Atardecer en el Palacio del Sol

Capítulo 11: La Mensajera

Ceres

Nunca creí que sería la paloma mensajera de un par de enamorados.

Ceres le había prometido a Helia ir a hablar con Selien. No creía que algo le hubiese sucedido, pero ¿y si Helia tenía razón?

Esperó unas horas antes de ir a verlo, no quería interrumpir su viaje. Una vez se aseguró que Helia estaba descansando, se sentó al lado de la ventana de la habitación. Helia tenía la rara costumbre de emitir luz aun estando dormida. Desde la ventana, a lo lejos, claramente se podía ver la Luna. Así que desde ahí la espías…

Ceres aún se cuestionaba toda esta situación. ¿Por qué Universo los quiere separados? ¿Por qué esta noche no estás, Selien?

Salió del Palacio del Sol y se dirigió al Palacio de la Luna.

Llegó antes que él y cuando lo vio entrar, comprendió que algo andaba mal.

- Selien, ¿Qué te pasó en el rostro? – preguntó ella mientras se acercaba.

- Ah, hola. No te había visto… - dijo Selien, tratando de hacerse el desentendido.

- Responde a mi pregunta. Alguien te ha golpeado, el maquillaje no borra la inflamación. Dime ahora mismo quien fue – exigió ella. Selien y Ceres no eran amigos, pero él no merecía ser tratado de tal manera. Quien sea el que le haya hecho esto se arrepentiría por tal error.

- Escucha, no es nada en verdad. Pero dime, ¿Qué haces aquí?

- Te explicaré el motivo de mi visita y luego me dirás quién te ha golpeado.

Luego de un largo silencio entre los dos, Selien cedió.

- Está bien – dijo mientras suspiraba. – Sentémonos.

Ceres fue directa y le dijo el por qué había ido a verlo. Le contó que le había dicho la verdad a Helia, le contó sobre las mentiras de Universo y le contó sobre las preocupaciones de la diosa del Sol.

- Así que ella ya sabe de mi – la sonrisa de Selien hablaba por sí sola.

- Si – aseguró Ceres. – Selien, ya te dije todo lo que ha pasado y ahora es tu turno, ¿Por qué no has estado este atardecer y por qué tienes un golpe en la cara?

- Es una larga historia…

Mientras Ceres lo escuchaba, no lo podía creer. Universo ya estaba sospechando. ¿Qué haremos ahora con el plan? ¿Cómo se había atrevido a golpear a Selien?

- Selien, esto no me está gustando. Será mejor que desistamos del baile…

- ¡No, por favor! – suplicó él. – El propósito de haber ignorado a Helia esta noche es para acabar con los rumores. Las Estrellas fueron quienes le dijeron a Universo y si ellas ven que no tengo interés en Helia, ya no hablarán – explicó.

- ¿Y si no funciona?

- Me aseguraré de que funcione.

Ceres solo tenía una carta más con la que jugar. Esperaba que funcionase.

- Selien, ¿Te has preguntado qué pasaría si Helia no es la persona que imaginas que es?

- ¿A qué te refieres? – preguntó confundido.

- Todos creen que ella es perfecta. Es hermosa y querida por todos. ¿Qué pasaría si al conocerla descubres que no es así?

- No me importa si no es perfecta, nadie lo es, ni siquiera Universo. La aceptaré tal cual ella es. Seremos imperfectos juntos.

- ¿Y si ella no siente lo mismo por ti?

- Haré todo lo posible para que lo haga, pero si no lo logro, respetaré su decisión.

Faltaban tres semanas para el baile. Si él lograba deshacer los rumores, entonces Ceres lo ayudaría. Pero primero, tenía que enseñarle a hacerse respetar. Si quería infundir respeto, tenía que dejar de ser tan amable.

- ¿Tienes idea de cuales Estrellas fueron? – preguntó Ceres.

- Con certeza no, pero lo más probable es que hayan sido Sirio, Fénix y Orión. Me han hecho la vida imposible desde el primer día – dijo Selien.

- Entonces, mañana en tu próximo viaje irás y los enfrentarás. Les demostrarás quien es el dios de la Luna y lo que puedes hacer.

- No lo sé, Ceres. No soy de los que promueve la violencia.

- Tienes que mostrarles tu lado oculto para que ya no se metan contigo. Eres arquero, ¿No?

- Si, lo soy, pero…

- ¡Ahí está! Les lanzas un par de flechas como advertencia y listo. No es necesario que los lastimes, aunque yo si lo hiciese, por lo que me has contado.

- No estoy seguro.

- Hazlo. Piensa que, si siguen diciendo rumores de ti y de Helia, no podrás verla el día del baile.

- Está bien… - dijo por fin.

- ¡Así se habla! Ahora debo irme. Le explicaré todo a Helia para que se quede tranquila. Deberías haberla visto, la pobre no daba más de la preocupación.

Ceres salió del Palacio de la Luna con un peso menos sobre la espalda. Todo dependía de Selien y su habilidad con el arco y fecha.

Mientras salía del palacio le pareció ver a alguien observándola. Quien sea que haya sido, se marchó rápidamente. Por la oscuridad que aún había, Ceres no alcanzó a verle.

Solo alcanzó a ver su largo cabello blanco.

 

 

 



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En el texto hay: mitologia griega, romance, enemiestolovers

Editado: 20.02.2024

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