Arzhvael (libro 8. Razas)

Cap. 32 En Arx de nuevo

 

Los miembros de los escuadrones de Mael y Alaric se habían apresurado a acabar con los Uzkys que habían caído tan inesperadamente, mientras que los rastreadores del grupo de Mael habían salido en persecución de los que se habían escapado poco antes.

Los Arzhaelíes por su parte, y aunque normalmente después de un conflicto lo primero que hacían eran un rápido recuento de daños, en aquella ocasión no se detuvieron, sino que sujetaron a todos los niños y los trasladaron a Arx, porque suponiendo que alguno estuviese herido, sabían que era sumamente importante que fuesen atendidos de inmediato, ya que el veneno de las flechas Uzkys era sumamente violento y solía causar mucho daño por pequeñas que fuesen las heridas.

Alaric había dado el aviso a Isham de que estaban trasladando aquel tipo de heridos, de modo que el Läkare dio la alarma y se activaron los equipos de emergencia, de manera que cuando comenzaron a materializarse ya los estaban esperando para ingresarlos a las salas de atención primaria.

Los gemelos Cornwall y Alex apenas habían sido rozados, pero si bien los gemelos contaban con la protección de su sangre, no era el caso de Alex que había llegado ya con temperatura. Gamariel también había recibido una ligera rozadura mientras que Galadriel había sido herida en forma directa y no como sus hermanos, porque a ella si la había alcanzado de lleno una flecha. Nathaniel estaba más o menos en las mismas condiciones que la trilliza, ya que había recibido un par de flechas en su humanidad en su empeño por proteger a Denielig que había resultado incluso más audaz que sus desquiciados hermanos. Denielig si bien no había sido alcanzada por las flechas, tenía una herida de origen desconocido al menos a primera vista, lo que hizo que Paul Wilson fuese llamado con urgencia.  Arianell era la siguiente que se encontraba en mal estado, porque ella había sido la primera en ser atacada y la que llevaba más tiempo con el veneno haciendo estragos en su organismo. Y el que se encontraba en peores condiciones era Elijah que había recibido por lo menos media docenas de flechas. El resto de los niños presentaban uno que otro rasguño sin importancia con excepción de los varones Douglas y Gemdariel que estaban completamente ilesos, los primeros por su habilidad y rapidez y Gema por la decidida protección de Garlan que sí había recibido un flechazo en un costado.

Elar le había enviado aviso a Daira, ya que Jonathan estaba hecho polvo viendo a su hija en aquel estado, así que cuando Daira llegó, apenas si se detuvo unos segundos a revisar a Lizzy y a Erik que, aunque solo habían recibido rozaduras estaban pálidos, y en el caso de Lizzy lloraba en brazos de su hermano. Después de intentar tranquilizar a Lizzy, Daira entró a la sala de atención y se le encogió el corazón. Los dos Läkares que estaban atendiendo a Arianell en ese momento limpiaban sus heridas y le informaron que ya le habían administrado el antídoto. Daira tuvo el fugaz recuerdo de Jonathan en condiciones similares hacía varios años atrás y se sintió enferma, porque al dolor de ver a su hija pasando por aquello y ver a Jonathan desecho y llorando como un niño pequeño, vino a sumarse la preocupación de que Arianell era en definitiva una copia fiel de su progenitor, y Daira estaba segura que siempre viviría con el corazón en la boca a causa de los líos en los que se metería su hija.

En otra de las salas se encontraba Iván haciendo los mayores esfuerzos por no venirse abajo mientras ayudaba a otro Läkare con la atención de Nathaniel. Él sabía que su sangre vampírica haría casi lo mismo que la sangre de los Douglas, y Nat no tardaría en recuperarse, pero seguía siendo su hijo y le resultaba muy doloroso verlo herido y sabiendo que a pesar de que su recuperación sería relativamente rápida, nada evitaría que tuviese que experimentar el dolor producido por la intoxicación.

A las puertas de otra de las salas, Alaric casi había golpeado al Läkare que había intentado impedirle pasar a donde atendían a los hermanos Cornwall, ya que, según él, el imbécil aquel, como lo había llamado, no tenía ningún derecho a impedirle la entrada.

  • Disculpe, pero ya permitimos el ingreso del padre, de manera que usted…
  • ¡Te lo digo por última vez, apártate de mi camino, infeliz, si no quieres terminar en otra sala necesitando atención!

Los dos Krigers que estaban cerca pensaron que lo mejor era hacer algo por su jefe antes de que las cosas se saliesen de control, pero los pobres individuos sufrieron las injustas consecuencias de su buena intención, porque, aunque Alaric estaba furioso, no había perdido sus capacidades de percepción y apenas los chicos se movieron salieron despedidos a varios metros y Alaric se giró hacía el grupo que venía en carrera.

  • Si algún otro decide hacer el idiota, sus opciones son un calabozo o una sala de emergencia  --  les advirtió en tono helado

Era de dominio general la peligrosidad y volatilidad de individuos como Giulian Cornwall, Daniel Douglas y Garlan McEwan, razón por la cual nadie osaba atravesarse en sus caminos, pero ese día quedaría demostrado que el simpático Alaric Gailard cuyas maneras suaves y delicadas intentaban imitar todos los jóvenes que ingresaban a la Orden viendo los excelentes resultados que el individuo obtenía valiéndose de las mismas, sin duda encubrían a un muy peligroso sujeto que sin apenas agitarse podía despachar con prontitud a quien lo molestase más allá de lo razonable.

El joven Läkare lo miró con evidente susto cuando Alaric luego de paralizar a los Krigers se había vuelto hacia él.

  • Tienes exactamente cinco segundos para apartarte y ya has perdido tres  --  le dijo y el Läkare se apartó a toda velocidad




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