Narra Ana Swan
Maldita sea
— ¿Que desea? ¡puede irse ya! — me grita ver que estaba muy cerca de él. En ese momento recordé lo que me dijo Griselda... ¿este será el hechizo? ¿El hechizo que salió mal? Hay no...
Una sensación de electricidad extraña recorrió todo mi cuerpo y pasó suavemente entre mi entrepierna, empecé a sentir que mi estómago se revolvía y de repente mi mente quedó en blanco, seguía pegada a él sin saber el por qué
— ¿Cu - cuál es su, nombre? — le pregunto nerviosa
– ¡Está loca si no sabe quién soy yo! ¡ahora desaparezca de mi vista! — maldito engreído — ¡¿Puede soltarme ahora?! — volteó completamente conmigo y vió que no estaba evitando que se fuera
— Creo que ya sé que lo que pasa — le afirmé segura
— ¡¿Acaso está loca?! ¡¿qué demonios hizo?! ¡no puedo moverme! — estaba desesperado
— Demonios, ¡no haga preguntas y sígame! — lo tomé del brazo y empecé a arrastrarlo
— ¡¿Pero qué diablos le pasa?! ¡ahora no tengo ninguna maldita duda de que está loca! — y se safó de mi agarre
— ¡¿Puede tranquilizarse por favor?! Escuche... sé que le sonará algo raro pero, supongo que es por el hechizo no sé, no estoy segura de cómo funciona. Por eso debemos ir con Griselda para ver si podemos revertirlo — le dije tratando de tranquilizarlo. Él solo empezó a reírse a carcajadas mientras colocaba las manos en su cintura
— ¿Hechizo dice? Disculpe... ¡¿de qué manicomio se escapó?! ¡estoy dispuesto a volverla a meter ahí! Escuche con atención... soy un hombre muy ocupado y el único maldito día que tengo de descanso que es hoy, ¡me encuentro con una loca hablando de hechizos! No me haga perder la paciencia y mucho menos mi valioso tiempo así que ¡hágame el favor de retirarse! — por gente como él le temo el mundo. ¡¡¡Me hace perder la paciencia!!! Maldito estúpido
— Bien, ¡yo también tengo mejores cosas que hacer que estar discutiendo con una persona sin modales! — sus venas brotaban del su cuello, supongo que esta muy enojado
— Señorita, en serio, no me haga perder la miserable paciencia que tengo en este momento — dijo masajeando sus sienes
— Mire, señor, si pudiera irme de aquí, créame que ya lo hubiera hecho ¿si? Pero, verdaderamente no puedo separar mis pies a aquí. Ya lo comprobó y sabe que no estoy mintiendo, yo al igual que usted estoy desesperada por encontrar la maldita respuesta a esto. Necesito que por favor me siga hacia un lugar y no haga ninguna pregunta ya que no podré responderle — le dije de lo más tranquila, o eso supongo yo
— Y... — empezó a acercarse aún más a mi, estando demasiado cerca — ¿Por qué confiaría yo en usted? — y se detuvo
— ¿Acaso tiene otra explicación sobre esto a parte de la mía? — y empecé a retarlo con la mirada. No me había fijado en sus ojos, profundos y extrañamente hermosos. Podía verme en ellos ya que él también me estaba mirando fijamente. De nuevo una extraña electricidad recorrió mi cuerpo, no pude más y aparté la mirada
— Ahora no la tengo, pero siempre, escúcheme bien, siempre... hay otra solución o explicación. Por ahora confiaré en usted, solo espero que no me haga perder mi valioso tiempo. Si algo me pasa, saldrá en las noticias como una secuestradora ¿me escucha? — y arqueó su ceja levemente
— Bien, entonces vamos — y empezamos a caminar hacia la casa de Griselda. Atrás de nosotros venía un hombre de traje y con lentes como de agente secreto <<creo que veo demasiadas películas>>
— ¿Cómo se llama? — me pregunta el señor
— ¿Para qué quiere saber? — le respondo extrañada
— Si algo me pasa, él — y señaló al hombre que venía detrás de nosotros — La pondrá en la lista negra y para eso necesito su nombre — bueno, supongo que no puedo culparlo por ser así de desconfiado. Si alguien me hubiera dicho de algún hechizo en la calle, así como yo, tampoco me lo creería y pensaría que hace perder mi tiempo
— Soy Ana, Ana Swan
— Ana, que nombre tan común — y todavía se ríe, sigo repitiendolo. Maldito
— No es un nombre común, es hermoso y a mi me gusta. ¿Cuál es el suyo? — no me respondió nada y se rió. Mientras caminábamos en hiba fijando bien en su aspecto
No había visto que era tan guapo, cejas marcadas que combinan perfectamente con sus ojos claros que sin duda alguna, cautivan, pestañas gruesas y oscuras, labios carnosos, lo suficiente como para decir que son hermosos y apetecibles, cabello negro y muy bien peinado, piel perfecta y blanca, mandíbula angulosa, espalda y hombros anchos, posee una rara belleza incomparable y extraordinaria. Es el típico hombre perfecto que toda chica desearía y ni hablar de su cuerpo... uff, en este momento odio que tenga tan buen aspecto... y que sea un maldito imbécil sin modales. No, sinceramente no es mi tipo, me gustan más los hombres cariñosos y románticos, como los de mis novelas... especiales y reservados, atentos y carismáticos. Esos tipos de hombres, aunque sinceramente... creo que me voy a quedar sola más que con mis gatos, y ya
Después de caminar como por 10 minutos en completo silencio, llegamos a la casa
— Bien, es aquí — y empezó a inspeccionar la casa con la mirada
— ¿Estás segura? — de seguro piensa que estoy loca y que esta casa está abandonada. Lo de loca, yo pienso lo mismo...
— ¡Por supuesto! — toqué a la puerta, casi de inmediato salió y nos invitó a pasar. Verdaderamente esta casa se me hace hermosa... silencio.... eso es todo lo que se escucha. Uno de mis mejores amigos
El otro señor que parece un guardaespaldas se quedó afuera y Griselda nos invitó a pasar a la sala para sentarnos, el señor que por cierto aún no sabía su nombre, se sentó a un lado de mí, su cuerpo serca del mío me provoca un tipo de calor extraño y placentero, se siente como una seguridad y felicidad al mismo tiempo, salté esos pensamientos y esperé a que Griselda hablara, sin embargo, no dijo ni una sola palabra