Sophia.
La ansiedad me comía viva. Estaba sentada en la cafetería esperando a que Nicholas se dignara en aparecer. Había esperado cuarenta y cinco minutos, y no había señales del demonio andante de Nicholas.
Cuando estaba por tomar mi bolso y largarme de una buena vez de la cafetería. Nicholas entró por aquella puerta haciendo sonar la campanilla que avisaba la llegada de un nuevo cliente. Su mirada fría y su semblante serio que lo caracterizaba, su traje sin ni una arruga o mancha y el olor de su colonia empernaban el lugar.
Nicholas tenia el don de intimidar con tan sólo su presencia. Pero eso no era un problema para mí. Para cualquier chica lo sería, estarían frente a la tentación hecha hombre. Sin embargo, a mi-que he estado enamorada de mi mejor amigo desde que tengo memoria-no me causa nada más que lastima.
Tuvo que tener una infancia muy cruda para ser quien es. Y ser como es.
Arrastro la silla del comedor y se sentó sobre ella, su siguiente acto me dejó con la boca abierta. Coloco un reloj de mano sobre la mesa y luego se cruzo de brazos.
—Tengo veinte minutos para darte las instrucciones. No quiero preguntas ni berrinches, espero no seas un dolor de cabeza por que juro que te la vuelo.
—No es necesario que me des instrucciones Nicholas. Se tu manera de trabajar y la manera en como tratas a las mujeres como si fuéramos esclavas tuyas. No pie…
—Cierra la boca y firma el contrato— interrumpe poniendo frente a mi un contrato de confidencialidad —. Si quieres que tu abogado lo revise esta bien, pero tienes quince minutos para traerlo. De lo contrario, el acuerdo que tenemos se cierra.
Era un completo hijo de puta, tal y como lo recordaba la noche que intento acostarse conmigo. Luego de leer un poco las indicaciones del contrato, decido hablar:
—Me importa un carajo la cláusula número doce. No tengo la necesidad de decirle al mundo que esto es una farsa. Eres Nicholas Blake, se que no tengo posibilidades de ganar contra ti.
—Me gusta que tengas en claro que no puedes ganarme— comenta orgulloso —. Ahora firma el contrato y me largo de una vez de esta mierda llamada restaurante. Deberían cerrarlo. Me encararé de eso.
En ese momento no sabía que al firmar ese pedazo de hoja, estaba firmando mi sentencia de muerte. Quería creer que lo que estaba haciendo era correcto y que no era solo otra cosa que hacía por Luke.
Cuando estamos enamorados nos cegamos. No miramos lo que pasa a nuestro alrededor y romantizamos los actos mediocres que realizamos. No sabía lo que me esperaba después, como que al día siguiente sería la fiesta de compromiso. O como que tendría que entregar mi virginidad al hombre que más detestaba y lo peor de todo….. Darle un hijo.
#2894 en Thriller
#13300 en Novela romántica
#2559 en Chick lit
romance mafia traición, crimen drama misterio, contrato chica virgen
Editado: 03.07.2023