Delivery Love | 12

Sonrió mientras se despedía con su mano de los padres del menor. Eran verdaderamente amables. Por alguna extraña razón sentía una envidia tremenda por la relación y apego de aquellos Señores hacia su hijo, Sanha.

Eunwoo tenía dinero y con eso podía conseguir casi todo. Menos una familia y amor.

Cerró los ojos al momento que abría la puerta, despejando su mente de aquellos dolorosos recuerdos. Miró directamente al menor, serio como siempre.

Pero sus ojos brillaban. Estaba aguantándose las enormes ganas de llorar que tenía. De abrazar al menor y decirle cuanto lo odiaba por tener una familia que le quería. Aunque no sabía hasta qué punto querían a su hijo, ya que prácticamente habían entregado a Sanha a un desconocido, como si se tratase de algún regalo.

Le tiró las llaves al chico, más éste no las recibió. Por lo que cayeron al suelo.

─ No las quiero ─dijo Sanha haciendo un puchero, inflando sus mejillas y cruzándose de brazos.

─ Pues yo no las recogeré ─se dio media vuelta, frunciendo sus cejas por aquel acto infantil.

Si alguien externo viera la escena, sería realmente cómico ver como un par de adultos jóvenes se comportaban de semejante forma. Sanha le miró de reojo delatando en su sonrisa lo divertido que le parecía como estaba actuando.

─ Eres realmente infantil. Tirano.

─ ¡¿Eh, tirano?! Tu eres el infantil aquí, niño ─le dijo haciendo un ademán, bastante usual en los coreanos, mientras abría su boca─ Recoge las llaves.

─ No lo haré.

─ Recógelas.

─ ¡No!

─ ¡Que lo hagas! ─exigió elevando la voz por la negativa del menor─ No querrás que tus padres sepan que eres irrespetuoso con este hyung, Saniboo.

─ Aish ─Sanha bufó, agachándose de mala forma para tomarlas y metérselas en el bolsillo.

Eunwoo sonrió satisfecho, pero su expresión cambió por completo cuando notó como el menor le hacia un gesto con su mano izquierda.

─ Vuelve a decirme Saniboo y estás... ─Sanha con su pulgar deslizó su dedo de derecha a izquierda─... muerto hyung ─enfatizó la ultima palabra frunciendo sus labios con desagrado.

Aquello había sido una amenaza.

Sin embargo, no podía tomarlo como tal. Pues el rostro inofensivo de Sanha junto a aquellas palabras rudas no congeniaban. Quería soltar una risa ante aquel intento de intimidación por parte del menor. Era imposible que se sintiera asustado por ese aspecto infantil.

─ Está bien, amigo ─Eunwoo destaco la última palabra, alzando una ceja.

Si Sanha creía que había logrado someterlo con su acto de niño rudo estaba equivocado. Le haría creer que lo había conseguido. Sólo por ahora.

─ Mañana vendré a buscar tus cosas ─dijo subiendo para luego cerrar la muerta y mirar al menor por la ventana─ ¡Nos vemos!

Arrancó el auto, mirando por el espejo retrovisor, observando el escándalo que hacía Sanha, gritándole cosas. Viendo después como la madre de éste le amenazaba con un cucharón desde la entrada. Rio.

Como desearía tener una madre y un padre así. Aunque fuera por un solo día.

─ Debes dejar de ver novelas ─se dijo a sí mismo.

Sabía que la familia perfecta no existía y el mejor ejemplo era la suya, donde no había amor ni preocupación fraternal.