004: Defensa
-Buen trabajo Niko, ya llevas un récord de dieciséis victorias y solo cuatro derrotas, debes ser el mejor tracio de toda la academia, eres un diamante en bruto, un niño muy talentoso.
Los pensamientos de Niko se inundaron de palabras de felicitaciones de sus amigos y entrenadores, los jóvenes helenos empiezan a entrenarse para la guerra a los doce años y Niko con dieciséis solo había sufrido cuatro derrotas, todos lo trataban de genio y talentoso, pero para él en esta situación le era difícil creer de corazón esas palabras ¿De que serviría tantas palabras de aliento si moriría aquí abajo frente a la fuerza de los números? Cinco soldados por muy entrenados y preparados que estén no pueden compararse a cientos, sin embargo dos cosas mantuvieron su mente alejada de Fobos(1) y Deimos(2) en medio del combate, la confianza del hoplita para gastar su favor en defenderlo mientras él cubría la primera línea, y la rabia al escuchar como Asterión se quedaba sentado atrás de todos como si estuviera cansado de verdad.
-¡AL NOROESTE EN EL PILAR!
Gritó el hoplita bendecido por Anfítrite hacia Niko, quien observó como un myrmeke disparó su lanza directo hacia su cabeza, la lanza viajo cerca de la velocidad del sonido pero el hoplita cubrió al tracio con su escudo, pulverizando la lanza con el favor invocado en su escudo, girando el agua como una sierra y evitando que penetrara su defensa, Niko inmediatamente lanzó la esfera eléctrica que mantenía girando en su honda, atravesando el pecho de la hormiga, en ese momento la esfera se dirigió como si tuviera conciencia propia hacia otras hormigas, destruyendo el cuerpo de dos de ellas hasta que la tercera detuvo la esfera con su escudo, mientras tanto mantuvo girando su honda formando poco a poco una segunda esfera.
-Cúbreme mientras preparo otra.
El plan de estos dos era sencillo pero efectivo, atacar a las hormigas que escalaban los pilares en busca de ataques por ángulos ciegos hacia la primera línea. Mientras, en el frente los dos hoplitas bendecido por Hércules mantenían sus posiciones de forma eficiente, cubriendo siempre el primer golpe de una hormiga con su escudo cubierto de algunas piedras y contraatacando al instante con sus lanzas en el pecho, cabeza o cuello de la hormiga, si atacaban de dos o más, ellos empujaban al insecto con su inmensa fuerza usando su escudo, a menudo dejándolas patas arribas por el impacto. Laconia por otro lado usaba sus alas para esconder la visión de los myrmekes a sus laterales y de un solo golpe asesinaba al que estaba enfrente, luego daba un paso hacia atrás, detenía el retroceso con su cola y repetía su estrategia, cuando un insecto lograba acercarse lo suficiente, la armadura de fuego forjada por Hefesto se disparaba como una flecha hacia el atacante, dándole tiempo suficiente a la guerrera para contraatacar.
Mientras tanto Asterión estaba sentado con su espalda sobre el pilar y contrario a lo que todos menos Laconia pensaban, él estaba muy atento al combate, específicamente contaba en voz baja cada baja que conseguía el grupo.
-Dos, tres… Cinco.
El hombre en medio del asedio permanecía sereno pero serio, mientras golpeaba con la punta de sus uñas el suelo de forma constante, quizás para ayudarlo a pensar y no distraerse, “Cuando caigan cien…” pensaba para si mismo en medio de todo el caos.
A pesar de estar rodeados su plan de manual estaba funcionando, la fuerza de Laconia como punta de la lanza era imparable y mientras no tuviera que preocuparse de su espalda, ningún enemigo podía acercarse lo suficiente para acertar un golpe más serio que simplemente rasgar sus ya lastimadas alas, la experiencia y profesionalismo de los hoplitas mantenía el enjambre a raya, si bien Laconia aniquilaba el frente y ellos solo podían derrotar de vez en cuando a un insecto, lo importante era que su muralla se mantuviera firme, mientras tanto en el centro evitaban cualquier disparo desde algún ángulo que tomara desprevenida la línea frontal, la fuerza de los helenos era superior y rápidamente, solo cinco helenos lograron acabar con treinta myrmekes en solo la mitad más un cuarto de ciclo de clepsidra, sin embargo es siempre en los momentos más favorables de un combate en que la confianza se transforma en un asesino lento y silencioso, representado a través del templo en sonidos provenientes desde lo más alto, Asterión concentrado en contar las bajas del frente sintió un pedrusco diminuto caer en su hombro y al mirar hacia arriba presencio como una decena de myrmekes desprendieron sus garras del techo, lanzándose en un ataque suicida a los soldados.
-¡NIKO ARRIBA!
Gritó Asterión con todas sus fuerzas, era la primera vez que Niko lo escuchaba elevar su voz de verdad y al mirar arriba reaccionó lo más rápido que pudo y disparó la esfera de su honda, esta fulminó a cuatro de los insectos pero el resto seguía precipitándose a mucha velocidad.
- Υιός -
Al pronunciar esas palabras el favor de Zeus se manifestó desde el anillo, llenando el interior del cuerpo de Niko de fieros relámpagos, al recibir tal fuerza el tracio salto como un destello y utilizando su espada sica, corto en sucesión el cuello de las seis hormigas restantes, como si por un instante el hombre encarnara el rayo mismo, la transformación apenas duró tres parpadeos y mientras Niko caía victorioso al suelo confiado de salvar a sus compañeros, decenas de lanzas volaron hacia su dirección, la gran mayoría falló el trayecto y con su espada logro desviar dos de estas, pero una tercera perforó su estómago, haciéndolo retorcerse del dolor mientras caía.
Editado: 06.12.2024