As Helium

CAPITULO 6. Promesa

Ahí estaba él, aquel hermano observándolo bajo ese ridículo sombrero de ala ancha, sentado frente al otro como una mala película cómica, imitando su posición y después convirtiendo la mueca de la cara de uno en una sonrisa torcida del otro.

Su madre carraspeo la garganta y ambos se negaron a quitar los ojos del uno al otro sorprendiéndose a sí mismos por el irritante parecido que tenían.

Niel usaba un traje a medida de color negro así como su hermano y la única diferencia que llevaban era el uso de lentes y el sombrero de ala ancha.

Andrés suspiro y dejo descansar la sonrisa que parecía pintada en su rostro antes de acomodarse la corbata y observar a su madre, olvidando a su hermano mayor.

—Debería de agradecerte por la gran fiesta, madre. —sonrió él y Niel se tensó aún más por ello.

—Tu no sueles asistir a estas reuniones sociales Andrés, dime entonces, ¿qué te trajo aquí?

—Hermano, estas siendo muy cruel conmigo.

—Andrés tiene razón Niel, deja a tu hermano descansar de sus viajes.

—¿Entonces la razón es…?. —pregunto Niel ignorando el comentario de su madre a lo que su hermano le mantuvo la mirada serio.

—Quiero establecerme por un tiempo, es todo, hermano.

—Sabes que no es a lo que me refiero. —murmuro Niel tirando sus hombros para atrás.

—Tranquilo, — Andrés bebió de la copa de vino que tenía al frente y sonrió de nuevo— no hare problemas, seré un niño bueno.

—Olvidemos eso —hablo su madre nuevamente—. Tu padre y yo estamos felices por tu regreso, hijo —sonrió.

—Gracias. Yo también estoy feliz de regresar.

—Ah, y otra cosa… —su madre observo a ambos hijos y suspiro cansada— sabes que sus identidades siguen siendo mantenidas en secreto por lo que…

—Bien, no diré nada. Aunque me sorprende que todos sean tan tontos para no darse cuenta de que somos hermanos, ¿no Niel?. —pregunto Andrés y su hermano no respondió.

Aquel día ellos fingieron que las cosas marchaban de maravilla y ambos asistieron a la fiesta como estaba previsto porque la invitación había sido para ambos.

Niel era reconocido por ser un gran fotógrafo, ya desde tan corta edad ganador de cientos de premios y ahora uno de los más cotizados de la industria. También conocido por fotografiar casi todo excepto personas.

Andrés era su hermano, pero no era conocido por ello sino por ser un famoso pintor, él al igual que su hermano se había negado a retratar obras de personas ya que sentía que si lo hacía, estaría mostrando al mundo un pedazo de su alma, eso siempre lo había tenido muy en claro aunque no lo entendía del todo, él solo quería dibujar a una mujer en su vida y esa sería la que se casaría con él en el futuro.

Ambos hermanos era misteriosos, eso sorprendía a sus padres cada vez que los veían juntos, aunque no es que tuviesen una mala relación, sino que ambos eran del tipo protectores uno tanto como el otro y por eso mismo mantenían sus distancias.

Aquel día Niel llevaba el cabello peinado hacia un costado dejando que un mechón de su melena ocultase su rostro, aquel día Andrés llevaba sombrero de ala ancha con lentes de montura, cosa que lo hacía lucir más serio y todo su cabello, de un castaño claro, lo llevaba en hondas hacia adelante.

Los hermanos asistieron a la fiesta y cada uno fue reconocido por los mismos miembros de sus círculos. Cada quien en su mundo, y aun así, ambos, cuando observaron a aquella bella muchacha ingresar con un vestido que jugaba con los colores de su propia pálida piel, cada uno entendió cosas que el otro ni siquiera adivinaría.

Niel se quedó quieto observándola, no dando crédito a lo que veía y se sentía irritado por ello.

Andrés estaba parcialmente interesado y asustado, imagino que era por eso mismo que se acercó a la muchacha.

Ella era hermosa, no podía dejar de pensar en ello y fue aquella dulce sonrisa, como si lo conociera de toda la vida la que lo desarmo cuando sus ojos conectaron.

Su Cenicienta le había sonreído, solo que… no sabía si ella realmente era suya.

Sabía que ella era la muchacha que su hermano había fotografiado al segundo de verla y sintió la necesidad de acercársele solo para comprobar que realmente existía. Ella lo dejo hacerlo y Niel, su hermano se dio cuenta de ello, aun así, justo cuando tomo su mano para besarla y saludarla decidió empezar un divertido juego por la reacción de Niel.




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