
Pero si bien las cosas con los elfos estaban medianamente bien siempre y cuando no se tropezasen Erestor y Elijah, no sucedía lo mismo con los Nemhains con quienes no había forma de llevarse bien, porque, aunque Wilkes no había vuelto a acercarse a Meilyr, y Dale parecía haber perdido el interés en Lizzy después de la sacudida que les habían dado Elijah a Dale y Alex a Wilkes, éstos seguían siendo los mismos cretinos de siempre y no perdían oportunidad para fastidiarlos.
Con las cosas así, el día anterior a Valborgsaften, se presentaron tres situaciones que involucraban a los Nemhains tanto chicos como chicas. La primera tuvo lugar en el receso de media mañana cuando Lizzy y Meilyr habían entrado a los servicios, apenas lo hicieron escucharon Cornwall y se detuvieron.
Lizzy y Meilyr estaban rojas de indignación y tenían doble motivo para estarlo, ya que aquella era la tal Sandra que había estado molestando a las trillizas el día de su llegada, de modo que decidieron que ya habían tenido suficiente y era hora de ajustar cuentas, de manera que agitaron sus Gwialens murmurando un conjuro y a continuación escucharon a aquellas chillando. Sonrieron con satisfacción y sin ser vistas se apresuraron a abandonar los servicios para dirigirse a los del otro piso, pero mientras caminaban iban muy satisfechas, porque, así como los chicos habían estado cobrándoselas al necio de Morrison, ellas acababan de hacer lo propio con Sandra.
El siguiente incidente estuvo protagonizado por las trillizas cuando iban hacia el comedor. Los chicos se habían organizado para evitar que las niñas estuviesen solas, porque, aunque Iker y Nathaniel iban al mismo curso, encontraban arriesgado que solo ellos dos tuviesen que cuidar de siete chicas, de modo que en cuanto sonaba la campana, los que estuviesen más cerca corrían a toda velocidad hacia el grupo y los escoltaban bien fuese a otro piso donde tuviesen clase o hacia el comedor si éstas habían concluido. Aquel mediodía la tarea había recaído sobre los gemelos Douglas, de modo que iban bromeando con sus primos cuando vieron que las niñas se detenían en forma súbita, así que automáticamente se llevaron las manos a los bolsillos y caminaron hacia el frente, pero no parecía que sucediese nada y las niñas solo parecían estar escuchando algo.
Hasta allí les llegó la paciencia a las trillizas, porque al minuto siguiente y mientras los gemelos Douglas sonreían sin prestar atención a las reacciones de sus primas, éstas avanzaron enfurecidas seguidas de Eve y Lyseryd, pero antes de llegar, ya en las mejillas de las cuatro participantes de la conversación habían aparecido cortes idénticos.
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Editado: 22.03.2023