Asignatura pendiente

Capítulo 4




No había dejado de pensar en ella desde que se vieron en la cafetería, aún seguía escuchando su voz, viendo su sonrisa, preguntándose una vez más si era prudente llamarla para verla de nuevo. Ella estaba en su cabeza, iba y venía y cuando esto pasaba, Alex sabía que era hora de tomar un papel y una pluma, siempre que pensaba en ella de más lograba desahogarse escribiendo sobre ello.

Además, está trabajando en un nuevo álbum, ha estado escribiendo canciones como loco y una más no haría daño. Tomó la pluma y comenzó a escribir lo primero que se le venía a la cabeza. 

 

«Y es que contigo hasta el café me sabe distinto
No sé si tu regreso es cosa del destino
Pero es verdad, mujer de mi vida,
Que he vivido por años esperando por ti»

 

—¿Trabajando desde temprano?

 

Luis Carlos le pasó una botella de Perrier y después jaló una silla para sentarse frente a Alex, quien aún tenía la guitarra acústica sobre las piernas. 

 

—Sí, el tiempo es oro.

—¿Y eso que estás escribiendo? 

 

Luis Carlos tomó el cuaderno y comenzó a leer lo poco que tenía escrito Alex, «tan corto que es el tiempo cuando estoy a tu lado», el de cabellos negros lo miraba ansioso, una vez más su más grande musa se apoderó de su cabeza y escribió para ella. 

 

—¡Vaya! Me pregunto quién te inspiró a escribir esto. ¿Es para Lorena? —Cuestiona finalmente, sonaba un poco curioso.

 

Alejandro se negó con la cabeza, no, ni siquiera ha pensado tanto en su esposa los últimos días.

 

—Lo sabía, eso del regreso no combina con tu perfecto matrimonio. ¿De qué me he perdido últimamente?

—Nada en especial.

—¿Seguro? Lo que hiciste en Arabella fue algo... Raro. 

 

Alex destapó la botella de Perrier y le dio un trago, dejando la guitarra a un lado. 

 

—¿Recuerdas a Evelyn?

—¡Cómo olvidarla!

—Bueno, ella estaba ahí en el concierto en Arabella. No he podido dejar de pensar en ella y sabes que cuando eso pasa escribo sin parar. —Sonríe sin separar los labios, con la vista en la botella—. Creo que fue una señal o algo, hace semanas que tenía bloqueo de compositor, no podía escribir nada hasta que la volví a ver. 

 

Luis tomó de nuevo el cuaderno para mirar la canción, ahora desde otra perspectiva, él mejor que nadie sabe lo que por años a Alejandro le ha costado aceptar: Evelyn jamás se fue de su vida. La llevaba tatuada, en cada átomo de su cuerpo, jamás ha dejado de quererla y todas las canciones que ha escrito para ella son prueba de eso. 

 

—¿Por eso te fuiste?

—Necesitaba aire.  

 

Luis ya sabía que significaba ese «necesitaba aire», podía imaginarse la bomba de emociones que explotó dentro de la mente de Alex cuando volvió a ver a Evelyn. Y por supuesto que no se equivocaba, esa mujer vino a poner su mundo de cabeza, tanto que Alejandro no pudo contarle que en realidad salió detrás de ella y que incluso se han ido a tomar un café a la cafetería que está a unas cuadras del estudio de grabación. 

 

—¿Cómo te sentiste?

—Me sentí como el mismo chico que era cuando Bere me la presentó. ¿Quién lo diría? Después de tantos años me sigue haciendo sentir igual. 

 

Supieron que la plática tenía que parar cuando el ingeniero de audio llegó. Era momento de regresar a la cabina y seguir trabajando en el próximo álbum. 

 

—Ahora que ella está de regreso. —Le dice Luis Carlos en un susurro—. Seguro que tendrás material de sobra para este disco. 

 

Se quedaron en el estudio casi toda la tarde, grabaron unos cuantos demos, revisaron otras canciones que ya tenían grabadas, jugaron de nuevo con los títulos, cambiaron algunas melodías, mientras tanto Luis Carlos continuó revisando contratos y Alejandro intentó seguir componiendo la melodía de la canción en la que ha trabajado desde que se despidió de Evelyn en la cafetería. Ella... ¡No podía quitársela de la cabeza!

 

Después de las cinco de la tarde Luis decidió irse, dejando a Alex solo con el ingeniero, trabajaron juntos en afinar los detalles de una de las canciones y cuando tuvo tiempo libre, tomó su teléfono y se quitó por fin las ganas de llamarle a Evelyn.

 

—¿Estás ocupada?

—¿Por qué?

—Estoy en el estudio y... No lo sé, pensé en que no terminé de platicarte algunas cosas en la cafetería, ¿quieres venir? Puedo enseñarte algunas canciones que todavía no salen, ¿qué dices?



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En el texto hay: musica, reencuentro, amor

Editado: 02.08.2019

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