Astartea el ángel del infierno

capítulo 43

Narra Amazarac

Mi habitación estaba echo un desastre, pero que más podía desear ya que este enojo y frustración en mi interior solo puedo intentar calmarlo desatando mi ira en esto, destruyendo todo lo que se encuentre frente a mí, recuerdo que primero había comenzado matando a todo aquel que se cruzaba en mi camino si no estaba de humor, me relajaba poder sentir la sangre tibia en mi cuerpo, imaginándome que era esa insignificante de Astartea pero tuve que detenerme antes de que yo mismo extinguiera a mi territorio llevándome a mí mismo a mi perdición.

Esto es frustrante, me deje caer a mitad de mi habitación con las manos en mi cabeza, no es justo que estuviera tan cerca y ahora este más lejos que cuando comencé, he sido paciente ya no tengo idea de cuanto tiempo ha pasado desde ese entonces, tal vez aproximadamente un milenio o un poco más, pero aun así no puedo olvidar aquel día en que me prometí cumplir mi tan anhelado deseo, hice todo tipo de investigaciones desde ese momento incluso realice el ritual de renacimiento demoniaco pero este fallo llevándose la vida de ella y además me afecto en mi poder, aun me pregunto ¿Cómo fue posible?, su cuerpo era fuerte y saludable la mejor humana para resistir el ritual pero no lo pudo resistir y después simplemente mi hermano encontró una humana que resistió el ritual pero resultó ser un defecto, ¿Cómo?, ¿Cómo un defecto pudo obtener tal poder?, pero ese defecto me abrió una nueva posibilidad, para cumplir mi deseo, y ahora no tengo ni la menor idea de donde está.

Mande varios hombres a investigar por ella, que la buscaran, la encontraran y la trajeran ante mí, pero aun no la encuentran, lo peor es que perdí muchos demonios buenos en su búsqueda, pero no por otros demonios, sino por las criaturas de este mundo, algunas desconocidas aun según lo que me contaron los sobrevivientes los cuales asesine por no tenerme resultados. Siento que mi cabeza pronto explotara y no poder seguir con esto, mi paciencia se agota con cada día. Aun estando en el suelo escuche como alguien entraba a la habitación, esos pasos podía reconocerlos en cualquier lugar se trataba de Andras la mujer que menos quiero ver ahora y que solo soporto por conveniencia, ella me vio y se hinco para quedar a mi altura, estando yo de espaldas ella me rodeo con sus brazos.

—Odio verte de esta manera — me dijo recargándose en mi espalda

—No deberías estar en tu territorio — le conteste enojado, no tenía hoy la paciencia para soportarla

—No te preocupes alguien se encarga de él, por ahora me preocupas tu Amazarac, deberías calmarte — tome sus manos al parecer se sorprendió por esto, pero cuando las aparte bruscamente para levantarme ella coloco su típico y espantoso rostro de tristeza

—¿calmarme? — pregunte enojado — como puedo calmarme si Astartea sigue afuera, mientras esto siga nunca podre cumplir mi deseo — ella se levanto

—Amazarac si tal solo me compartieras tu deseo, te ayudaría a lograrlo — nuevamente su rostro de tristeza con algunas lágrimas me hacía enojar

—No puedes hacer nada para ayudarme — conteste en un grito

Tenia que dejar salir mi furia de algún modo, ya no me importaba si esta estúpida podría seguir siendo de utilidad, rápidamente aparecí frente a ella y la tome del cuello con ambas manos, viendo como sufría lentamente y no hacía nada para evitarlo por su tonto amor que según ella siente por mí.

—A……Ama…. Amazarac — decía mi nombre con dificultad, ella simplemente dejaba que siguiera lastimándola

—Dime Andras ¿no te importa morir? — debilite mi agarre a su cuello para que pudiera hablar

—Mientras esto te haga sentir mejor puedes matarme — contesto ella con sus ojos llorosos y una horrible sonrisa

—¿Por qué?, ¿porque haces esto? — le pregunte volviendo a mi fuerza anterior

—Te…… te…. Amo

Esas palabras me abrieron los ojos a lo que estaba haciendo, aun no puedo matarla porque su amor por mí la hace realizar cualquier locura que le ordene sin pensarlo aun a pesar que tenga que dar su vida, deje de ahorcarla, por lo menos pude calmarme un poco gracias a esto. Al soltarla ella inmediatamente me abrazo llorando y sin querer soltarme.

—Amazarac juro que haré todo lo que me pidas, aunque tenga que dar mi vida por ello — dijo Andras

—¿Entonces me dejaras lastimarte cada vez que sienta esta frustración? — alce su rostro con mi mano derecha para verla, su rostro demostraba un gran pánico y temor ante mí, pero aun así ella acepto — bien en ese caso dime ¿Qué debería hacer en esta situación?, ¿Cómo encontrare a mi estúpida sobrina? Si no me gusta tu respuesta invocare un cuchillo para hacerte lindas cortadas en todo tu cuerpo

Sentía como temblaba su cuerpo eso era gratificante para mí, se quedó pensativa después de varios segundos para después hablarme frente a frente diciéndome que intentara ganarme la confianza de mi sobrino, poniéndolo de mi lado y cuando esto suceda sacarle la información sobre Astartea, conociendo nuestro pasado mi sobrino no quisiera volver a verme pero tal vez si logro que recuerde aquel sentimiento de matar al más débil, pueda lograr un pequeño avance y si esto no funciona solamente tengo que ponerlo a escoger pensé.

—No es mala idea, bien puedes pedirme lo que quieras como premio — le dije a Andras ya que de esta forma lograre que siga a mis pies

—Bésame — me contesto ella

Bien de todas formas hace mucho tiempo que no he sentido el cuerpo de una mujer y esta mujer puede servir para algo más, la bese por largos segundos hasta llevármela a mi habitación para satisfacer estos deseos de lujuria. Al siguiente día pensé mi plan detenidamente, las palabras, los gestos y todo lo necesario para convencer a mi sobrino y después partí a su territorio.

Llegue al territorio de mi sobrino, aunque le haya dejado el nombre de mi difunto hermano siento que es una muestra de debilidad, me acerque a la entrada y mire a dos chicas las cuales me impedían el paso.




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