Cap. 2 Los padres de los angelitos

Poco después de los sucesos que habían tenido lugar en la Cueva de la Magia unos años atrás y antes de que Eowaz anunciase oficialmente que se retiraba, dejando a Iván como nuevo jefe del Concejo Arzhaelí, había sometido a discusión la designación de los Douglas, las McKenzie, y Gail como miembros del Concejo. La discusión había sido breve y con el resultado que cabía esperar, de modo que ellos pasaron a integrar el mencionado Consejo; un par de años más tarde fue Iván quien sometió a consideración la designación de otro Arzhaelí que había acumulado suficientes méritos, Urs Ditznik, y en su caso la discusión fue mucho más breve pasando así, él también, a formar parte del mismo.

Con un sólido equipo sobre el cual apoyarse, Iván había conducido al cuerpo con éxito y sin mayores tropiezos. La orden había recibido ingentes cantidades de solicitudes de ingreso que parecían ir en aumento cada año, y como habían tenido un período de relativa calma, los Arzhaelíes se habían dedicado o bien a perfeccionar sus habilidades, o como en el caso de Mael y Giulian a organizar cuerpos especializados en determinadas áreas, algo que había tenido un resonante éxito y que fue tomado como ejemplo para formar otros grupos especializados, como por ejemplo el de Danny y Kenny que habían preparado a sus hombres para extraer cualquier clase de información a un posible prisionero, aunque Kenny también tenía mucha habilidad para recabar información en otras áreas, y al igual que su hermano Jonathan, había cultivado una enrome cantidad de relaciones en diversos círculos que incluía a sujetos que transitaban por la delgada línea entre lo legal y lo ilegal, pero que podían resultar útiles en determinadas circunstancias; el de Armel y Waleska se especializaba en la manipulación mental; el de Diandra y Alaric contaba con los mejores arqueros de la orden, o el de Garlan e Iwerd que habían preparado a sus Krigers en búsqueda y rastreo y sus entrenamientos eran unos de los más duros que podían imaginarse, de modo que los que finalmente lograban aprobar, sin duda podía decirse que estaban preparados para cualquier cosa.

En el caso de Samantha podía trabajar tanto con Garlan como con Armel, o con su hermano y Kenny, pero esta última opción ponía del peor humor a Giulian y ocasionaba el enfado de Iván que lo encontraba bastante estúpido.

Dan, Amy, Elar y Gail, formaban parte del grupo de élite de Giulian, porque todos eran sumamente veloces y letales, pero Dan además hacía equipo con Aderyn, porque ambos habían sido dotados de una enrome capacidad y elocuencia y eran quienes se encargaban de las relaciones entre la Orden y el Concejo de estado, ya que, si bien Iván era muy paciente y educado, definitivamente su paciencia no alcanzaba para entenderse con los políticos, mientras que Dan y Aderyn sí la tenían.

De manera que en conjunto tenían una organización que marchaba en perfecta sincronía y armonía si no se tenían en cuenta los eventuales ataques de estúpidos celos de Giulian. No obstante, a raíz de los últimos acontecimientos, el consejo se había reunido por primera vez por este motivo el verano anterior cuando Elijah fue atacado por la Midgard, ya que no había una explicación plausible para la presencia de ese bicho en un lago relativamente pequeño. Sin embargo, cuando Amy y Sam fueron a hablar con sus parientes del agua, ellas no tenían una mejor explicación que una muy enigmática.

• El bien y el mal están en todas partes, y la energía negativa está tomando fuerza

Aquello naturalmente aparte de no haber aclarado nada, encendió todas las alarmas en los cerebros, especialmente en el de aquellos que habían sido partícipes de la última aventura, porque recordaron que flotaba sobre ellos una profecía que aun no había sido descifrada del todo, aunque Delos y Aderyn seguían trabajando en ello.

Jonathan y Urs naturalmente formaban parte del grupo élite de Giulian que había sido popularizado entre sus compañeros como el GOE (Grupo de Operaciones Especiales) por su amplia variedad de actividades que incluía el espionaje tanto en su mundo como en el mundo Firbolg, y era allí donde encajaban Jonathan y Urs, porque estos dos individuos eran expertos en meterse donde nadie los llamaba y con sorprendente éxito. Jonathan por su innata simpatía y chispeante personalidad, y Urs por todo lo contrario, ya que mientras Jonathan entraba por las puertas grandes haciendo el mayor escándalo y atrayéndose la atención y la confianza de las personas, Urs lo hacía desde las sombras y normalmente la atención que le interesaba captar era la de aquellas personas silenciosas y sombrías de las que a menudo obtenía importante información. De modo que después de lo sucedido con Eurielle, recibieron la orden de recabar información en cualquier círculo que fuese posible.

Aquella mañana de mediados de junio, Danny había citado a su grupo temprano, pues tenían una información proporcionada por Jonathan y Urs que debían verificar. La primera en llegar había sido Kennocha Belceskar. La chica era muy entusiasta, pero la verdad Danny estaba un poco harto de ella. Cuando se la asignaron, ella había dejado claro que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para causar buena impresión, pero su descarado coqueteo había encendido una luz de alarma en el cerebro de Danny, indicándole que esta era una mujer de la que había que cuidarse, porque podía ocasionarle muchos problemas, especialmente si Di llegaba a enterarse de cómo se conducía Kennocha en su presencia. Danny conocía de sobra el carácter de su mujer y no era cuestión de juego. La chica pareció darse cuenta de que nunca tendría una oportunidad con el apuesto Arzhaelí y enfiló sus baterías a otros lugares igualmente peligrosos, aunque no dejaba de hacerle caídas de ojos a Danny cada vez que se le presentaba la oportunidad.

• Buenos días, jefe  --  saludó ella a pesar de que Danny le había dicho en repetidas oportunidades que no lo llamase así
• Buenos días, Kennocha. Los demás deben estar por llegar, diles por favor que en seguida regreso  --  le dijo, porque no tenía intenciones de pasar ningún período de tiempo a solas con aquella amenaza