Narra Acatriel
Ambos estábamos descansando después de un duro entrenamiento, Astartea cada día mejora, en unos días más simplemente le diré que esta lista y seguiré mi camino de venganza, aunque ahora no solamente lo are por mi sino por ella y Abaddon. Comenzamos hablar como siempre, esto ya era una costumbre, aunque ahora últimamente me dedicaba simplemente a observarla detenidamente por alguna razón la cual no comprendía, simplemente me gustaba y me sentía tranquilo al mirarla tan feliz y sonriente. Mi atención se dirigió a sus bellas alas negras las cuales por impulso comencé a acariciar sin ni siquiera avisarle, pensé que se enojaría o que me apartaría, pero no fue así en su lugar demostraba que le gustaba que las acariciara.
— Son muy bellas, además de fuertes — le dije mientras la observaba detenidamente
Algo extraño sucedía conmigo y no lograba entenderlo, Astartea me miro con sus hermosos y profundo ojos cafes los cuales me entretuvieron por unos segundos hasta que ella aparto sus ojos a no sé qué lugar, además se notaba como un pequeño color rojo comenzaba a formarse en sus mejillas. Deje de acariciar sus alas ya que mi mente comenzaba a mandare imagines las cuales no debía de tener, aquellas las cuales se generaban cuando pensaba en que hubiera pasado aquel día del eclipse. No puedo tener estos pensamientos. Pensé pero me era muy difícil sacarlos y esto lo era más cuando Astartea comenzó acercarse lentamente a mí. No comprendía que sucedía, pero quería seguir sin importar lo que sucediera. ¿Qué pasaría? No sabré la respuesta ya que Dumah llego a interrumpirnos diciendo que Agramon buscaba a su hermana. Astartea inmediatamente se fue.
— Agramon no la busca — le dije convencido ya que sabia que mentía — se cuándo mientes
— Tienes razón — me contesto
— ¿Por qué lo dijiste? — le pregunte molesto, no comprendía porque me sentía tan enojado y a la vez algo aliviado
— ¿no te has dado cuenta? — me pregunto sorprendido
— ¿de que hablas?
— Solo diré algo, aun tengo esperanza
Dicho esto, se fue, no lo busque, ya que no tenía interés en él ni de saber a qué se refería. Tres días después acepte que Astartea estaba lista para seguir en este mundo sin mi protección, ella como de costumbre llego y le di la noticia, me pregunto por mi venganza, le conteste con sinceridad de que pronto me iría el día siguiente en la noche. Astartea me contesto con una sonrisa, se dio la vuelta y comenzó a caminar como normalmente lo aria, pero había algo extraño no sé cómo lo sabía, pero lo que ahora importaba solamente era averiguar lo que era, la detuve tomando su mano.
— No puedes engañarme Astartea, dime que sucede — la mire, me sorprendí al observar sus lagrimas
— No es nada
— Estas llorando, no creo que sea por nada. Eres mi amiga quiero saber qué es lo que ocasiona tus lagrimas
Al momento de decir aquellas palabras, sucedió algo en ella que no podía descifrar, quito mi agarre en un descuido y se fue volando para que no pudiera seguirla. Me quedé inmóvil, intentando pensar a que se debían sus lágrimas y el porque me sentía tan culpable, nada tenía sentido y cuando me di cuenta ya no la tenía en mi vista. Regrese a casa con la esperanza de que estuviera con su hermano, pero no era así.
— No comprendo su reacción — le dije a Agramon cuando le conté lo que paso
— No tienes sentimientos o eres más ingenuo que mi hermana — me contesto para después dar un suspiro — pensé que en algún momento te darías cuenta, pero no es así
— ¿de que hablas? — pregunte molesto
— De tus sentimientos Acatriel, no te has dado cuenta que estas completamente enamorado por mi hermana
Sus palabras me causaron duda y extrañeza, yo no podía estar enamorado de Astartea, era completamente improbable.
— Estas equivocado — le conteste
— Como lo sabes, nunca te ha interesado una chica, bueno no hasta ahora
— Me niego completamente
— Sí que eres un completo ingenuo, duro e ignorante — contesto perdiendo su paciencia en mi — busca en tu interior, porque crees que se deben tantos sonrojos de tu parte cuando estas con ella, además ¿nunca has tenido ganas de abrazarla o besarla? — pensé por unos largos minutos entonces contesté sin pensar en mis palabras
— Cuando estoy con ella mi corazón palpita con más fuerza
— Esa es tu señal Acatriel
Una sonrisa inconsciente se formó en mi rostro por lo que había descubierto, pero ahora ¿Qué debo de hacer? Me gusta Astartea pero es la primera mujer que me hace sentir de esta manera, ¿tengo que decírselo?, pero si lo hago puede que empeore la situación ni siquiera sé porque su reacción de esta mañana.
— ¿Qué debo hacer ahora? — le pregunte a Agramon
— ¿a qué te refieres?, solo dile tus sentimientos
— ¿debo hacerlo?, ¿no sé porque su reacción de esta mañana?, además no creo que sea de importancia, ella no tiene ese sentimiento por por mi
Cuando dije esas palabras algo dentro de mí se comprimió, se sintió horrible, mi corazón se sentía vacío y con un gran dolor del cual no podía explicar. ¿esto es el amor?, es extraño cuando me di cuenta me sentía muy feliz, pero al decir algo negativo me siento fatal.
— La reacción de esta mañana es normal — contesto Agramon — mañana te iras, y ustedes dos son muy unidos claramente se siente triste, frustrada y enojada por ello, ya que posiblemente no te vuelva a ver
— No lo había pensado — conteste sintiéndome un poco mejor — ¿pero ¿cómo debo decírselo?
— Sé que eres nuevo en esto, pero no tengo tanta paciencia Acatriel — al parecer Agramon comenzaba a irritarse — simplemente díselo y se acabo
Agramon comenzó a empujarme por la espalda diciéndome “ve a buscarla”. Simplemente me dirigí al interior del territorio buscando a Astartea pero no había ningún rastro de ella, posiblemente se encuentra con sus amigos pero no tengo la menor idea de donde viven a excepción de Dumah, pero no pienso ir a verlo y mucho menor pedirle ayuda. Dure un par de horas sin ningún avance al final me di cuenta que la única forma de encontrarla era esperarla en casa.