Astartea destinos inciertos

capítulo 16

Desperté pensando en las palabras que Fidel me había dicho en la noche, no podía sacármelas de la cabeza porque tiene razón y también es admirable como soporta y vive con las consecuencias que causaron sus actos, aunque estos le hayan causado un profundo dolor tiene claro su deber en este mundo, es triste también pero como dice para este gran reino él es un héroe, alguien al quien admirar pero visto desde alguien de fuera es solamente un villano que no le importa matar aunque esto conlleve la vida de su amada, estando en mi cama me recargue en la pared mientras mi mente comenzaba a divagar . De repente comencé a pensar en Amazarac ¿Cuál era la razón por la que hacia todo aquel caos en el mundo demoniaco?, para mí y muchos era un villano, pero también lo son muchos villanos, en realidad aun a pesar de que el territorio de Abaddon fuera el más pacífico aun así tenía sus momentos oscuros, pero para ellos era algo normal lo cual mi padre quería cambiar poco a poco.

Aun así me imagino que para los habitantes del territorio de a Amazarac él es un ser superior al cual admirar que lo siguen porque piensan igual a él pero todo aquel que piensa diferente es su enemigo, ¿Cuál es el lado correcto?, ¿Amazarac tiene razón?, ¿Por qué piensa de esa forma?, ¿Cuál es su pasado?, deje mis pensamientos cuando escuche que tocaban mi puerta, les di permiso de entrar, se trataba de Fidel al parecer solo había descansado un par de horas ya que estuvo torturando al infiltrado tratando de sacarle información, su falta de sueño se hacía presente por sus grandes ojeras que opacaban su rostro.

— deberías descansar un poco — le dije como consejo, se sentó en mi cama

— no puedo hacerlo, tengo que aparentar que todo está bien con pequeño, no puedo decirle nada de lo que está pasando — dijo tocando su cabeza con su mano derecha y haciendo claros rasgos de molestia

— si te duele la cabeza no lograras nada — con mi mano toque su frente, no se si pueda padecer de temperatura pero no está mal verificarlo — al parecer todo está bien, si es que sufren cosas parecidas a las que conozco

— no te preocupes estoy bien — se levanto de la cama — es hora del desayuno, despues entrenaremos

Solo dio un paso y se tambaleo, tuve que ayudarlo a que no se cayera, aun así, él quería seguir con su rutina normal, pero no se lo remitiría, con mi fuerza lo recosté en la cama. Fidel seguía insistiendo, pero en su estado actual es fácil ser más fuerte que él, le di un buen sermón hasta que cedió a descansar.

— no te preocupes me encargare de pequeño, pero ¿no es más fácil si le cuentan todo?, ¿Por qué ocultárselo?

— son ordenes de Gwyddyon, no quiere que pequeño sepa aun la verdadera vista de esta guerra, hasta que sea un dragón completo — contesto Fidel — para pequeño no hay personas que mueren, el solo piensa que llevamos una “guerra pacífica” y que todo se solucionara cuando el acabe con Meginhard

En conclusión, quiere que pequeño disfrute de su vida ahora porque cuando tenga su nombre y se convierta en un dragón su mundo cambiara. Deje a Fidel en manos de una sirvienta y me fui con pequeño, a petición de Fidel mantendría todo esto en secreto y actuaría como si no estuviera pasando nada grave, pero sobre todo tengo que tener cuidado de lo que diré y actuare para encubrir a Fidel y su ausencia.

Comencé con un día normal en el cual seguí con la excusa de que ambos seguimos enojados, pequeño no dijo nada y seguimos con un día normal como siempre. Al llegar la noche y él se durmió, me apresuré a visitar a Fidel se encontraba mucho mejor pero aun necesitaba descansar, a su lado como siempre estaba Tina quien solo me veía con una gran molestia, discutieron hasta el punto de tener que alzar la voz, fue entonces donde interferí.

— ustedes dos cálmense, si no quieren que pequeño descubra todo esto — le dije regañándolos a ambos, los dos sabían que tenía razón por lo cual solo se quedaron en silencio — Fidel tienes que descansar, si no lo haces no podrás seguir con esta guerra — mire a Tina — ella será la siguiente caballero dragón, tienes que confiarle tus deberes

Mire a Tina, por primera vez ambas estábamos de acuerdo, forzosamente Fidel acepto y dejo a Tina a cargo mientras el descansaba. Me lleve a Fidel y lo obligue a irse a la cama y no me fui hasta que se quedara dormido, más bien esa noche no dormí ya que lo vigile para asegurarme de que cumpliera su palabra. Al día siguiente se sorprendió al verme.

— tú también tienes que descansar — me dijo regañándome y como manera de sermón — terminaras como yo

— afortunadamente no necesito dormir todos los días, si lo hago es voluntariamente pero he durado varios días sin tener que dormir y sigo como nueva — conteste

— me gustaría ser tan resistente como tu — contesto y se levantó de la cama, me miraba directamente a los ojos provoca que me pusiera algo nerviosa

— ¿Por qué me miras tanto? — le pregunte dejando mostrar mi desagrado

— solo pensaba que ahora somos más unidos — contesto levantándose de la cama

Sus palabras me tomaron por sorpresa, no sabía cómo reaccionar por lo que solo me di la vuelta y Salí de su habitación. Necesitaba refrescarme la verdad aun me sentía extraña ante las palabras de Fidel, me fui a mi cuarto donde me tumbe en la cama, respire profundamente hasta que logre calmarme, tengo que ser cuidadosa, no puedo desarrollar ningún tipo de cario por nadie de este mundo o me llevara al camino de la muerte. No siento nada por ninguno de los habitantes de aquí, Fidel es mi enemigo y a pequeño solo lo estoy utilizando para mantenerme con vida.

Pensando en él, llego a mi habitación, cuando lo deje entrar salto a mi cama dándome un fuerte abrazo, con unos buenos días. No sabía lo que estaba sucediendo con él, simplemente se notaba más feliz que de costumbre y sus ojos del color del arcoíris brillaban fuertemente.

— ¿Por qué tanta emoción? — le pregunte




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