El día que los niños volvían para iniciar el período vacacional del verano, y aunque ya pasaba de mediodía, Garlan despertó sobresaltado. En principio estaba desorientado pues no tenía idea de la razón por la que había despertado así, pero solo le tomó unos cuantos segundos recordarlo y pensar que Alaric iba a matarlo y de hecho era extraño que no se hubiese presentado allí, de modo que haciendo a un lado las sábanas intentó levantarse, pero una mano lo retuvo.
Garlan hizo una mueca de fastidio, porque, aunque no era inusual que su cama estuviese concurrida a aquella hora y más siendo un día no laboral para él, en aquel preciso momento le resultaba de lo más inconveniente, así que se deshizo de la sujeción y poniéndose de pie se volvió para mirar a la chica que lo miraba a su vez con evidente admiración. Tal vez un sujeto más conservador se habría sentido incómodo ante la atenta observación puesto que no llevaba nada encima, pero Garlan McEwan había superado la etapa de la incomodidad hacía mucho tiempo y posiblemente incluso antes de salir de la cuna.
Dicho esto, le dio la espalda y se dirigió al cuarto de baño dejando a la chica con expresión de disgusto y pensando que aquel individuo, aunque seguía siendo groseramente apuesto, no parecía tener nada que ver con el que había conocido la pasada noche, porque a pesar de que era cierto que no había resultado tan hablador como su amigo Alaric, al menos sí había sido muy cortés y caballeroso, de modo que su reciente comportamiento la disgustó mucho. Sin embargo, pensó que tal vez solo era de la clase que despertaba de mal humor y que después de un baño y un café las cosas mejorarían, así que se levantó se colocó una camisa de él y fue a la cocina.
Garlan por su parte, se había dado la mayor de las prisas en alistarse, como no estaba de servicio ese día, optó por ropa informal, pero ningún Arzhaelí abandonaba su residencia sin su Skik, de manera que la recogió y abandonó su habitación, pero cuando iba a mitad del salón sintió el olor a café, cambió de dirección y compuso una expresión que era mitad fastidio y mitad incredulidad.
No obstante, Garlan no era conocido precisamente por su paciencia y menos aún por su dulce carácter, de modo que la sujetó por un brazo, la condujo a la habitación y la miró de forma desagradable. Tenía la intención de decirle que se diese prisa, pero optó por un método alternativo y moviendo su mano la despojó de la camisa e hizo que las prendas de la chica se colocasen en el lugar correspondiente, después de lo cual caminó de nuevo hacia ella sujetándola y conduciéndola hacia la salida.
Posiblemente a Garlan en otra circunstancia no le habría molestado pasarse el resto del día allí con ella, pero siendo que no podía y ya lo había dicho, su escasísima paciencia ya había llegado al borde.
Eso fue lo último que la chica escuchó, porque al segundo siguiente y después de haber asegurado su residencia, Garlan había desaparecido.
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Alaric que sí había tomado precauciones con arreglo a las actividades de ese día, había despachado a su acompañante con mucha más delicadeza y luego se había dedicado a su persona con el mismo esmero de siempre, ya que Garlan y él eran dos polos opuestos en ese sentido, y mientras la principal característica de Garlan era que tenía la apariencia descuidada de un pintor bohemio, Alaric la tenía de un modelo de revista. Una vez que estuvo correctamente vestido, se dirigió al lugar en el que habían quedado para comer, y de no haber sido porque el sinvergüenza aquel estaba muy distraído con un grupo de chicas que se encontraban en el lugar, posiblemente habría ido al departamento de Garlan a tirarlo de la cama. Finalmente Garlan había hecho acto de presencia y Alaric se despidió de las chicas a toda prisa al ver que su amigo venía de pésimo humor.
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Editado: 24.05.2023