Ha pasado una semana desde que mi padre descubrió que salía a escondidas de la casa junto con mi hermano para enfrentarme a otros demonios, lo cual causo que ambos fuéramos castigados. Desconozco cual fue el castigo de Agramon y en cuanto a mí solo me encerró en mi habitación y me prohibió ver a mi hermano lo cual ocasiono nuestra primera discusión como padre e hija y ahora simplemente no lo he visto y aunque me busca para entrenar lo ignoro completamente hasta que se da por vencido. Ahora me encuentro leyendo los libros que mi hermano me regalo preguntándome ¿Cómo estará?, ¿aun estará castigado?, ¿Cuál fue su castigo? Mientras me hacía preguntas que no podía responder ignoraba que mi hermano se había escapado de su habitación y se encontraba con Perisa, Guta y Dumah.
— Tienes que explicarnos que fue todo eso del otro día — le dijo Perisa a mi hermano enojada mientras que Guta lo tenía sujeto de los brazos para evitar su escape
— Guta, suéltame ahora mismo — Agramon intentada escaparse de su agarre, pero le resultaba imposible ya que se encontraba débil por el castigo de Abaddon — ya les había dicho que mi padre me mataría si descubría que traía a mi prima
— ¿prima?, recuerdo haber escuchado decirle padre a Abaddon — contesto Perisa tomando un metal en su mano
— No tengo tiempo para soportar sus juegos chicos, ustedes no conocen lo que es ser castigado por Abaddon, si no fuera su hijo me hubiera matado
— Tienes razón, debemos darle las gracias por dejarnos ese honor — una mirada amenazante apareció en el rostro de Perisa ocasionándole miedo a Agramon
— Bien se los diré, pero tienen que saber que corren el riesgo de morir a manos de mi padre si se los digo, ¿están dispuestos a correr ese riesgo?
— Si estamos aquí presionándote para saberlo es porque no necesitas preguntar — hablo Dumah quien estaba sentado en silencio disfrutando el sufrimiento de Agramon
— Bien esta es la verdad — finalmente Agramon conto la historia con lujo de detalle
Creo que ya han pasado un par de horas en mi habitación, ya estoy comenzando a desesperarme, creo que pronto llegara el momento en que ceda ante Abaddon y le dirija la palabra nuevamente o tal vez descubra que soy tan terca y simplemente me terminare escapando para ver a mi hermano. Después de meditarlo tome la decisión de enfrentarme a mi padre y exigirle que me deje ver a mi hermano, Salí de mi habitación, baje las escaleras esperando encontrarme cara a cara con mi padre pero en lugar de ello me encontré con Perisa, Guta, Dumah y mi hermano hablando con el, simplemente me escondí para escuchar su conversación.
— Agramon se puede saber ¿Por qué les contaste sobre tu hermana? — dijo mi padre enojado y serio sin perder la compostura mientras estaba sentado escuchando a los jóvenes demonios
— Nosotros lo obligamos a hablar — contesto Perisa
— Permite recordarte, que hablo con mi hijo no con ustedes — mi padre suspiro — ¿saben que ahora que saben el secreto no vivirán para contarlo?
— Claro que si, Agramon nos advirtió antes de que le obligáramos hablar — hablo Guta
— ¿y aun así corrieron el riesgo? — pregunto Abaddon — son muy valientes o muy ingenuos, bien prepárense para su muerte — estaba a punto de salir, pero Dumah por fin dijo algo después de haber estado el silencio como era costumbre para el
— Señor, con todo respeto pienso que lo que hace es injusto, aun sabiendo que vivimos en su territorio que se "supone es el más justo"
— ¿Qué es lo que quieres decir?
— Hablo por mis compañeros que desde que conocimos a su hija algo cambio en nosotros para bien, ella es especial no solo porque fue creado bajo el ritual demoniaco por un demonio tan poderoso como usted, se que tiene miedo de lo que podamos hacerle a ella o la forma en que podríamos aprovechar este secreto para nuestro beneficio pero no tenemos ninguna intención egoísta, simplemente queremos que ella vuelva a estar con nosotros, se que gracias a ella de alguna forma este mundo podría cambiar — la siguiente parte simplemente se quedo en silencio como si estuviera pensando las palabras correcta
— Ella es nuestra amiga — dijo finalmente Perisa
— ¿amiga? — pregunto mi padre — ¿crees que la amistad entre demonios existe?
— Pensaba que no, pero desde que Astartea me salvo por el simple hecho de que estaba sufriendo en un combate que no me mataría, llegue a pensar que si en verdad estuviera a punto de morir no me abandonaría — finalizo de decir Perisa, por lo cual quedo sorprendido Abaddon
— Me sorprenden tus palabras, pero aun así no puedo arriesgarme ella no es como los demonios promedios, su cuerpo es débil y por mi parte aun no tengo la suficiente fuerza para protegerla del mayor peligro en este mundo — dio un gran suspiro — por lo tanto me disculpo pero no puedo dejarlos morir —en ese momento Salí de mi escondite sorprendiendo a los presentes
— ¿mataras a mis amigos por miedo y sin buscar soluciones? — le dije molesta y desafiándolo con la mirada
— ¿Astartea, que haces aquí? — pregunto mi padre algo molesto