Atemporal: encuentro con el pasado.

XVIII

 La capital era la cosa más asquerosa que podría imaginar, mirase para donde mirase solo era mugre, pobres, muertos, orina, heces, la gente estaba en un estado deplorable. Sintió pena por la gente que vivía así, y lo más triste es que esa gente era la mayoría.

 Erick parecía no importarle mucho, solo estaba abriéndose camino entre las personas.

 El imponente edificio que vio cuando llegaron fue impresionante, una forma inexplicable para los ojos de ella, incluso sintió que se le iluminaron de alguna forma.

 -Vamos.- dijo Erick dejando que pase ella primera. Los hombres que estaban allí, parecían guardias susurraron algo que no entendió, pero una sola miraba bastó para que agachen la cabeza.

 Se adentraron en el enorme lugar, a una sala sin casi nada, más que algunas telas colgadas que no entendía que significaba.

 Un viejo encorvado y algo descuidado paso por allí, muy enfrascado en sus pensamientos, pero a ver  a Erick, su palidez pareció tomar color, o no.

 -Sir...- dijo el mayor con un notable tartamudeo.

 -¿Qué pasó?.- preguntó el menor con un tono seco.

  Antes de contestar el hombre la miro, la inspecciono de una forma poco disimulada.

 -No creo que quiera recibir la noticia con ella escuchando.-

 ***

 Si antes estaban mal, ahora estarían peor, ¿cómo le explicaba que su primo había muerto y habían perdido la gran parte del ejército?.

 La mujer pareció no importarle así que llevo a ambos a su despacho. Aunque trataba de centrarse en Erick, no podía no mirar a la mujer a su lado, en sus años de vida no había visto semejante fémina, alta, mirada fuerte, su presencia imponía respeto, parecía un regalo divino.

 Llegada la noticia, como era de esperarse, Erick salió enfurecido de la habitación.

  La mujer trató de seguirlo pero el la detuvo con la mano, haciendo un gesto negativo, pero a ella pareció no importarle y lo siguió.

 En el tiempo que sostuvo su mano, si algo agradecía era su observación, ella también tenía unas marcas extrañas, como las que tenía Nuria.

 -¿Serán del mismo lugar?- se preguntó.

 ***

 Nuria iba de camino hasta la biblioteca junto a Luciano cuando vieron un hombre salir casi corriendo, y detrás una figura femenina que le dio escalofríos.

 Paró en seco y vio como se alejaba, era tan parecida, pero imposible, y para su sorpresa Luciano ya estaba corriendo detrás de ellos, ella obviamente no se iba a quedar atrás.

 Nuria alcanzo a la mujer que se quedó quieta en un momento, y  giró.

 La sorpresa de ambas fue impresionante, era ella, pero.. ¿cómo?.

 -Nu...- susurró.

 -Magda.- respondió llorando y tirándose a abrazarla.

 Hace tanto no sentía un abrazo tan cálido como el de ella, hundió su cabeza en el pecho de Magda, y comenzó a llorar más fuerte, pensaba que si la soltaba desaparecería.

 Sus brazos estaban enredados en su cuello, y era lo más bajo que llegaba, tras que ella era baja y su mejor amiga era una dama muy alta, esbozó una sonrisa, la primera más sincera que había tenido.

 -Te extrañe.- dijo entre sollozos.

 -Lo sé, soy extrañable.- respondió Magda con una sonrisa, extrañaba ese sentido del humor, nunca lo perdía en ninguna situación.

 Detrás de ellas apareció Mateo que se había tomado su tiempo para ir donde estaban.

 -Creo que tenemos que hablar.- dijo indicando para que las dos lo sigan.

   El hombre las llevó hasta una biblioteca aún más llena de libros que la propia que tenía él.

 Sacó uno bastante gordo que estaba ubicado debajo de todos y lo colocó sobre la mesa.

 -Verán, esto va a sonar descabellado, más viniendo de mi.- comenzó buscando entre las páginas duras y amarillentas.- pero esto ya no me parece coincidencia, hace algún tiempo, entramos en una completa crisis debido a las constantes guerras, y el antiguo rey se encontraba muy débil mentalmente, por lo qué recurrí a métodos más... espirituales por así decirlo, buscando y buscando encontré este libro, y luego de traducirlo lleve a cabo algunos rituales que decía.

 Hice todo como me lo indicó, y al poco tiempo llegó Nicholas, con su mente brillante y sus ideas tan modernas, impensables, lo tome como coincidencia, y al poco tiempo Nicholas se convirtió en rey, poco a poco se fue volviendo loco, y más luego de tener a Luciano hasta que Alexander lo mató y expulsó a su hijo.

 Luego, el pueblo comenzó a mejorar y las políticas del nuevo rey marchaban excelentes, hasta que, tuvimos una decadencia militar, de un momento a otro comenzamos a perder las guerras, al poco tiempo apareciste tú, Nuria, lo mismo que con Nicholas.

 Bien, pensé que todo podía ser una coincidencia como ya dije, pero, con la reciente muerte de Alexander, apareció ella, aún no la conozco, pero, por como se ve, tiene la misma alma de líder que nuestro difunto rey.- terminó de decir.



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En el texto hay: historia, dimensiones, cuantico

Editado: 31.03.2019

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