En el comedor de Develieng había una enorme actividad aquella mañana de sábado, ya que era el día que salían los de primer curso. Las gemelas Haider y Erik que se habían perdido las primeras salidas por estar castigados, habían fastidiado a todo el mundo haciendo toda clase de preguntas hasta que Dreo, que era el menos paciente, los amenazó con encerrarlos si volvían a preguntar algo más, de modo que los chicos habían dejado de fastidiar.
Una vez terminado el desayuno se prepararon para salir y Elijah se acercó a las gemelas.
Esto obedecía a que conociéndolas tanto a ellas como a Erik, los mayores habían estado dándoles la lata, muy desvergonzadamente, en opinión de Erik, con el asunto de su comportamiento e incluso Brendan y Michel habían amenazado a Erik con los horrores del Helheim si se les perdía en el pueblo, algo para lo que Erik era especialmente bueno, mientras que a las gemelas les habían hecho la mima amenaza que les hiciese Dreo en el sentido de que si se metían en algún horroroso lío mientras estuviesen de paseo, las encerrarían en el último rincón de Develieng en cuanto estuviesen de vuelta.
Las gemelas sonrieron a su vez colgándose inmediatamente de los brazos de Elijah mientras que los gemelos Douglas veían a su primo con deseos de golpearlo. Sin embargo, Elijah simplemente había demostrado una vez más su astucia y conseguiría con ello tener a las gemelas bajo estricta vigilancia durante todo el paseo.
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Los arzhaelíes por su parte aquel mismo día se encontraban en estado de alerta, porque era el día de la reunión pautada con el emisario de Ioan, de modo que el habitual destacamento de krigers asignado a la vigilancia del edificio del concejo se había incrementado con la presencia de muchos arzhaelíes.
Dan asistía a la reunión en representación de la orden arzhaelí, pero en el piso donde se llevaría a efecto se encontraban Giulian y Garlan junto con un pequeño grupo de sus hombres. Después de Giulian, el que mejor se manejaba en el área de las transformaciones era Jonathan, de modo que también se encontraba en la sala de reuniones convenientemente camuflado, ya que no podía haber más de un arzhaelí presente.
Alaric y Danny estaban a cargo de la vigilancia externa, mientras que Urs y Mael lo estaban de la entrada y fueron los que recibieron a Ruslam cuando este hizo su aparición, y aunque éste miró a Mael con evidente desprecio, nada dijo y se dejó conducir hasta la sala de reuniones. Aunque reconoció a Giulian en cuanto lo vio, no dio muestras de ello.
Los delegados se tensaron al ver llegar al vampiro, pero Peter era uno de los políticos más hábiles y con más trayectoria de los presentes, no en vano se había pasado más de media vida desenvolviéndose en las lides políticas, de manera que enseguida se puso de pie y avanzó hacia Ruslam con la mano extendida.
De los presentes el único que conocía a aquel sujeto era Peter, pues su padre formaba parte del concejo cuando aun Vadik asistía a las reuniones, y en una oportunidad en la que el señor McKenzie había llevado a su hijo menor con él, Peter había visto al vampiro, de ahí el comentario de Ruslam que demostraba con el mismo, que lo había reconocido. Después de las obligadas presentaciones, Peter lo invitó a tomar asiento y comenzaron a exponer sus puntos.
Los delegados estaban furiosos y pensaron que aquello había sido una miserable pérdida de tiempo, porque sabían que durante muchos años Ioan había estado evitando ser visto y no creían que ahora fuese a cambiar de opinión y a dejarse ver. Sin embargo, se sorprendieron cuando Ruslam volvió a hablar.
Los delegados hicieron a un lado lo que con posterioridad calificarían de necia sorpresa, porque evidentemente habían cometido el imperdonable error de olvidar estúpidamente que aquel sujeto era un vampiro de sangre pura, de modo que podía acceder sin mayores esfuerzos a sus mentes por mucho que las protegiesen.
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Editado: 24.05.2023