Atrapa mi alma

Capítulo 52

Michael suspiró pesadamente, cerró los ojos, y se pasó las manos por el rostro antes de hablar: —No me pasa nada, Alejandro. No te pongas así, por favor. No quiero intervenir en tu trabajo ni nada por el estilo, quiero que logres resolver este caso, sobre todo si es tan importante para ti, pero...

—¿Pero...? -preguntó Alex, claramente todavía molesto por su actitud.

—Pero, no sé si esa información que leí sea verídica -fue un poco una mentira, porque él estaba ahora casi seguro que era verdad todo lo que ahí decía, comenzando por los Rogers, todos los datos sobre ellos eran ciertos, las fechas, los nombres, lo que había sucedido con él y su hermano, que hubo asesinatos antes de los cuales no se tenía mucha información porque no habían sido debidamente investigados. Y él no sabía que había habido casos similares después... Como sea, estaba seguro que era real todo-, pero son... Fue muy fuerte, incluso para mí. No quiero verte sufrir, Alejandro. No si yo puedo evitarlo.

Michael sintió sus propios ojos llenarse de lágrimas después de sus últimas palabras. 

Y Alejandro, a su vez, sintió toda su molestia desaparecer en ese momento. Su ceño y labios fruncidos se relajaron al instante. Volvió a acercarse a Michael, buscó de nuevo sus manos con las suyas y su mirada. 

—Me has ayudado ya más de lo piensas. Tengo una idea, una leve sospecha de lo que puede haber en ese blog, no soy tonto, Owl, pero no puedo evitarlo por siempre. Probablemente no podría haberlo hecho sin ti, pero ya estamos aquí, me has hecho recordar detalles de mi mamá que había olvidado, y no sabes cuánto te lo agradezco. Me hiciste recordar que hay cosas buenas. No hay palabras que expresen lo suficiente. Nunca entenderías lo que fue para mí hoy en la morgue, y después llegar contigo y salvar un día que parecía inevitablemente perdido. Te conocí en momentos difíciles, para ambos como hemos visto, y esto ha logrado unirnos de forma rápida e inesperada. Creo que ya lo hemos dicho, tal vez llegamos a la vida del otro justo en el momento indicado, todo está empezando a derrumbarse a nuestro alrededor pero nos tenemos para darnos la mano y no dejarnos caer. 

Michael tenía un nudo en la garganta. Su niño, aquel pequeño niño ojiazul al que se había acercado en el funeral de sus padres, se había convertido en este hombre fuerte y valiente que estaba frente a él hoy, tan diferente de aquella ocasión en que Michael tuvo que agacharse a su altura. ¿Cómo podría no haberse enamorado de él?

Porque, maldita sea, estaba innegable y perdidamente enamorado. Tal vez nunca se dio cuenta porque los sentimientos que Alejandro le provocaba eran tantos y, a la vez, sólo uno. Siempre fue amor. Sólo que fue un amor que se fue transformando y creciendo como el mismo humano, que mantuvo siempre cerca, hacía. Un amor que, por etapas, fue cambiado hasta lo que era hoy. Hasta tomar su verdadera forma cuando pudo por fin tenerlo entre sus brazos. Hasta que lo supo posible. Dejó de ser platónico y ahora era real.

Ya que él no dijo nada, Alex siguió hablando: —No puedo no leer ese blog. Tengo que hacerlo, Owl. Y dolerá, yo lo sé, pero -hubo una pequeña sonrisa mientras presionaba las manos de Michael entre las suyas- te tengo aquí, conmigo, y eso lo hace mucho mejor. Dime qué encontraste y sigamos en esto juntos.

Michael había sentido una lágrima solitaria resbalar por su mejilla, no se la limpió, la dejó ir libre, él mismo le había dicho a Alejandro que hacía bien llorar. Y él lo sentía ahora, esa lágrima venía desde lo profundo de su corazón, desde su alma tal vez. La poca alma que Alejandro todavía no tomaba, pero que, sin dudas, ya era suya.

—No sé qué te dijo tu amigo. ¿Lo leyó todo?

—Uh -el ceño de Alex se frunció por el tono de Michael-, no me dijo mucho, porque creo que no leyó mucho. Yo le dije que lo revisaríamos juntos y luego investigaríamos a fondo. Sólo dijo, y eso fue lo que llamó su atención, que había más casos iguales, o que se dieron en circunstancias parecidas, todos ocurridos durante el último siglo. 

Michael asintió, todavía no seguro de si Theo había tenido buenas intenciones o no al hacerlo leer ese maldito artículo que incluía fotografías sin censura.

—Sí, menciona un caso, el primero, aunque ahí explica que no es realmente el primero, en 1928, los Rogers, después los Williams en 1940, los Toledo en 1953, los Aguirre en 1870, los Aranda en 1985, después en 2002... -hubo un nudo en su garganta, y en su corazón, al tener que pronunciar ese apellido-, los... Eh... En 2002... -sintió las manos de Alex apretar fuerte las suyas, como dándoles fuerzas a ambos para lo que venía-, en 2002 los Stevens -terminó rápidamente, de golpe, sintiéndose sin aliento, como si hubiera corrido una larga distancia en vez de luchar sólo para decir una palabra.

Alejandro, por supuesto, lo sabía y se lo esperaba. No podía no mencionarse el caso de sus padres, pero eso no lo hizo más fácil, eso no impidió el sonido ahogado que lo dejó, el gemido adolorido que se atascó en su garganta. Su vista se nubló con tantos recuerdos y su corazón se encogió con tantos sentimientos, cuando sus papis no habían llegado por él y después una señorita de servicio social le explicó que sus papis habían muerto, "¡Los mataron!" había escuchado que alguien decía, ¿matar? ¿matar como hacía el hombre con las almas en sus dibujos? ¿y si él robara almas de hombres malos como el que mató a sus papis, ellos volverían?, se recordaba en casas de acogida, recordaba las burlas por llamarse Enaid, recordaba el dolor cuando se graduó y tuvo acceso al expediente de sus padres, recordó finalmente esta mañana en la morgue, los cuerpos que durante unos horribles segundos pensó que eran los de sus padres...



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En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

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