Atrapada entre voces

Capítulo 2

 

     El viernes, después de mi trabajo en el restaurante y de terminar con mis deberes escolares, me fui a mi habitación para descansar un rato, esa tarde tenía que trabajar como niñera, no era un trabajo muy usual, pero la paga era buena. Me revolví en la cama, analizando la idea de dormir un poco y poner el despertador en mi móvil, pero tal vez eso solo lograría que llegara a mi trabajo con mucha flojera así que decidí que no era una muy buena conjetura por lo que perdí mí tiempo divagando en mis propios pensamientos. 

Después del descanso comencé a arreglarme para ir a trabajar.

Me puse unos jeans ajustados y una blusa azul marino que era muy cómoda, antes de irme deslicé el móvil en mis jeans y me despedí de Cecilia y Federico.

...

Bajé del autobús en la estación del parque floral, comprobé la hora en mi móvil, eran las 6:30 y los señores Fritzenwald me citaron en su casa a las 7:30 para cuidar de su hijo, aun faltaba una hora así que era una oportunidad perfecta para disfrutar de un pequeño paseo en el parque antes de presentarme para el trabajo.

Empecé mi caminata disfrutando del sonido que las hojas hacían al crujir bajo mis pies, el melodioso cantar de las aves que era casi como si cantaran para mi, dándome la bienvenida al parque, sonreí ante ese pensamiento, momentos como este me hacían pensar en la naturaleza en lo impredecible y maravillosa que podía llegar a ser y en lo insignificantes que somos la personas comparadas con toda esta belleza, podría quedarme en este parque todo el día... o en cualquier otro lugar que fuera tan puro y bello como este. 

Mientras caminaba, observando todo lo que tenía a mí alrededor noté algo que me sorprendió un poco. Luciana, Marcus, Héctor y el otro chico nuevo estaban también en el parque, parecía que estaban meditando, en un claro que estaba iluminado por faroles, obligándome a ignorarlos, pasé de largo y me senté en una de las largas bancas color blanco para absorber el abrazador aroma de las flores que bordeaban el lugar.

El viento balanceó suavemente mi cabello y cerré mis ojos mientras respiraba profundamente el fresco aire, una inexplicable sensación de alegría pasó a través de mí, seguida de un cosquilleo que sentí en la nuca, mi cabeza comenzó a doler sin explicación alguna y mis manos parecían entumecerse. 

Puse mis brazos sobre mis muslos, tomando una fuerte bocanada de aire. Segundos después creí escuchar algo extraño en mi cabeza, pero eso era imposible, nadie podía entrar en mi mente, ¿o si?, lo peor es que la voz era conocida, volví a escuchar palabras dentro de mi cabeza, esta vez mas claras.

Vamos, Luciana, concéntrate. Era la voz de Marcus, sin duda, lo escuché participando en algunas de las clases, pero ¿Cómo era que lo podía oír en mi cabeza con tanta claridad?, no era como un simple pensamiento, era como si lo estuviera susurrando directamente dentro de mi.

Puse mi mano en mi pecho para sentir mi corazón acelerado, ¿qué tan raro se podía volver esto?

Responde, tú puedes. Este en cambio era Héctor. Agucé el oído, pero sabía que eso no serviría de nada. Me estaba volviendo loca.

—Chicos, es demasiado complicado —replicó Luciana, esta vez el sonido era mas bajo y no venía de mi cabeza.

—Pero puedes oírnos, ¿cierto?

Wow, que voz.

Debía ser del otro chico, sentí que un escalofrió pasaba por todo mi cuerpo, y tuve la necesidad de llegar hasta él, pero claramente me contuve, en vez de eso acorté la distancia sólo un poco mas y me senté lentamente detrás de un arbusto para poder ver lo que sucedía. Lo sé, estaba actuando imprudente, pero la curiosidad y la urgencia gritaban dentro de mi.

—Claro que puedo, si no fuera así jamás les habría respondido —Luciana se cruzó de brazos.

¿Pero qué está pasando?, pregunté para mis adentros, pero me di cuenta de que no fue un simple pensamiento cuando todos voltearon la cabeza hacia el arbusto que me servía de escondite, genial, Mar, ¿qué había hecho?, dejé de mirarlos y cerré los ojos intentando que el momento pasara, como si eso pudiera hacer que no me vieran, me hice pequeña, acurrucando mi cuerpo lo más que pude, los había estado escuchando a escondidas y algo mas... ¿Hablé en sus pensamientos?

Después de un respiro, abrí mis ojos lentamente y frente a mi están las cuatro figuras, Luciana cruzada de brazos arqueó una muy bien delineada ceja mientras el chico que no conocía me ofreció una mano la cual tomé por instinto y me levantó.

— ¿Cómo hiciste eso? —Dijo el mismo chico mostrando una cara demasiado seria, no lo había visto desde la mañana del martes cuando Esmeralda me llevó hasta su casa, esta vez pude ver que sus ojos eran azul profundo, me enrojecí cuando noté que me había quedado como boba viéndolo.

El se miraba tranquilo, pero antes de que disfrazara esa tranquilidad con una máscara imperturbable, pude ver que estaba igual o más sorprendido que yo.

—No tengo idea, simplemente pasó —le respondí con toda la sinceridad que me fue posible.

—Sería bueno que nos acompañes —interrumpió Héctor con voz animada—. Mar, ¿cierto?

Eso sonaba realmente extraño, tomando en cuenta que estos chicos no me habían prestado atención en toda la semana que llevaban asistiendo a la escuela, me obligué a responder lo más amablemente posible.

—Lo siento, pero tengo cosas que hacer —dije, sin poder ocultar mi nerviosismo, con ese mismo comentario empecé a caminar, pero una figura se interpuso en mi camino.

Soy Cámeron. Dijo en mi mente y su voz no sonaba para nada amigable.

–Es un gusto, Cámeron, pero en realidad tengo que irme — ¿De verdad había respondido a eso?, lo esquivé y seguí avanzando por el parque mientras intentaba ignorar que había respondido a una voz que escuché en mi cabeza, por una parte, quería que él se volviera a atravesar en mi camino pero por supuesto que ya no lo hizo.




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