Asquerosa Obsesión (re-subida)

Capítulo 30

Elisabetta
Extraño, esa era la palabra que describía el comportamiento de Alessandro en estos últimos días, hace caso a lo que digo. Si decía , no, simplemente no insiste más y mucho menos me obliga, se podría decir que hay luz al final del túnel, tal vez y sólo tal vez esté recapacitando ¿no?.

Me encontraba en el jardín contemplando el cielo gris que anunciaba lluvia, este día era sereno, y se puso aún mejor cuando lo vi otra vez, pelo negro, ojos marrones marcadas por ojeras, me puse feliz como niña pequeña recibiendo su primera mascota, corrí, corrí y corrí hasta que llegue a él, y lo abracé, apegué mi pecho y mejilla a su espalda.

Él me miró de reojo y mentiría si dijera que no espere una muestra de afecto de vuelta,
cosa que no fue así, quito mis manos de su alrededor y se giró me miró con ojos vacíos y se volvió a girar siguiendo su camino, intente seguirlo pero la mirada cortante que me dedicó al darse cuenta hizo que parara los andares.
 

Unas horas después...

Desperté al sentir que alguien me cubría, me había quedado dormida en el out-sunny (banco balancín de jardín), me di cuenta de que el ignoraba mi mirada completamente, siguió cubriéndome y al terminar se sentó al lado y le dio una última calada al cigarrillo que tenía en mano y tiró la colilla.

Angelo: no deberías dormir aquí.

Elisabetta: pensé que estabas molesto conmigo.

Angelo: no estoy molesto contigo, sino con tu hijo.

Elisabetta: ¿eso que tiene que ver con que me ignoraras y me miraras como si quisieras enterrarme tres metros bajo tierra?

Angelo: tu hijo me advirtió que no me acercara más a ti.

Elisabetta: yo elijo quién puede y no acercarse a mi, no tienes por qué hacerle caso.

Angelo: -levanta una parte de su camiseta mostrando su torso del lado izquierdo- ahora ha mejorado pero tenía las costillas aún más lastimada, me golpeó el mismo y no se fue a más por que soy como un "hermano" para él o al menos eso me dijo.

Elisabetta: oh por dios -toca el lugar afectado obteniendo un quejido por parte de Angelo- lo siento, lo siento mucho.

Angelo: no te preocupes.

Elisabetta: -se pone de pie-

Angelo: ¿dónde vas?

Elisabetta: hablaré con Alessandro.

Angelo: -toma su mano deteniéndola- no te atrevas a hacer nada.

Elisabetta: ¿cómo puedes pedirme eso?

Angelo: te lo suplico.

Elisabetta: está bien, tranquilo -toma la mano con la que estaba sosteniendo la suya y le sonríe-

Alessandro: -carraspea- que escena más emotiva, ¿no creen?, ¿cuánto tiempo? -les pregunta con una sonrisa cínica-

Elisabetta: ¿de qué hablas?, ¿qué tiempo?

Angelo: yo me voy -dijo poniéndose de pie-

Alessandro: no, tu no vas a ningún lado -lo empujó haciéndolo caer nuevamente en su lugar-

Elisabetta: deja que se vaya si eso quiere, hablemos tú y yo.

Alessandro: él no quiere irse, ¿o si?

Angelo: ~no puedo evitar preguntarme ¿cuándo se volvió tan hijo de puta?~ tengo algo de tiempo.

Alessandro: los notó algo nerviosos, ¿algo que decirme?

Elisabetta: para con esto.

Alessandro: no estoy haciendo nada.

Elisabetta: vete -le dice a Angelo-

Alessandro: no te atrevas a hacerlo, ¿desde cuándo piensas que puedes mandarme?, puedes hacerlo con la servidumbre y con toda Italia si te apetece, pero yo soy la excepción así que no te vuelvas a atrever a dar una orden por encima de la mía -nadie dijo palabra y la sonrisa sarcástica había desaparecido siendo sustituida por unos labios y un ceño fruncidos- tu vete al despacho -le ordena a Angelo- y tú ve a la habitación -dirigiéndose a Elisabetta-

Elisabetta: no -toma la mano de Angelo cuando esté empieza a caminar- iremos todos al despacho, juntos.

Alessandro: ¡no me hagas repetir las cosas dos veces maldita sea Elisabetta!

Angelo: todo estará bien, tranquila.

Alessandro: -la rabia de ver aquella escena lo desestabilizaba- ¡di una puta orden!

Narradora 
Elisabetta se encontraba nerviosa en la habitación comprendió que Alessandro estaba en un mal entendido, quiso bajar aquellas escaleras y aclarar que no era nada de lo que él pensaba, que era todo lo contrario, que no eran amantes sino hermanos.

A Elisabetta la detenía el pensamiento de que si le decía a Alessandro que Angelo era su hermano lo utilizaría en su contra, tal y como lo hacía Massimo, y no quería que Angelo se enterara ya que sentía que lo hundiría en la misma miseria que ella.

Alessandro empezó a subir las escaleras en dirección a la habitación que compartía con Elisabetta.

Alessandro: -Elisabetta se acerca rápidamente a mi en cuanto atravesé la puerta, la miré a los ojos y me acerqué a ella de manera relajada y tranquila abrazándola y tomando su cabeza desde la nuca con delicadeza, colocando mi rostro en la curvatura de su cuello-

Elisabetta: ¿y Angelo?

Alessandro: ~¿se atrevió a preguntarme por él?~ estoy agotado y no es físicamente sino mental, yo te doy todo, esté o no a mi alcance, no hay día en el que no te recuerde cuánto te amo y tú, tú sólo pasas de ello como si fuera mierda todo aquello que proviene de mi, todo lo que tengo eres tú, no quiero nada de esto si tú no estás, no hay ni va haber nada ni nadie más importante que tú para mi.

Elisabetta: ~¿que debía responder a eso?, no lo sé, así que no lo hice, me quedé inmóvil dejando que me abrazara~



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En el texto hay: otros, obsesin enfermiza, psicología suspenso

Editado: 07.04.2023

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