Atrapada entre voces

Capítulo 13


El hombre misterioso siguió avanzando pero no rápido, daba pasos lentos como un animal estudiando a su presa.

Yo era la presa. 

El alumbrado público parpadeó amenazadoramente.

por mi parte mantuve la vista fija en el, si algo me había enseñado Héctor sobre el combate cuerpo a cuerpo esperé que en este momento me sirviera.

— ¿Qué es lo que quieres? —Me las arreglé para que mi voz sonara estable.

De pronto toda la iluminación artificial falló, dejándonos sólo con el reflejo del sol en la luna. Calmé mi respiración para que él no notara mi miedo, pero ese hombre ni se inmutó por lo sucedido.

—Platicar, tal vez probar que es lo que puedes hacer —su voz seguía calmada, lo que lo hacía más atemorizante, no atemorizante como solía ser Cameron, este era de otra manera, una peor.

—No sé de qué me hablas —repuse, estaba totalmente nerviosa, el tipo me había llamado por mi nombre —. No soy a quien buscas así que sólo me iré.

—Sí que eres a quien busco, Mar —volvió a sonreír.

Avanzó tanto que ya estaba frente a mí.

Su aliento fétido llegó hasta mi y casi me hizo apartarme a vomitar.

Yo pude seguir con su extraña charla pero  sentía que este hombre quería hacerme daño así que rápidamente formé un puño con mi mano y lo golpeé de lleno en la boca del estomago.

Aunque el hombre era claramente más alto que yo y también se miraba más fuerte de alguna forma mi golpe lo tomó por sorpresa y lo dobló, provocando que llevara una de sus manos hasta su abdomen, pero se repuso de manera rápida, tomó la mano con la que lo había golpeado, la torció en un angulo antinatural, hasta que mi brazo estuvo por detrás de mi espalda. Me tragué el sonido de dolor que luchaba por salir de mis labios.

El estaba a mis espaldas intentando hacerme caer, así con toda la fuerza que pude reunir le di una patada en la espinilla y así me solté de su agarre cuando este vaciló, le quise dar otra patada pero él tomó mi pie y lo torció haciéndome gritar de dolor, no sabía si iba a poder ganarle en una pelea, en si parecía absurdo siquiera pensarlo, él se miraba grande y fuerte mientras yo era bastante pequeña pero estaba dispuesta a dar todo para defenderme, aflojé mi pie para luego contraerlo y darle una patada con bastante impulso, caí al suelo pero él también, ignoré los pinchazos de dolor que sentía mi cuerpo y me levanté.

Estaba desesperada,  y creo que era bastante evidente, miedo y desespero.

Nada de lo que estaba haciendo para defenderme era la clase de combate que Héctor me había enseñado, pero justo ahora no podía hacer otra cosa, esta vez en un momento de sensatez esperé a que él hiciera el primer movimiento, cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi logré que perdiera el equilibrio y lo tiré al suelo, antes de que pudiera levantarse me puse encima suyo con mi brazo sobre su garganta y con un pie aplastando una de sus manos, con el otro pie golpeé una parte blanda de su cuerpo pero no estaba segura que parte era, porque estaba muy concentrada en ignorar el asqueroso aroma que provenía de él. 

Olía a sangre y descomposición.

Puso su mano sobre mi brazo intentando quitarlo de su garganta y como él era más fuerte que yo supe que no aguantaría mucho en esta posición.

Con mi rodilla que estaba sobre su estomago le di golpes, él hizo ruidos de dolor pero poco después se soltó de mi agarre y me lanzó con gran fuerza fuera de su alcance, caí de espaldas sobre la acera, el olor de mi propia sangre llegó a mi nariz y un fuerte dolor creció por toda mi espinilla. 

Esto era todo, no podía levantarme.

El hombre se acercó a donde yo estaba en el suelo y me miró con curiosidad, escuchaba mi corazón martillear copiosamente, el sonido de mi propia respiración acelerada. Él se acercó de una manera demasiado íntima, mi cuerpo se sentía paralizado, todo mi cuerpo temblando ante la anticipación, esperando a que me golpeara pero en vez de eso, habló.

—Nos vemos luego, Mar —y luego corrió al lado opuesto de mí, desapareciendo entre las crueles sombras de la noche.

Escuché mi propio suspiro después de que mi cuerpo intentara relajarse, pero tenía que actuar, debía salir de la calle antes de que algo mas sucediera, o de que él volviera.

¿Quién era él?

Después de un momento me las arreglé para medio recuperar la calma en mi respiración, el dolor en mi espalda era bastante fuerte pero aún así logré sentarme, busqué a tientas mi móvil que milagrosamente seguía en el bolsillo delantero de mi pantalón, y pensé en llamar a Federico, pero él estaba en su trabajo en el bar y era un trabajo tan inestable que abandonarlo mientras era su turno le podía costar un despido y Cecilia no tenía un coche en el cual venir por mí,  rápidamente decidí llamar a Héctor,  elegí su número y llamé pero la llamada se fue directa al buzón de voz porque su móvil estaba apagado, luego pensé en llamar a Cameron pero recordé las cosas que me dijo esa tarde y deseché la idea. 

Como pude me levanté sujetándome de un árbol que estaba en la acera, en realidad fue una de sus raíces en donde aterrizó mi espalda y supuse que eso fue lo que me causo el agudo dolor en mi espinilla, di pasos lentos pero mi pierna torcida dolía horrores y ni hablar de mi espalda,lentamente me dejé caer en el suelo hasta quedar sentada, mi carrera elegida había sido ser cirujana y sabía bastante sobre heridas como para adivinar que no lograría llegar a casa sola. 

Saqué mi móvil nuevamente y se me ocurrió que podría llamar a Matías quien tenía coche propio, estaba molesta con él, pero era absurdo comprometer mi salud sólo por salvar mi orgullo, ¿pero que iba a decirle? «Matías me dirigía de casa de Cameron a mi casa, me atacaron así que estoy medio muerta en medio la calle, ¿podrías venir por mi?»

Me tragué todo mi orgullo y seleccioné el contacto en mi móvil que me podría dar la ayuda mas factible en este momento, al instante en que llamé respondieron.




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