38. La torre de Rapunzel

Unas horas más tarde, Aurora se acercó a Simbad que estaba desconcertado, silenciosos, no quería hacer nada. 

— ¿Simbad? Aceptaré que estés molesto conmigo, pero al menos ¿Podrías por favor decirme la razón?

— Él no mató a su madre, y estaba enamorado de ti, se notaba en su mirada. — no quizo decir mas.

— Todo el mundo lo comentaba y yo... tienes razón — Aurora agachó la cabeza y suspiró avergonzada y resignada — le pediré disculpas, pero por favor entiende que era joven, cometí un error de adolescente.

Con la cabeza erguida, ella se retiró, no hay nada de malo en pedir disculpas, pero es extraño ver a alguien como Aurora pidiéndolas. 

Fue hasta la celda de Georg, no habían más personas que los guardias, y un único preso ya despierto y triste.

— Georg, vengo a... pedirte disculpas

— ¿y a qué debo el... honor? — preguntó soberbio

— Si vas a comportarte así, me voy a retractar — la sonrisa irónica de Georg se borró, se aclaró la garganta y bajó la mirada con mas humildad

— Lamento haberte despreciado hace como trece años o más, de hecho yo... si dices que alguna vez lo admití voy a matarte personalmente

— Tu qué...

— Yo también estaba enamorada de ti, pero si yo aceptaba, te lo decía y nos convertíamos en pareja, dada tu reputación de ese entonces, mi madre amenazó con mandarme a una torre a vivir, ya que ella sabía lo que sentía por ti, sabes cómo es ella y... por eso tuve que decirte todo lo que te dije— Georg levantó la mirada, tenía un semblante distinto, como... feliz

— Yo habría escalado esa torre día tras día si eso pasaba

— ¿es... en serio? — Georg se aproximó más hasta estar al frente de ella con las rejas separándolos, claro.

— Claro que lo es, quién sabe, tal vez si me hubieras aceptado habría convertido todo lo que sentía en amor, no en odio — Aurora, furiosa y triste porque de algún modo Georg tenía razón, tal vez ella era la culpable de todo este lío.

— Tal vez, pero lo hiciste, ya no hay vuelta atrás — dijo respirando hondo

— Lo habría si quisiéramos.

Aurora sonrió levemente, pero giró y salió de la celda sin más. Georg les dijo a los guardias (que por supuesto nunca le respondieron), que si era condenado a muerte esa noche, moriría feliz sabiendo que al menos alguien lo amó alguna vez, aunque sea hace mucho tiempo atrás. Tal vez no era tan malo como siempre lo pintaron.

* * *

Se reunieron todos en una sala del Tribunal para hablar acerca del tema de los orbes, Simbad soltó todo lo que vio en la mente de Georg. Pero aún tenían la duda de en dónde estaban esos lugares que vio.

Sergio se aclaró la garganta y dijo saber de qué hablaba. Tomó una hoja de papel de un escritorio y comenzó su explicación, pero voy a resumirlo para mi lector.

En el papel trazó trazó tres líneas horizontales una debajo de otra, sobre la de arriba dibujó un punto en el centro. Este punto era Rem y la línea era todo el ámbito de los sueños, por ejemplo, cuando Deyna estuvo dormida bajo el  veneno que Georg le puso en esa manzana que le obligó a morder, fue a otros lados de la línea de los sueños, donde la reina de los Sueños domina y también es a donde vamos cuando dormimos y tenemos lindos sueños.

La línea de abajo es la de la realidad, es decir donde estamos todos nosotros, y también donde se encuentra la biblioteca de los sueños, el universo y el cielo nocturno. Y la línea de abajo, es el mundo de las pesadillas, donde no hay civilización como Rem, ni una biblioteca, solo hay lo mas obscuro que se encuentra en el corazón de humanos, lo único que tienen en común la línea de arriba y la de abajo, es que ambos tienen una reina, o bueno, la línea de arriba tiene reina, la de abajo a veces tiene una reina, otras un rey que puede tomar mil formas, más que la reina de los sueños, que puede volverse serpiente.  

Al menos estaban seguros de que un orbe estaba ahí, del segundo, no estaban seguros. Pero al menos podrían empezar con encontrar el primero.