Atracción Irresistible ©

Capítulo Treinta Y Seis

 

Capítulo 36: Ruleta Rusa. PARTE I.

 

Kathleen.

Nos encontramos en el área de la piscina retirada de la fiesta atestada de adultos bebiendo botellas costosas, y niños jugando con los aperitivos. La piscina está en la parte más alta del edificio por lo cual el viento es frío, e irritante. Me produce calambres en los tobillos de vez en cuando.

No creo que haya sido buena idea aceptar jugar uno de los juegos de Fiona. Ella es una deprevada en todos los aspectos, así que no puedo esperar jugar al ajedrez en su presencia.

Sin embargo, quiero intentarlo. Quiero dejarme llevar por el momento, para no pensar en nada más. Una de las razones por las cuales acepté venir a esta fiesta había sido porque en el fondo de mí, necesitaba un momento de distracción. Muchos acontecimientos estaban ocurriendo últimamente, y eso estaba matandome.

Somos alrededor de diez jóvenes medio ebrios al borde de una profunda piscina. Repito: no creo que sea buena idea.

Frente a nosotros se encuentra una mesa larga en forma de un rectángulo. Sobre ella, Fiona se mantiene ocupada llenando pequeños vasos con una botella que contiene un líquido espeso, y transparente. Casi incoloro. Huele a pegamento, y eso me revuelve el estómago.

No recuerdo cuando fue la última vez que me emborraché. Sólo sé que a la mañana siguiente, había despertado en la cama de Mikhail, usando nada más que su camiseta.

No puedo quejarme de eso.

Existen peores maneras de despertar después de una borrachera. En la basura, por ejemplo.

—Mis niños, sean bienvenidos una vez más a la ruleta rusa —habla Fiona, con esa voz tan característica de ella. Si Jessica estuviese aquí, no estaría en lo absoluto contenta.

¿Vas a pasar un buen momento, y tú pensando en Jessica?

Todas las chicas tienen algún momento lésbico en sus vidas. Ya sea con su mejor amiga, y su relación obsesiva.

Todas tenemos esa amiga extraña e intensa que te hace dudar de su orientación sexual por un segundo.

Me mantengo aferrada a mi vestido que cubre menos de lo que desearía. Mis manos tiemblan, y los vellos de mi piel se encuentran erizados. A mi lado, está Kendall. Su cabello castaño desordenado, su camiseta arrugada, y una botella de cerveza en su mano. A mi otro lado, está Lana. Ella ha permanecido en un silencio sepulcral desde que llegamos a la piscina, su mirada refleja tristeza pero no puedo asegurarlo. Los siguientes a ella, son Chase junto a Fiona, después está Rosie, personaje que no deja de mirar al cielo en busca de ayuda, y Mikhail frente a mí. Su cabello peinado aún, su camiseta desordenada, sus chispeantes ojos azules brillando, y danzando bajo la refracción de la luz de la luna, y sus labios húmedos por el vaso que tiene entre sus dedos. Luego de ellos, terminando el círculo, está Micah, otro personaje que no deja de mirar al suelo, y Kiara, quien se mantiene despreocupada con su melena salvaje hecha un lindo desastre.

Por la manera en la que Kiara observa a Micah, me doy cuenta que está afectada por la actitud del castaño. El parece distante, perdido entre sus pensamientos, y me pregunto qué demonios estará ocurriendole.

Micah siempre está de buen humor, y ahora, parece un niño perdido adentro de sus pensamientos.

—¿Quienes de los que conforman este círculo no han jugado este juego antes? —pregunta Fiona, deslizando su mirada por los presentes, y deteniéndose en Rosie.

Rosie aprieta los labios, y niega con la cabeza. Debería decirle que tampoco he jugado este juego antes, pero no quiero parecer en desventaja frente a Mikhail.

—Rosie, ¿en dónde vives, querida? ¿en un convento? —el comentario de Fiona sólo causa que la expresión en el rostro de Rosie se endurezca. Ella es seria, reservada, y creo que todos nos hemos dado cuenta que no se siente cómoda con la situación.

¿Por qué demonios aceptó venir?

Ruleta Rusa consiste en llenar todos los shots con agua, a excepción de uno. La persona a la que le toque beber el shot que contiene alcohol deberá ser sometida a un reto —explica.

—No hay límites en los retos —interviene Des, guiñandome un ojo con picardía—. Puedo retar a cualquier jugador a que me de una mamada, y tendrá que hacerlo —me mira fijamente, y puedo notar como Mikhail se refugia en su vaso, elevando ambas cejas.

Supongo que no habla en serio.

Supones, cielito. La voz de Des en mi cabeza me produce escalofríos, e intento moverme pero Kendall está muy cerca de mi.

Fui una reverenda estúpida en el momento en el que se me pasó por la cabeza la endemoniada idea de volver a cruzar palabra con Kendall. El cree que he superado nuestra conversación, y lo más seguro es que esté pensando en que nuestra relación volverá a formarse.

Sigue creyendo eso, Ken. Porque no pasará.

—¿Todos entendieron? Bien, bien, que empiece este juego —la nota maliciosa el timbre de Fiona es palpable, y sólo consigue ponerme los pelos de punta.




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