Los Arzhaelíes abandonaron la habitación de Garlan y después que Iván les explicó a los parientes de su compañero que estaría inconsciente y la razón para ello, la madre de Garlan no se entretuvo y entró seguida de su esposo y de las dos hermanas de Garlan, pero Glenwer se quedó y miró a Alaric.
Iván lo consideró durante unos segundos y después de que Alaric le aseguró en forma silenciosa que podían confiar en Glenwer, recibió la autorización para informarle los hechos con la salvedad de que no debía repetirlo a nadie, incluidos sus padres. Después de eso los demás se marcharon dejándolos solos.
Alaric comenzó el relato de lo sucedido, y aunque Glenwer se dedicaba al difícil ejercicio de litigar en los tribunales al igual que su progenitor, por lo que era un individuo acostumbrado a escuchar cualquier cantidad de barbaridades, estaba en realidad muy sorprendido, pero hizo a un lado sus sentimientos y escuchó pacientemente hasta el final, ya que siendo que le había quedado claro que su hermano había cometido un acto criminal, era altamente probable que requiriese de su ayuda en el futuro cercano y por tanto era de vital importancia que él conservase su fría calma.
Alaric comenzó a molestarse, pero luego recordó algunas cosas. Él había conocido a Glenwer prácticamente toda su vida, ya que Garlan y él eran amigos desde los siete años y sabía que por algún motivo aquel sujeto se había empeñado con el mayor ahínco y pobres resultados, en defender a su hermano, ya que el menor si bien era extraordinariamente bueno para meterse en tantos líos como le era posible, también lo era para salir de ellos sin ayuda. No obstante, y a pesar de que ya Garlan era un hombre y uno bastante peligroso, además, Glenwer parecía seguir sintiéndose responsable por él, así que respiró con resignación antes de responderle.
Sin embargo, Alaric llevaba razón en eso de que Glenwer era muy bueno para preocuparse por Garlan, porque después de quitarse la preocupación inicial asumió otra. Era cierto que él nunca había sido de mucha ayuda para su hermano, porque el condenado muchachito no lo permitía, pero si bien nunca había podido ejercer lo que él consideraba sus funciones de hermano mayor, sí tenía una excelente relación con el incordio aquel, y a pesar de la agitada vida de Garlan, se mantenían en estrecho contacto, de este modo había sido como Glenwer se había enterado de lo que él llamaba la poco saludable relación que mantenía Garlan con Samantha Cornwall. En opinión de Glenwer y a pesar de conocer bien a su hermano, aquella muchachita le había dado más dolores de cabeza de los debidos a Garlan, y en todos los años que llevaba conociéndola, prácticamente no había una oportunidad en la que se encontrase con su hermano en la que él no estuviese quejándose de algo relacionado con la Niña, sin contar las veces que lo había enviado al hospital, así que Glenwer había llegado a la misma conclusión que más de la mitad de las personas que conocían a Garlan y pensaba que su hermano quería de forma muy absurda a aquella chica. Él se había negado a aceptar la idea de que estuviese enamorado de ella, porque en su opinión y en primer lugar, Garlan se tenía en muy alta estima a sí mismo como para hipotecar su existencia a nombre de ninguna mujer, y segundo, su hermano podía ser muchas cosas, pero estúpido no era una de ellas, y sin duda enamorarse de la mujer de un Cornwall equivalía – al menos en su caso – a firmar una sentencia de muerte, porque estaba seguro que Garlan no se lo habría callado como no solía callarse nada, y por otra parte, era igualmente seguro que Giulian Cornwall, Arzhaelí o no, lo habría matado sin miramientos. No obstante, por algún motivo desconocido para Glenwer, la Niña seguía formando parte importante de la vida de su hermano y encima le había endilgado el papel de padrino de una hija suya, de modo que por todo lo anterior y conociendo a Garlan como lo conocía, estaba seguro que si bien y según lo que había asegurado Alaric, no iban a procesarlo, no adelantaban mucho, porque ya el mismo Garlan se encargaría de castigarse a sí mismo de la forma más inmisericorde.
Iván había decidido dejar inconsciente a Garlan durante todo aquel día y hasta que su cerebro no corriese ningún riesgo, pero al día siguiente cuando lo reanimó, sucedió exactamente lo que Glenwer había temido.
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Editado: 24.05.2023