Atracción Peligrosa

Capítulo 12

Sonrío sin poder quitar la vista de Brayden que acomoda los ingredientes necesarios, según él, para preparar una pizza; coloca sobre la tabla de picar los tomates. Me acomodo sobre el taburete continuando con mi acoso, viendo como parte tomates, lleva un poco a su boca saboreando y mis ojos se quedan en sus labios queriendo también saborearlos, es un sentimiento que crece en mi sistema en segundos, sé que él no sé negara. Silva continuando con su trabajo como chef de la cena, la acción lo que menos provoca es quitar mi atención.

— Bryce… — lo llamo

— ¿Mmm? — no levanta la mirada, tan concentrado en su labor de picar tomates, subo sobre la isla para acercarme a él, tomo su remera acercándolo a mí, robando un corto beso, me separo mordiendo su labio inferior y volviendo a mi lugar como si no acabara de hacerlo.

— ¿Qué ha sido eso? — pregunta con una sonrisa traviesa

— No lo sé, tal vez solo quería besarte — apoyo mi cabeza en mi mano observándolo. Guiña un ojo continuando con su pizza, esta vez raya el queso.

Voy a mi habitación rápidamente por mi teléfono para tomarle algunas fotos a Brayden que se ve bien con un delantal de color verde. Me tomo algunas fotos y rio con filtros de Snapchat que pruebo en el chef privado que tengo. Una idea magnifica cruza mi mente inocente, aclaro mi garganta

— Bryce, ¿Me haces un favor? — asiente sin mirarme — Quítate la camiseta — con una ceja elevada y una sonrisa traviesa ahora si vuelve a verme, pero niega con la cabeza, hago un puchero y sigo sin doblegarlo. Me acerco a él buscando un selfie entonces, esta preparando la masa ahora puedo molestarle, puedo conseguir algún recuerdo extra de este momento.

— ¡Brayden no seas malo! — acomodo mi teléfono y aparta el rostro el muy desgraciado — ¡Bryce! — sigo insistiendo como una niña pequeña, haciendo berrinche tomo un poco de harina y se la lanzo, ensuciado parte su cabello y hombro.

Vuelve a verme y capto la maldad en sus ojos, suelto un grito ahogado cuando deja caer todo un paquete de harina sobre mí. Ríe a carcajadas sobándose el estomago, limpio mis ojos antes de mostrarle mi dedo corazón y salir enfada de la cocina.

Camino hacía mi habitación escuchándolo decir mi nombre, me apoyo en la puerta del baño viéndolo entrar al lugar, le doy una mala mirada. No estoy enojada enserio, no podría estarlo jamás con él.

— ¿Adalyn? — camina lentamente en mi dirección, con expresión de perrito regañado, muerdo mi mejilla interiormente evitando sonreír, se detiene enfrente muy cerca. — Dime que hago, para que no estés enojada — sacudo mi mano quitando el polvo blanco de ellas con indiferencia

— ¿Lo que sea? — acaricia mi mejilla ¿Por qué es tan lindo este hombre? Asiente, sonrió diabólicamente posicionando mis manos en su pecho, en realidad no hay absolutamente nada que deba hacer, no estuve enojada de verdad, solo me encanta verlo como es lindo conmigo.

Hago que camine hacía atrás, no me puedo ver sensual con harina encima, aún así lo intento trasmitir. Lo empujo para que caiga sobre la cama, una sonrisa torcida aparece en sus malditos labios; subo sobre él dejando polvo en el proceso, dejo un leve beso en su barbilla, acaricio con mi nariz el pequeño rastro de barba, hasta llegar a su oído.

— Quiero… — suspiro

— ¿Quieres? — sus manos toman mis caderas, las aparto de inmediato

— … quiero una foto contigo — me dejo caer a su lado esparciendo harina por todos lados, sonriendo, saco el móvil del bolsillo de la pijama. Bryce se acomoda en el respaldar de la cama entre risas y negando. Adoro esto entre nosotros.

— Ven aquí, mi diabla rubia — me acomodo en su pecho, me quita el teléfono y es quien toma las fotos.

+

Tomo lugar en las escaleras del campo de futbol con mi teléfono en mano, viendo el vídeo de la broma a Nicolas, salió mas que perfecta. Que orgullo hacer viral esta institución

— ¿Qué tal me veo, Lía? — me incorporo estudiando al chico con el ceño fruncido — ¿Qué pasa?.

— ¿Robert? ¿Eres tú? — asiente con lentitud ¡Ay Dios mío hermoso! Este chico esta buenísimo y eso que tiene un gemelo que luce igual, esta más que bueno. Su cabello negro despeinado, esos ojos grises a juego con la chaqueta del equipo sin olvidar la sonrisa tímida lo hace malditamente caliente. Sigo sin creerme que este sea Robert por lo que tomo su cabeza para verificar el lunar, él me ha dicho que es una buena manera de distinguirlo, bueno aunque Robert es mil veces más agradable.

— Me has dejado sin palabras — me abanico el rostro haciéndolo reír mientras se coloca los lentes, volviendo a eso que lo caracteriza.

+++

Era viernes otra vez, las clases después del almuerzo habían pasado a segundo plano desde hace bastante, estamos como de costumbre ahora en el campo de juego en compañía de unas chicas del equipo de porristas, ellas haciendo conversación con la excusa de que me querían dentro, yo no soy tan tonta como para no darme cuenta que lo que quieren es follarse al duplicado.

— ¡Vamos Lía! Te veras asombrosa en el uniforme — la voz chillona de Nancy, creo que era, me insiste, salta alrededor del pobre con sus dos pechos revotando — Ten. Pruébate el uniforme para que te convencerte a ti misma — niego con la cabeza, van a violarlo si lo dejo solo



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En el texto hay: rosas, amor, motocicletas

Editado: 28.07.2024

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