Mirana apareció con la valija negra en su mano para detenerse a su lado mientras ambos veían al droide médico sanar las heridas de Shia. La mandaloriana ya se había recuperado de sus quemaduras y todo lo que restaba era sanar los cortes que tenía en sus brazos y piernas. El droide parecía soldar sus heridas con un brillante gel verde. La guardia no permitió que su maestro se ensuciara las manos al llevar la camilla. Mirana miraba la capa de su maestro mientras eran recibidos en la Ciudadela. Había una docena de Inteligencia esperando por ellos, el equipo médico se llevó a la mandaloriana a toda velocidad mientras Vitti corría hacia Ihsahan. Su maestro le ordenó que siguiera a Shia mientras la felicitaba por sus explosivos. Luego de apretar el brazo de Ihsahan, Vitti corrió detrás de los médicos mientras ellos eran guiados por las instalaciones.
“Maestro, el beskar está listo.” Dijo con seriedad Mirana mientras su escolta se detenía en una puerta.
“Necesito que hagas el informe primero, luego ve a ayudar a Vitti. Shia no está cómoda en las enfermerías.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Luego iremos a llevarle el material a Vera. Mientras tanto deberías ponerte al día con nuestros asuntos en la alcaldía.”
“Entendido, maestro. Lo esperaré en su vehículo.” Dijo para abrir la última puerta.
Ihsahan entró a la sala para encontrarse con Tharan hablando con Rohus, su maestro empezó a aplaudir con una horrenda sonrisa en su cara.
“Ah, aquí está el sith del momento, Lord Rohus…” Dijo jocoso. “¿Todavía tienes quejas?”
“Felicitaciones, sith.” Dijo sin emociones el gigante. “Lak era un formidable espadachín.”
Ihsahan estaba pensando sobre eso, sobre lo fácil que había derrotado al maestro, pero ahora estaba pensando que su cuerpo ya no tenía miedo de los maestros que tenía enfrente.
“¿Qué opinión tienes de ese tal Lak?” Preguntó divertido Tharan.
“Solía había un abismo entre nuestras habilidades.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Ahora…”
“Eres un verdadero sith, aprendiz.” Dijo divertido Tharan. “Estábamos debatiendo sobre nuestros asuntos, queríamos otorgarte un título…”
“El Guardián del Imperio debería ser un representante del Consejo Oscuro.” Agregó Rohus mientras lo miraba de frente.
“Darth Ihsahan, ya no tengo nada que enseñarte.” Dijo sonriente Tharan. “Eres una sombra y pronto serás un Señor de los Sith.”
Ihsahan nunca sabía que leer de esas sonrisas. Sus blancos dientes parecían querer morderlo cada vez que se asomaban.
“Bienvenido.” Dijo con seriedad Rohus. “Tengo una misión para ti, Darth.” Agregó mientras pasaba a su lado. “Ya sabes dónde encontrarme.”
“Yo tengo mucho que contarte, Ihsahan.” Dijo divertido Tharan. “Espero que ya hayas escuchado las noticias de la República.”
“Ahora todos saben que tipo sabandijas tienen como líderes.” Dijo con prestancia Ihsahan. “La misión ha sido todo un éxito.”
“Nuestra hermosa Emperatriz tiene un par de órdenes para ti, supongo que ser el protector del Imperio es un trabajo de tiempo completo.” Dijo divertido Tharan. “También necesito que envíes a esa mandaloriana tuya a hacer una aparición en Aridus, necesitamos poner orden en el planeta. Esos sucios bandidos de la República deben ser atrapados.”
“Será un placer, milord.” Dijo con seriedad Ihsahan. “No he tenido problemas en esta misión, ya estoy listo para la que sigue.”
“No te apresures, por lo que la Ministra me ha dicho, todavía falta un tiempo para el momento indicado.” Dijo pensante Tharan.
Ihsahan pudo sentir a la Emperatriz llegar al lugar, su ardiente presencia era difícil de ignorar.
“Ah, la deliciosa presencia de Xenia está entre nosotros…” Dijo divertido Tharan. “Quería hablar contigo, te espero. Tu twi’lek hace un magnífico té.”
Xenia dejó pasar a Tharan sin decir una palabra, seguido se acercó a Ihsahan para mirarlo de cerca. La mujer era tan alta como él y todo su maquillaje era negro. No había otra sith como ella en el Imperio, su poder era palpable y ahora mismo estaba sintiendo que podía morir en cualquier momento. Ella era mucho más poderosa que su maestro.
“Ah, Darth Ihsahan…” Dijo con lujuria Xenia mientras quitaba su máscara. “El impacto de tus apariciones viene en aumento.” Agregó mientras lo miraba de cerca. “Bienvenido a las Sombras, ahora tendrás más responsabilidades que antes, pero no serán un problema para un sith de tu calibre.”
La sith se movió a un lado para caminar hacia su sillón, revoleando sus caderas para él. Ihsahan no tenía interés en ella.
“Es mi deber integrarte a nuestras filas y mostrarte algunos de nuestros más preciados secretos.” Dijo pensante mientras se acercaba a ella. “Me visitarás en un par de meses en Maleris.”
Ihsahan sabía que ese era el planeta de su Emperatriz. Allí entrenaban los Guardias Imperiales y los más sobresalientes entre la juventud sith. También sabía que la mayoría de ellos no pasaban las duras pruebas de Xenia, ya que la única conocida era Madari.
“Entendido, milady.” Dijo con seriedad Ihsahan.
“Eres demasiado bonito para ser un sith, Ihsahan.” Dijo divertida Xenia. “Supongo que ya has escuchado eso.”
“Un par de veces.” Dijo con prestancia el sith.
“Ya me encargaré de ello, quiero cerciorarme de que merezcas estar en el lugar que ocupas.” Dijo pensante Xenia mientras lo revisaba con la mirada. “Por otro lado, necesito que aparezcas en un par de planetas a poner orden. Inteligencia está pidiendo mucho de tu tiempo, pero necesito que abarques toda la galaxia. Por otro lado, necesitas independizarte de tu maestro.”
“Entendido.” Dijo con severidad Ihsahan.
Lo que Xenia no sabía era que la mitad de los espías de su maestro eran suyos hace un rato, que la mitad de sus soldados y androides eran suyos hace rato.
“Una vez tuve el placer de pelear con Lak.” Dijo de la nada Xenia. “Es un gran espadachín.”
“Su alumno era más poderoso que él.” Respondió al instante Ihsahan. “Además de que perdió la compostura cuando me quité la máscara.”
“Ah, eres una preciosura, Ihsahan. Tienes una virtud rara en esta galaxia, desde la época de Exar Kun, los jedi han intentado recuperar su fama de héroes, de guardianes. Tú sabes que son unos farsantes, un supuesto maestro no debería perder la compostura al ver a su viejo alumno en el campo de batalla.” Dijo divertida Xenia. “Ese trandoshan podría haber sido un gran sith.”
“Perdió la cordura en el momento que se dejó dominar por su ira, terminó siendo un esclavo de la Fuerza.” Dijo con seriedad Ihsahan.
Xenia tenía una violenta sonrisa.
“Vamos a pasar un gran momento juntos, Ihsahan.” Dijo mientras acariciaba su sillón. “Deberíamos hablar de placer…”
Ihsahan tenía mucho trabajo por hacer.