Después que Ruslam había mostrado a Nathaniel todo cuanto le interesaba y que el chico había accedido a colaborar, lo vio caer sentado sujetándose la cabeza entre las manos y le dio unos minutos para tranquilizarse. Tiempo que utilizó él mismo para cuestionarse la conveniencia de lo que iba a hacer, pero concluyó nuevamente que no había más opción, necesitaban a Ioan de vuelta o en breve tendrían una revuelta entre ellos y esto lo retrasaría todo. Una vez más maldijo el hecho de que Eveska hubiese muerto tan inconvenientemente, pues de no haber sido así, él se habría asegurado de que hubiese un descendiente de la sangre Natchzhrer listo para ocupar el lugar de Ioan, pero no siendo así, la otra opción era la hija de Iván y aun estaba muy joven como para procrear un heredero sano, de manera que no, la única opción era que Ioan se recuperase.
Sin embargo, Nathaniel no estaba muy convencido de eso, pues si bien era cierto que Ruslam había jurado que no lo obligaría, nada le impedía intentar convencerlo por otros medios que no incluyesen la coacción.
Ruslam lo pensó aun un momento más, porque darle aquella información al pequeño príncipe lo colocaba en una posición desventajosa, pero finalmente se decidió.
Ruslam pensó que, si en algún momento había creído que aquel chico era fácil de manejar, había estado muy equivocado. Sintió que Ioan se movía y recordó que tenía poco tiempo, pues sus períodos de vigilia solían ser muy breves y apenas suficiente para alimentarse y no mucho más.
Se acercaron a la cama, Ruslam se descubrió el brazo haciéndose un pequeño corte y lo acercó a la boca de Ioan que en cuanto olió la sangre clavó los dientes y comenzó a beber. Nat contuvo involuntariamente la respiración esperando ver la misma destrucción que había visto la vez anterior, pero pasados unos segundos se convenció de que no sucedería. Ruslam retiró el brazo y escucharon a Ioan protestar débilmente
Nat se acercó un poco más, se arremangó la camisa y extendió su brazo, pero Ioan parecía haberse dormido, así que Ruslam se acercó.
Nat así lo hizo y unos segundos después sintió como un pinchazo doble y experimentó la misma sensación que en las dos ocasiones en las que le habían extraído sangre, pero nada más, algo que lo sorprendió, pues en todo lo que había leído explicaban que la mordida de un vampiro producía un fuerte dolor acompañado con una sensación de ardor como cuando se sufre una quemadura.
Nat fue sacado de sus pensamientos por Ruslam al sentir que intentaba retirar su brazo. Después de lo cual le dio un pañuelo para que se limpiase la herida y con otro secó las comisuras de los labios de Ioan.
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Editado: 21.08.2023