Astartea el ángel del infierno

capítulo 24

Narra Acatriel

Al comenzar el examen sabía que estaría diez días lejos de Astartea, de esta forma no romperíamos las reglas del examen final, pero en la segunda parte podría buscarla y terminar juntos, aunque en mi interior me gustaría seguirla sin que me viera de esta forma observare como con su propia fuerza puede vencer esta gran prueba ya que al terminar este examen lo más seguro es que ambos estemos separados siguiendo nuestros propios caminos. Mi objetivo es terminar, retar a Abaddon y vencerlo para finalmente tomar venganza sin importarme si al final muero, pero ahora cuando pienso en ello a mi mente llega el rostro de mi amiga el cual quisiera seguir viendo cada día.

Es muy extraño, desde hace dos años atrás no he podido de dejar de pensar en ella cada día que pasa desde ese entonces a mi mente llega aquella noche de eclipse de luna roja en donde en contra de nuestra voluntad nos besamos, pero por alguna extraña razón me gusta recordar cada minuto de ese momento. Justo ahora me preocupa el solo pensar que esté en peligro, pero todos estos pensamientos tengo que alejarlos y concentrarme.

Los días pasaron y mataba a cada uno de los demonios que se cruzaban en mi camino sin piedad alguna porque soy un demonio y esa es mi naturaleza, Los días pasaron y mi cuerpo estaba lleno de sangre de algunos de los demonios que asesine junto con mi ropa manchada de un color rojo carmesí, era el quinto día y me acerque a un rio para limpiarme un poco pero antes mire mi reflejo en el agua, mi cabello negro estaba echo un desastre lleno de tierra, y mi rostro simplemente la mitad de el cubierta por la sangre de mis víctimas, mire mis manos y estas estaban de la misma forma totalmente manchadas. Soy tan diferente a ella, pensé. Tome un poco de agua y lave mi rostro y manos ya que con mi ropa no podía hacer nada y seguí con mi camino.

Los días pasaron rápidamente y los diez días se cumplieron, rápidamente cruce la siguiente zona y me apresure a buscar a Astartea la cual por alguna razón tenía mis pensamientos totalmente a su límite, me sentía preocupado y un miedo inexplicable me invadía. El miedo es algo que no había experimentado, pero sé que lo que siendo es eso, miedo por alguna razón que desconozco y que me hace buscarla lo más rápido que pueda. En el camino me encontré con Andras quien me propuso terminar juntos el resto del examen, me negué rápidamente, pero sabía que tenía otras intenciones.

— ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones? — le pregunte desafiante

— Siempre piensas lo mismo de mí, simplemente creo que lo mejor es que ambos demonios más poderosos de esta generación se unan, imagínate ser los únicos que pasen este examen

— Me niego — no quería pelear solamente buscarla, esta conversación me impacientaba, pero no lo demostraría

— Vamos Acatriel, ¿Por qué no quieres?, simplemente hay que matar a todos claro menos a la tonta de Astartea de esta manera ella pasara el examen

— ¿quieres ayudarla a tu manera? — definitivamente tramaba algo y lo averiguaría

— No, pero saldría beneficiada de esto

— Te ordeno quedarte donde estas — le dije en voz firme utilizando mi poder

Andras me obedeció, pero de la misma forma yo quede paralizado por su poder. Ambos estábamos en las mismas condiciones sin movimiento alguno, pero ¿Por qué?, lo que fuera que planeaba no era bueno entonces comprendí que Astartea estaba en peligro por eso su comportamiento, solo quería distraerme y funciono. No sé cuánto tiempo paso, pero intentaba salir de su poder al igual que Astartea, simplemente no entendía como lograba hacerlo tan rápidamente, poco a poco Andras aumentaba su poder especial en mi ocasionándose dolor y desesperación, pero no podía rendirme poco a poco mi rabia y enojo aumentaban con ello logre salir de su parálisis entonces me acerque a ella.

— Te ordeno decirme ¿Dónde está Astartea?, ¿Qué planeas? — utilice mi poder, siendo la primera vez que mis sentimientos se desbordaban en una pelea

— Amazarac me ordeno distraerte, planea matarla — contesto ella sin voluntad

Mi mente quedo paralizada por unos segundos, en tan solo pensar que podría perderla era insoportable, no me importo Andras solo la deje inconsciente y comencé a buscarla rápidamente, si Amazarac le ordeno distraerme es porque no deben estar lejos. Escuché un grito de una voz muy conocida para mí, rápidamente me dirigí a su ubicación. Cuando llegue la mire, Astartea se encontraba en el suelo se veía muy débil y pálida, nunca la había visto de esta forma ni en los más duros entrenamientos. ¿Qué le paso? Eran mis pensamientos, pero ahora no importaba solo tenía que protegerla porque cerca de ella se encontraba una medusa de tierra la cual se preparaba para arrojar sus espinas venenosas. Rápidamente me acerque a ella, al verme mostró una débil sonrisa para después desmayarse en mis brazos, la cargue y la lleve a un lugar seguro lejos de la medusa de tierra.

Encontré una cueva, donde esperé pacientemente a que abriera sus ojos. Astartea se encontraba en mis brazos, con forme pasaba el tiempo observaba que poco a poco comenzaba a ponerse más pálida, lo cual me preocupaba. ¿Por qué no lo pensé antes? — Me pregunte molesto conmigo mismo, comencé a revisarla y mi sospecha fue cierta fue alcanzada por una de las espinas de la medusa de tierra, lo cual quiere decir que no le queda mucho tiempo de vida, de ser posible podría soportar hasta el día siguiente pero su cuerpo es débil, lo cual le da desventaja.

Comenzó abrir sus ojos lentamente, una pequeña sonrisa se formó en su rostro al verme, sus ojos de veían cansados y comenzaban aparecer ojeras a sus alrededores, aun así, intentaba decirme algo, aunque su voz era muy débil aun podía escucharla si le prestaba atención.

— Lo siento — me dijo débilmente — no soy una verdadera demonio

— Lo sé, vi la espina de la medusa de tierra, es una vergüenza que un demonio se dejara envenenar de esta manera — le contesté, intentando sonar tan serio y frio como es costumbre, pero estaba realmente preocupado por ella




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