Era sábado, una rutina mía, era estar en mi cuarto acostada y no hacer nada. Y ese día decidí ver películas. Tenia algo de resentimiento por lo que había pasado el día anterior. Estaba confundida respecto a mis sentimientos, pero tampoco lo tome personal, al final era algo que no me importaba del todo, me importaba mas sobre lo que era o sobre lo que no soy.
Era sábado, una rutina mía, era estar en mi cuarto acostada y no hacer nada. Y ese día decidí ver películas. Tenia algo de resentimiento por lo que había pasado el día anterior. Estaba confundida respecto a mis sentimientos, pero tampoco lo tome personal, al final era algo que no me importaba del todo, me importaba mas sobre lo que era o sobre lo que no soy.
—¡Eliza! —me llamaron desde abajo.
—¿¡Que!? —respondí.
Era mi hermano Ethan quien me grito.
—¿Se puede? —pregunto Ethan tocando a la puerta de mi cuarto
—Pasa.
Inmediatamente Ethan entra a mi cuarto.
—¡Eliza!, —se acerca a mí, para sentarse en el borde de la cama— estas horrible, ahora entiendo que no tengas novio.
—Mejor cállate —le lance la almohada—. Que tampoco me siento tan feliz porque nunca me dijiste que andabas con Keila desde hace dos años.
—¿Quién te lo dijo? —pregunto sorprendido.
—Ayer estaba con Steven, deberías saberlo, entonces ella entro al cuarto de Steven, pidió su «chamarra» —hice comillas con los dedos en «chamarra»—. Me di cuenta de que era la tuya que habías perdido y después ella lo dijo.
—¿Así que es verdad?
—¿Cual verdad? —me quede anonadada.
—Que podrían ser una bonita pareja. —Sonrió un poco— y que los encontró en una situación comprometedora.
—¿Te vas a enojar por eso Ethan? —me cruce de brazos—, no estaba en ninguna situación. Realmente lo que me enoja es que al final Steven prácticamente me dijo que no sabía que sentía y yo… yo lo mande por un carajo. Ya soy mayor Ethan puedo hacer lo que yo quiera con mis relaciones.
—¿Mayor? —se exaltó—. ¿Mayor dices?, Eliza tienes dieciséis años —suspiro— pero eso es lo de menos. Steven es algo raro, creo que no fue tu mejor opción para que sea tu novio.
Rodé los ojos.
—Es lo de menos… Mejor dime para que estas aquí. ¿Por qué viniste?
—Para ver si no querías algo del supermercado —Respondió.
—¿Y mamá y Joey? —pregunte.
—¿Dónde más? —comento. Como si lo supiera y es que en realidad no tenía mucho de a verme levantado y no sabía nada—. Joey fue con sus amigos de clase a jugar y mamá fue a su club de lectura. Yo pensé que como estabas mal y te escuche maldecir a noche, podría traerte algo para tus cólicos premenstruales —entonces se empezó a reír.
—Cállate —le dije y lo golpeé con la almohada—. Pero si tengo tantas ganas de engordar. Quiero comida. Helado, papas fritas, té, un frappé, palomitas, un pastel enorme —Empecé a decir comida que desearía—. Y si puedes conseguirme un novio Ethan, un amigo tuyo no sé, a alguien.
Maldije mi situación mediocre en el amor.
—Te conseguiré la comida que es más fácil encontrar —él también se carcajeó de mí.
—Ethan cambiando de tema —dije. Me acerque al borde de la cama tomándolo de la muñeca deteniendo su paso— ¿sabes lo de mi mamá?
Ethan me tomo de la mano.
—¿Sobre papá? —asentí con la cabeza— mi mamá a estado algo distraída últimamente me comento sobre que lo vio y que piensa que esta vivió. Pero no me quiero hacer ilusiones.
—¿Tu crees que sea verdad? —pregunte viendo su cara— quiero decir, que en verdad mi papá podría estar vivo
—Eso sería imposible —negó con la cabeza—, la carta que nos llegó indicaba que habían encontrado su cuerpo en batalla.
—Pero nunca vimos su cuerpo… —me aleje de él— se que esto es muy loco, lo sé.
—¿Ya hablaste con mi mamá de ser astros?
—No —me sorprende— ¿tu sí?
—No —negó— pero como mi mamá y tu se llevan mejor, pensé que le dirías de que eres un astro. —Hizo una pausa— aunque ahora que lo pienso, me parece muy raro que solo tu y yo estamos en eso, y ninguno de nuestros padres… y tal vez Joey próximamente sea uno.
—Tal vez mi papá lo era —comente— ¿Crees que este enterada de que lo somos?
—No lo sé —respondió él— realmente hasta hace unos días me puse a pesar sobre el tema. Yo llevo en esto cuatro años, y nunca le he dicho nada, pero es que tampoco tengo habilidades especiales.
Antes que dijera algo, el timbre retumbo por toda la casa.
—Creo que ya llegó la pizza —Ethan se levantó de la cama de golpe.
—¿Pediste pizza? —pregunte saboreando.
—Sí, voy a abrir —se acercó a la puerta— en un momento te subo al menos una rebanada.
Inmediatamente que salió corriendo Ethan para atender la puerta, tome un espejo y trate de mejorar mi aspecto. Me veía horrible. Al cabo de un rato escucho que Ethan subió lentamente.